EL PAíS › EL CONGRESO DE LA CTA APROBO AYER
LLAMAR A LAS ORGANIZACIONES POPULARES

Una convocatoria para crear un movimiento

Pan, paz, trabajo y democracia fue la consigna del masivo encuentro en Mar del Plata en el que, después de un detallado debate y votación por comisiones, se aprobó el llamado a crear un movimiento. Se aclaró que se mantendrá la independencia de “partidos, patronales y el Estado”, y se continuará la lucha por reivindicaciones sociales. El mensaje de Lula y del delegado norteamericano. El lugar del movimiento de D’Elía.

 Por Luis Bruschtein

“¡Queda aprobado que la CTA impulsará la creación del movimiento político y social!”. Bastó que lo anunciara Víctor de Gennaro, tras someter a votación la propuesta, para que el Polideportivo de Mar del Plata estallara en una ovación. “¡No queremos más mentiras, no queremos más traición, queremos un movimiento para la liberación!” fue el canto improvisado que se fue extendiendo por las tribunas y las plateas, entonado por los más de nueve mil trabajadores que las colmaban. Los bombos atronaron el recinto mientras la gente se abrazaba de alegría, algunos no podían contener las lágrimas, una pareja se abrazaba y desde los palcos tiraban papelitos cortados. Al promediar el sexto Congreso de delegados de todo el país, que finalizó ayer, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) aprobó oficialmente la iniciativa para convocar a todas las organizaciones populares del país a crear un movimiento político y social de liberación, como lo definió De Gennaro.
La propuesta había pasado por un largo proceso de discusión en 24 congresos provinciales y decenas de asambleas que habían llevado sus conclusiones al Congreso que finalizó ayer. Estas conclusiones fueron nuevamente discutidas en la comisión de Estrategia y Táctica que coordinó el secretario de Formación de la CTA, Claudio Lozano. En esa comisión participaron más de dos mil personas y hablaron 90 oradores. Un pequeño sector integrado principalmente por delegados que militan en partidos de izquierda hicieron diversos señalamientos, algunos de los cuales fueron incluidos en el documento aprobado y otros rechazados en una votación democrática, por la inmensa mayoría de los delegados. De todos modos, la propuesta de creación del movimiento, por lo menos la que impulsará la central, tiene un marcado sesgo clasista y antiimperialista que podría dar cabida perfectamente a estos sectores si no mediaran intereses políticos de tipo más concreto que ideológico como son las próximas elecciones y disputas internas en los gremios.
En el plenario de inauguración del viernes, De Gennaro había adelantado los lineamientos generales de la propuesta y había advertido que la central no se convertirá en un partido político, sino que por el contrario mantendrá la independencia de “partidos, patronales y el Estado”, continuará sus luchas por las reivindicaciones de los trabajadores y su enfrentamiento con el “sindicalismo empresario”. En la tarde del viernes los delegados se distribuyeron en nueve comisiones. El procedimiento fue que si había una posición por minoría que alcanzara el 25 por ciento de los votos de los delegados en esas comisiones, se llevarían las dos propuestas al plenario. Varias aprobaron sus informes por unanimidad y en las que hubo oposición, ésta no alcanzó el cupo requerido. Las discusiones en algunas fueron muy ríspidas, pero en todos los casos fueron respetadas todas las posiciones, incluso se permitieron oradores que no eran delegados. En el plenario que se efectuó ayer, los informes de las comisiones fueron sometidos nuevamente a votación a mano alzada. En dos o tres ocasiones, cuando se sometían a votación los informes más polémicos, como fueron las que trataban la organización territorial, que motivó la votación más pareja, hubo algunos intentos de silbidos y cruce de consignas. “Los trabajadores no somos anónimos –intervino De Gennaro en una de esas situaciones– y cuando tenemos una crítica damos la cara y respetamos las posiciones diferentes”.
En ese sentido, el Congreso se desarrolló en un clima democrático y de respeto, tanto desde las posiciones que eran minoría, como las de mayoría. Participaron ocho mil delegados y hubo 1400 invitados nacionales e internacionales de organizaciones políticas, sociales y sobre todo de distintas organizaciones obreras, desde la central de trabajadores deCuba, hasta representantes de la OIT y de la AFL-CIO norteamericana, cuyo representante saludó con el puño en alto y realizó duras crítica al ALCA y a la política de George Bush. Pero si el viernes el orador internacional más ovacionado fue el cubano, ayer los bombos y los gritos atronaron el estadio durante varios minutos cuando el delegado de la CUT de Brasil leyó la adhesión del presidente Lula al Congreso de la CTA y solicitó el esfuerzo de los trabajadores argentinos para recrear el Mercosur.
El primer orador de ayer fue el secretario de Luz y Fuerza de Mar del Plata, quien recordó el Día del Petróleo y planteó la recuperación de las empresas de energía privatizadas. El primer informe que se sometió a votación fue el de la comisión de Formación donde se planteó, por ejemplo, la integración de todos los equipos y centros de estudio de las diversas organizaciones y definió el contenido de la formación de los dirigentes como “popular, democrática, anticapitalista y clasista”. El informe fue aprobado con sólo 50 o 60 votos en contra, como se reprodujo después en la mayoría de las votaciones.
En el informe de la comisión de Derechos Humanos se aprobó una gran cantidad de reivindicaciones que iban desde “luchar por el desprocesamiento por inexistencia de delito de todos los luchadores sociales, independientemente del sector al que pertenezcan” y luchar por “la anulación de los decretos de indulto y toda la legislación de impunidad”, hasta “exigir el esclarecimiento de los crímenes de más de 30 compañeras trabajadoras sexuales y más de cien travestis” y “denunciar al Estado argentino por su responsabilidad en el genocidio por hambre, en especial de los niños”.
La comisión Gremial planteó exigir “un aumento salarial equiparado con el aumento del costo de vida”, la actualización del salario mínimo, la devolución del 13 por ciento a los estatales “en efectivo y con sus intereses”, “la recuperación de las tierras improductivas” y la “cogestión de los trabajadores en todas las empresas públicas”, además de convocar para el 19 movilizaciones en todo el país y para el 20 un paro activo con concentraciones en las plazas de todo el país.
En la comisión de Organización participaron dos mil trabajadores y 1100 delegados. La polémica en este caso apuntaba a la organización territorial de la CTA a partir de la incorporación de la Federación de Tierra y Vivienda que dirige Luis D’Elía. La FTV planteó que se la reconociera como la única expresión territorial, pero en la central, sobre todo en el interior, existen agrupaciones barriales que no integran la organización que conduce D’Elía. Luego de arduas discusiones se llegó a un acuerdo donde se reconoce a la FTV como la “expresión barrial” de la CTA, pero se le sacó la palabra “única”, aunque se planteó la necesidad de un proceso de confluencia de todas las organizaciones en la FTV. Ese acuerdo salvó la discusión en la comisión, pero aún así muchos delegados porteños y bonaerenses votaron en disidencia en el plenario, lo cual generó la votación más pareja, aunque se aprobó por mayoría el informe de la comisión.
El Congreso que se desarrolló con gran efervescencia y entusiasmo, fue cerrado por varias murgas y por tres oradores: Victorio Paulón, de los metalúrgicos de Villa Constitución, Luis D’Elía y la titular de Ctera, Marta Maffei, quien aludió a la creación del movimiento, con un poema de León Felipe: “Ni antes, ni solos, juntos y a tiempo”.

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El momento de la ovación, cuando se proclamó la aprobación del llamado a hacer un movimiento.
 
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