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Almuerzo en la embajada de España con consejos, análisis y alabanzas

Dirigentes, políticos y periodistas fueron invitados por el embajador Carmelo Angulo a conversar con Zapatero. “Latinoamérica necesita una voz política unificada y que se consoliden las instituciones. Sólo así la Unión Europea le va a prestar la atención que merece”, dijo.

 Por José Natanson

“Latinoamérica necesita una voz política unificada y que se consoliden las instituciones. Sólo así la Unión Europea le va a prestar la atención que merece.” Con estas palabras, el jefe de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, abrió el almuerzo que compartió ayer, en la embajada de España, con un grupo de referentes de la política y la cultura. Aunque se trataron diferentes temas –los derechos humanos, la situación del gobierno, los intereses económicos– hubo uno que sobrevoló la conversación: la necesidad de que Argentina consolide su sistema institucional. “Sólo así será posible superar la crisis”, señaló Zapatero.
Apenas se sentaron en el elegante salón de la embajada, el líder español explicó los motivos de la convocatoria. Dijo que tenía interés en conocer impresiones de primera mano de los problemas argentinos, y explicó en un par de frases la que sería su tesis central, que repetiría en varias oportunidades a lo largo del encuentro: “Yo tengo la voluntad de que mi país se consolide como el interlocutor de Europa con Latinoamérica, pero para eso es imprescindible que los países de la región afiancen sus instituciones, que se consoliden los procesos de integración, que se fortalezca el Mercosur. Latinoamérica necesita una voz política unificada. Sólo así la Unión Europea le va a prestar la atención que merece”, señaló Zapatero, según contaron a Página/12 tres de los participantes.
Algunos de los invitados hicieron pequeñas reseñas de la situación política. Uno de los primeros fue Chacho Alvarez, que trazó un panorama de la evolución desde la crisis del 2001 y destacó el rol de Duhalde en la transición. “Más allá de la opinión que cada uno tenga de él, hay que reconocer que su gestión fue sobria y eficaz. Sin eso, hubiera sido imposible sostener mínimamente la institucionalidad”, explicó el ex vice.
El filósofo Santiago Kovadloff –consejero de Ricardo López Murphy– coincidió. “El crecimiento económico es muy importante, pero necesitamos avanzar en la consolidación de las instituciones. Eso significa que el Ejecutivo tenga límites, que el Congreso gane protagonismo, que la oposición recupere un lugar que no tiene”, aseguró. Rosendo Fraga asentía, y completó la exposición de Kovadloff con sus propias impresiones. Hablaron también el periodista Joaquín Morales Solá y el economista Javier González Fraga.
Después, Zapatero pidió la palabra para completar las intervenciones. “¿Cuáles son los países de Europa con índices más altos de calidad de vida, con mejores condiciones para todos, con niveles mayores de igualdad?”, se preguntó. “Son los países nórdicos. Y no son necesariamente los que más crecen, los más potentes económicamente, sino aquellos que tienen sus instituciones democráticas más afianzadas. España tiene un importante vínculo histórico, económico y sentimental con Argentina. Por eso insisto en que hay que poner el acento en la construcción republicana. La democracia no es producto de la equidad social. Es la revés: es la consolidación de las instituciones la que genera igualdad social y mejores condiciones de vida. Sólo así va a ser posible superar la crisis.” Aunque hubo algunas menciones a la cuestión económica y a los intereses de las empresas españolas, todos eran conscientes de que estos temas formarían parte del diálogo de Zapatero con Néstor Kirchner, y prefirieron hablar de otras cuestiones. “Estamos viviendo una primavera en materia de derechos humanos”, explicó Estela de Carlotto cuando le llegó el turno. Y le preguntó al español por el juicio contra el represor Adolfo Scilingo. “Es un caso que estamos siguiendo”, aseguró Zapatero, que apenas asumió ordenó cambiar la postura de José María Aznar e instruyó a los fiscales para que vayan a fondo con el juicio. La titular de Abuelas de Plaza de Mayo se mostró agradecida, y ante una pregunta de otro de los invitados aportó una noticia: dijo que la coalición centroizquierdista italiana El Olivo le ofreció presentarse como candidata a senadora –ella tiene doblenacionalidad– en representación de los italianos que viven en Latinoamérica. Agregó, de todos modos, que no va aceptar la oferta.
Concluido el almuerzo, Zapatero dedicó unos minutos a conversar con Alfonsín, a quien conoce de las reuniones de la Internacional Socialista, y al que le preguntó con curiosidad por los políticos de izquierda que militan en el peronismo. “Pensé que la mayoría estaba en el radicalismo, pero parece que es al revés”, dijo Zapatero. Ya habían pasado tres horas, y el líder español tenía que salir volando para la reunión con Kirchner. Después de saludarlo, los participantes sintetizaron su impresión sobre el encuentro. “Fue muy humilde, se notaba que quería saber, preguntaba todo”, explicó uno. “No vino a bajar línea sino a aprender, escuchó con mucha atención e incluso tomó nota. La verdad es que nos sorprendió a todos”, resumió otro invitado.

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Cristina Fernández de Kirchner y Sonsoles Espinosa brindan por delante de sus esposos.
 
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