EL PAíS › DUHALDE, DE NARVAEZ Y MACRI MUY VISIBLES, AUNQUE HUBO AUSENCIAS NOTABLES RESPECTO DE OTROS AÑOS

Un palco VIP para la oposición

Sonreían cuando correspondía y aplaudían cada ataque al Gobierno, “vistiendo” el acto del campo. Pero la UCR casi no estuvo y Carrió se hizo representar por diputados.

 Por Werner Pertot

La cosecha de opositores del Bicentenario fue fértil, aunque no tanto como en las épocas del lockout. Eduardo Duhalde, Mauricio Macri y Francisco de Narváez se sentaron junto al titular de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, para escuchar su discurso furibundo contra el oficialismo. Como en los buenos tiempos de la 125, todos aplaudieron ante cada estocada y sonrieron con ganas cuando se reunieron para la foto los cuatro jinetes de la Mesa de Enlace. En el palco, también se pudo ver a dirigentes de la UCR y la Coalición Cívica, aunque no asistieron ni Julio Cobos, ni Elisa Carrió, ni Ricardo Alfonsín. Luego vinieron los discursos elogiosos y las renovadas críticas al gobierno nacional por no asistir al concierto de silbidos. También alguna que otra crítica a la dureza del discurso que muestra que los tiempos ya no son lo que solían ser para los hombres de boina.

Volvieron a Palermo Soha, que viene a ser la Meca del político opositor, para la inauguración de la exposición del Bicentenario de la Sociedad Rural Argentina (SRA). Sin embargo, ya no todos comulgan: del radicalismo, sólo se pudo ver a Ricardo Gil Lavedra. A las ausencias de Cobos y Alfonsín, se sumaron las de Ernesto Sanz y Gerardo Morales. No estuvo Carrió, aunque sí asistieron sus diputados Juan Carlos Morán y Patricia Bullrich, que llegó casi al final del discurso de Biolcati. Tampoco hubo lugar para presencias de izquierda que contrastaron en los actos de las entidades rurales, como ocurrió con Vilma Ripoll y Raul Castells. Por su parte, Pino Solanas fue categórico sobre las razones de su ausencia: “Ya aclaré sobre la Rural que no fui ni hoy (por ayer) ni nunca. Es la casa de los pools sojeros y de los grandes terratenientes”.

La mayoría de los dirigentes que asistieron, entonces, se ubicó hacia el peronismo y hacia la derecha. Macri y De Narváez llegaron de la mano de sus parejas. Al jefe de Gobierno lo sentaron muy cerca de Biolcati, al igual que al ex presidente Duhalde y su mujer, la senadora Chiche Duhalde.

Los dos fueron aplaudidos cuando el titular de la Rural los mencionó. Macri tuvo, además, la deferencia de “prestarles” al Regimiento de Patricios para el acto. En el palco, De Narváez quedó un poco más lejos, pero bien destacado en la primera fila del palco oficial. A su lado estaba el ex titular de la Sociedad Rural Luciano Miguens, quien tiene ahora un cargo como secretario de Agricultura y Ganadería del PRO.

Otros diputados se ubicaron en las filas posteriores, en donde predominaban los tapados de piel, los gorros de zorro, los guantes de cuero negro, las narices respingadas, todo rodeado del sempiterno olor a bosta. Allí, entre los socios, se hallaban los peronistas federales Eduardo Amadeo y Carlos Brown; Gustavo Ferrari, mano derecha de De Narváez; el jefe de la bancada PRO, Federico Pinedo y sus compañeros de bloque Christian Gribaudo, Paula Bertol y Lidia “Pinky” Satragno; Gerardo “Jerry” Milman, del espacio de Margarita Stolbizer; el titular de las 62 Organizaciones y del gremio de peones de campo, Gerónimo “Momo” Venegas; y hasta una de las glorias del menemismo: Carlos Tula. Eso sí, sin bombo. Por los pasillos de la Rural se paseaba –un tanto perdido– el peronista Daniel Amoroso. Felipe Solá, en tanto, tenía previsto encontrarse allí más temprano con Duhalde, pero no alcanzó a ir “por problemas de agenda”. Ricardo López Murphy pensaba ir, pero tuvo un problema familiar.

Bailando en la SRA

Tras la arenga de Biolcati, vinieron los clásicos elogios. Macri coincidió con el discurso de Biolcati y sostuvo que las retenciones son un “impuesto distorsivo”. El procesado jefe de Gobierno aseguró que “el nivel de confrontación del gobierno nacional divide a los argentinos y condiciona el futuro del país”. “No podemos concebir una Argentina sin el campo porque es nuestra mayor fuente de ingresos por exportaciones”, estimó el líder de PRO. Más temprano, en Olavarría, había rezado ya el rosario agroexportador: “Si más se exporta, más trabajo habrá para terminar con la desocupación”, recetó. También insistió con que “el Gobierno debe cerrar la Oncca, porque se ha convertido en una máquina de impedir para los productores agropecuarios”.

Otros dirigentes de PRO no se mostraron tan convencidos. “Fue demasiado duro para ser el discurso del Bicentenario. Me hubiera gustado que podamos hablar más del futuro y menos del presente. Necesitamos respirar futuro”, consideró Pinedo ante Página/12. A pocas bancas de distancia, el ministro de Educación, Esteban Bullrich, comentó en un descanso que le dio a su Iphone: “Me pareció bueno que hubo una autocrítica a cuando los dirigentes de la Rural apoyaron la dictadura”. “El discurso no agregó mucho más, salvo mostrar la unidad de la Mesa de Enlace”, estimó ante este diario.

“En su discurso, el presidente de la Sociedad Rural Argentina hizo una burda descripción de la realidad nacional y en particular del campo. Adhiero a la convocatoria a construir las soluciones a todos estos problemas”, planteó De Narváez, quien aplaudió y vivó el show de luces y el canto de Patricia Sosa.

Duhalde, por su parte, habló largamente ante la pasarela de cámaras que recibía a los políticos a la entrada de la pista central de la Rural. “Aparentemente, van a tener que llegar a un acuerdo sobre las retenciones, porque no se puede desfinanciar al Estado, pero tampoco se puede seguir con la ley”, consideró el ex mandatario, que fue quien las impuso por primera vez en 2002. “Aspiro a que se mantenga la unión nacional y que seamos conscientes de que hemos desplegado sólo el 40 por ciento de nuestra potencialidad, por errores de la política”, planteó el precandidato.

Vestida con el tapado de piel de rigor, Patricia Bullrich destacó que “el discurso estuvo bien”. Más tarde, en su Twitter se dedicó a la pelea virtual con los funcionarios kirchneristas: “Los K viven de las retenciones, pero odian al campo. ¡Qué contradicción!”. “Una pena que los funcionarios no estén”, se sumó Paula Bertol. “Si terminó siendo un acto opositor es porque el oficialismo lo vació”, se atajó, en la misma red social, Jorge Macri. Qui s’excuse, s’accuse.

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Imagen: Carolina Camps
 
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