EL PAíS › COMO SE UFANABA “JERINGA” DE SUS ASESINATOS EN LA ESMA

“En los vuelos me sentía Dios”

Un técnico del hospital fueguino declaró ante el fiscal que el diputado electo contaba sus “hazañas” en noches de guardia.

Por Victoria Ginzberg

“Tenía miedo de que cuando llegara el momento no me iba a animar a empujar a la gente desde el avión, pero me animé. En ese momento me sentía Dios.” La frase es del diputado provincial electo por Tierra del Fuego Juan “Jeringa” Barrionuevo, y se la dijo al técnico José Luis Díaz, según relató éste ante el fiscal Juan Soria. La confesión se produjo en una noche de guardia en el hospital Regional de Ushuaia. En esa charla, Barrionuevo no sólo admitió haber pertenecido al grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), sino que se ufanó de haber participado en los “vuelos de la muerte”, en los que los desaparecidos eran arrojados al río. Esta semana la Legislatura fueguina tiene que tratar el pedido de desafuero que hizo el juez federal Sergio Torres, como paso previo para concretar la detención del represor. Representantes de diferentes bloques anticiparon que no protegerán a Barrionuevo.
–¿Por qué te dicen “Jeringa”?
–A todos los enfermeros le dicen así.
–Yo conozco muchos y a ninguno le dicen así.
–Está bien, me llaman así por las famosas inyecciones de los “vuelos de la muerte”.
Con este diálogo comenzó el relato de “Jeringa” de su experiencia en la ESMA, donde reportaba al capitán médico Carlos Octavio Capdevilla. Ambos controlaban a los detenidos en las sesiones de tortura. El propio Barrionuevo confirmó este dato a Díaz y le confió que “como no quería que me usaran como forro, pidió autorización para participar de los ‘vuelos’ para ver qué se sentía”.
Según declaró Díaz ante el fiscal fueguino, cuando él le preguntó a “Jeringa” qué se sentía al empujar a una persona al vacío, el enfermero comparó la situación con la forma en que se le pierde el miedo a un muerto y le dijo que lo que había que hacer era “tocarlos”. Admitió que había tenido temor de no poder empujar a sus víctimas, pero que finalmente eso no ocurrió. “En ese momento me sentía Dios porque estaba en mi mano la vida o la muerte de las personas. Con mi mano podía sentir la vibración de los cuerpos por los temblores causados por el miedo”, dijo Barrionuevo de acuerdo con el testimonio de Díaz.
Díaz también fue integrante de la Armada durante la última dictadura, pero afirmó que recién conoció a su compañero en 1988, mientras trabajaba en el hospital regional de Ushuaia. Declaró, además, que cuando escuchó la historia de boca de “Jeringa” creyó que estaba mintiendo o agrandando los hechos, pero luego de que Víctor Basterra lo denunciara, recordó que le había mencionado que se había ensañado con una persona con ese apellido porque se parecía a su cuñado, a quien le tenía bronca.
Basterra fue el primer sobreviviente de la ESMA en identificar a Barrionuevo a principios del mes pasado. Lo enfrentó públicamente en las calles de Ushuaia –la escena se pudo ver por Puntodoc– pocos días después de que resultara electo como diputado provincial por el PJ apadrinado por el ex gobernador Carlos Manfredotti. La denuncia de Basterra fue respaldada por otros dos ex detenidos desaparecidos de la ESMA, Carlos Lordkipanidse y Carlos García, y por el gobierno nacional. El jefe de asesores de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Luis Alén, viajó como enviado de Eduardo Luis Duhalde con el objetivo de impedir que “Jeringa” asumiera en su cargo de diputado provincial, respaldando el pedido que habían hecho el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y la ONG fueguina Participación Ciudadana.
Díaz no fue el único empleado del hospital Regional de Ushuaia que se presentó ante el fiscal Soria. A mediados del mes pasado, el médico Mario Emilio Molinari también aseguró que Barrionuevo le confesó haber sido integrante del grupo de tareas de la Marina. Molinari era propietario de un departamento en Buenos Aires, que a fines de 1981 le alquiló a “Jeringa”. El enfermero había dicho que venía a la Capital Federal a realizar un curso, pero cuando unos meses después el médico y su mujer visitaron a Barrionuevo en el departamento, éste les reveló que en realidad estaba trabajando en la ESMA. Les contó que su jefe era Capdevilla (“lo deben conocer porque estuvo en Ushuaia”) y relató que él y sus compañeros de patota se movían con autos “levantados”, que usaban documentos falsos y que se ocupaban de ir a las casas de las personas que tenían órdenes de secuestrar, capturarlas, encapucharlas y llevarlas al centro clandestino de detención.
Díaz agregó en su testimonio que hace unos tres años un suboficial de la Armada le llevó a Barrionuevo un maletín con una pistola nueve milímetros plateada con detalles dorados con dos cargadores, un silenciador y una mira: un regalo que hacen los marinos a personas “muy especiales”.
Las denuncias impidieron que el 17 de diciembre Barrionuevo ocupara su puesto de diputado. Su asunción quedó suspendida, pero como la Constitución de Tierra del Fuego otorga fueros a los legisladores desde que son electos, sigue contando con inmunidad. Por ese motivo, Torres, que tiene a su cargo la causa en la que se investigan los crímenes cometidos en la ESMA durante la última dictadura, solicitó la semana pasada el desafuero de “Jeringa”. La medida debería concretarse en los próximos días, ya que representantes de diferentes bloques del Parlamento fueguino adelantaron que no apañarán al represor. Incluso la legisladora Nélida Lanzares, esposa de Manfredotti, aseguró que no pondrá trabas para que se efectúe el desafuero. Según publicó el Diario del Fin del Mundo, la mujer sigue defendiendo a Barrionuevo y afirma que recién cambiará su postura cuando la Justicia defina su situación. La misma publicación fueguina explicó que la comisión de receso de la Legislatura deberá solicitar una sesión extraordinaria para debatir en el recinto el desafuero de Barrionuevo. Pero que en caso de que no se produzca un pronunciamiento explícito en 15 días de recibida la notificación, se entenderá concedido el pedido. “Jeringa” estará en ese momento en condiciones de ser arrestado.

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“Tenía miedo de que no me iba a animar a empujar a la gente desde el avión, dijo Barrionuevo.
 
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