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“La desaparición de Julio López va más allá del mensaje mafioso”

La senadora Cristina Fernández de Kirchner compartió un acto con el juez Baltasar Garzón en la Universidad de Nueva York. Dijo que el caso López pone a la sociedad “bajo libertad vigilada”.

 Por L.B.
desde Nueva York

“La desaparición de Jorge Julio López va más allá del mensaje mafioso a los testigos en los juicios por violaciones a los derechos humanos, porque pone a toda la sociedad bajo libertad vigilada”, afirmó anoche la senadora Cristina Kirchner en un acto que compartió con el juez español Baltasar Garzón, en la Escuela de Leyes de la Universidad de Nueva York, durante el cual fue distinguida con la Medalla Presidencial por esta casa de altos estudios.

En la actividad frenética que se vive en esta ciudad a raíz de la Asamblea General de la ONU que comienza hoy, ayer el presidente norteamericano George Bush estaba en el hotel Waldorf Astoria, su colega de Irán, Mahmud Ahmadinejad, ofrecía una charla en la Universidad de Columbia, y el presidente boliviano, Evo Morales, daba un discurso en una plaza.

Quien convocó más público fue Evo, que concitó el interés de la izquierda liberal, estudiantes y demás; a Bush lo siguieron los políticos que están en plena precampaña; Ahmadinejad se ganó las peores críticas, y la senadora fue seguida por un público más bien académico, profesores y estudiantes de esta universidad y miembros de la colonia argentina radicada en Estados Unidos.

La misma pregunta que le envenenó la charla en Columbia a Ahmadinejad se le formuló a Cristina Kirchner en la Universidad de Nueva York. La pregunta en cuestión fue sobre los derechos de gays y lesbianas. El presidente iraní –es imposible saber si lo dijo en serio o en broma– respondió que “en Irán no tenemos homosexuales”, una frase poco feliz que repiten a cada instante por CNN (ver página 6).

Como la pregunta estaba referida al caso potencial de que ganara las elecciones, la candidata presidencial argentina respondió que en líneas generales habría una continuidad con la política de “respeto absoluto y de defensa de los derechos humanos” que llevó adelante el gobierno de Néstor Kirchner. “Creemos que en eso se avanzó mucho y que en esta etapa seguiremos avanzando, aunque serán importantes también los derechos humanos de segunda generación, como son los derechos sociales y económicos y de las minorías, allí pondremos el acento”, puntualizó.

En relación con la pregunta sobre la desaparición de López, señaló que “impone a toda la sociedad una reflexión, sobre todo a los que decían que los juicios por violaciones a los derechos humanos era sólo remover el pasado. La desaparición terrible de Jorge Julio López lo que demuestra, y con mucha fuerza, es justamente lo contrario: la necesidad del juzgamiento”.

De todos modos, relató que compartía la preocupación sobre la seguridad de los testigos en juicios sobre violaciones a los derechos humanos con la alta comisionada de la ONU sobre este tema, Louise Arbour. Indicó que incluso habían intercambiado ideas sobre la organización de un sistema de protección internacional para estos testigos, ya que en esos casos muchos de los represores habían formado parte de los servicios de seguridad y no se había logrado identificarlos. “Entonces sucede –afirmó– que muchas veces son supuestamente resguardados por personas involucradas en ese tipo de delitos.”

El juez español Baltasar Garzón también puso de manifiesto en varias oportunidades su relación con Argentina. “Mi vida cambió –recordó– el 28 de marzo de 1996 cuando acepté la querella presentada en España por víctimas y familiares de víctimas de la dictadura argentina. Allí comenzó un proceso para llevar a la realidad lo que se había establecido en la teoría, la Justicia universal, que se pueda juzgar en un país crímenes de lesa humanidad que se hayan cometido en otro país, cuando allí no están dadas las condiciones jurídicas.” El magistrado español insistió en que además de condiciones jurídicas tiene que haber voluntad política en los demás poderes y recordó una frase que le dijo Kirchner en 2005: “Usted juzgue a los represores, que si no los juzgan aquí, yo los meto en un avión y se los mando”.

La senadora recordó también que como legisladora le tocó integrar un grupo que convocó el entonces diputado socialista Alfredo Bravo para impulsar la anulación de las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida. Tras destacar el trabajo que realizó la Conadep tras la dictadura y los juicios a los ex comandantes, dijo que aquellas leyes implicaban “el regreso a la Argentina predemocrática, porque uno de los tres poderes del Estado, el Legislativo, sancionaba la impunidad de delitos cometidos por otro poder, el Ejecutivo. Fueron una forma de consolidar la impunidad de manera institucional”.

Por otra parte, criticó la lentitud de la Justicia y expresó que de todas maneras quedaba una deuda con la sociedad, “que es la verdad de lo que sucedió con cada uno de los desaparecidos”. Aunque manifestó su “certeza de que en algún lugar tiene que haber datos, documentos o listas ocultas, pese a que el Gobierno ya ordenó que se abrieran todos los archivos de la SIDE para casos de violaciones a los derechos humanos y sobre el atentado a la AMIA y la embajada de Israel”.

La mayoría de los profesores de la Escuela de Leyes de la Universidad de Nueva York son norteamericanos, pero el segundo grupo en importancia está compuesto por argentinos. Uno de los profesores, Juan Méndez, especialista en Derechos Humanos, fue el encargado de coordinar esta actividad, que forma parte de una serie de conferencias sobre justicia universal que fue bautizada con el nombre de Emilio Mignone, el fundador del CELS, por considerarlo también uno de los pioneros en impulsar la incorporación de los avances en temas de derechos humanos al derecho internacional. En la sala estaba presente Isabel, una de las hijas de Mignone. Otra de sus hijas, Mónica, fue desaparecida por la dictadura.

Ayer a la mañana, cuando Néstor Kirchner habló en la ONU en el Foro de Cambio Climático, Cristina Kirchner no pudo asistir porque se reunió con periodistas de la revista Time (ver recuadro). Anoche, el que no estuvo en la charla y premiación de su esposa fue Néstor Kirchner. La senadora recibió la distinción por los avances en temas de derechos humanos, pero aclaró que ésa había sido una tarea colectiva y dijo que la recibía en nombre de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo y en el de millones de argentinos que “se esforzaron para sacar el país adelante”.


Un almuerzo en Time

Como parte de su agenda en Nueva York, la candidata Cristina Fernández de Kirchner compartió ayer un almuerzo con los editores de la revista Time, en el piso 24 del edificio de la empresa periodística, en la zona del Midtown. En el temario del encuentro se habló de la actualidad política latinoamericana, la relación entre Argentina y Estados Unidos y el futuro económico del continente. Tim Padgett, editor de Time para América latina, le dijo a la agencia Télam que “nos provocaron una grata sorpresa las definiciones de Cristina Fernández en materia política y también respecto de la economía de la región”. Según Padgett, “Cristina ratificó que si llega a ganar las elecciones mantendrá con los Estados Unidos una política que tendrá los mismos lineamientos de la gestión de Néstor Kirchner”. En la reunión también se abordó la relación de Argentina con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y el rol de Estados Unidos. El periodista, que ofició como vocero del encuentro, relató que Cristina Fernández se mostró partidaria de fortalecer los sistemas judiciales en América latina como forma de prevenir prácticas de corrupción. También les contó cómo Argentina logró cancelar la deuda que mantenía con el FMI.

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El juez español Baltasar Garzón compartió una presentación con Cristina Fernández de Kirchner.
 
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