EL PAíS

Bancos con coronita

El Estado instrumentó una operación de seguro de cambio para los bancos por sus deudas en dólares con el exterior.

 Por Claudio Zlotnik

Los bancos le arrancaron un jugoso beneficio al Gobierno: recibieron una compensación millonaria por la deuda que los financistas contrajeron en dólares en el exterior. Incluso por aquellos créditos tomados por las subsidiarias o empresas asociadas. Un verdadero seguro de cambio que incrementó la deuda del Estado. Al valor actual del dólar, el aumento de la deuda pública por este concepto asciende a 4436,6 millones de dólares, aunque se sumarán otros 908,4 millones para cuando se terminen de contabilizar los pasivos de las subsidiarias. En total son 5345 millones de dólares que el Estado pone en los bolsillos de los banqueros.
Los banqueros tuvieron todavía más suerte que los dueños de empresas. A éstos les pesificaron las deudas al uno a uno de la convertibilidad pero no consiguieron, a pesar del lobby, que el Gobierno les reconociera un seguro de cambio por el endeudamiento en dólares.
El seguro de cambio no fue la única mochila que cargó el Estado para aliviar a los bancos. También asumió parte de los depósitos que los financistas deberían devolver, a través de los distintos canjes. Incluso, las entidades financieras van por más: reclaman compensaciones por los amparos judiciales otorgados al tipo de cambio libre y por la eliminación del CER a ciertos créditos.
El mecanismo de compensación por el seguro de cambio se instrumentó de la siguiente manera: cuando el Gobierno decidió pesificar en forma asimétrica –1 a 1 los créditos y a 1,4 peso por dólar los depósitos– emitió bonos en pesos para compensar al sistema financiero. En total se lanzaron 14.400 millones de pesos en Boden 2007. Este era el costo por alterar los balances de los bancos. Pero la administración Duhalde fue más allá: aceptó el argumento de los bancos y decidió extender el beneficio por la deuda tomada en dólares. Como ese pasivo se contrajo en el extranjero, obviamente no fue pesificado como sí se hizo sobre las deudas locales. Los financistas advirtieron que habría quiebras masivas si se vieran obligadas a cumplir con las deudas en dólares. Y reclamaron ayuda del Estado para evitar la caída del sistema.
El Gobierno, entonces, les permitió redolarizar parte de sus activos (préstamos garantizados que habían sido pesificados) para enfrentar la situación. Los bancos suscribieron bonos públicos en dólares a diez años pagando 1,40 peso por dólar, utilizando los Boden 2007 en pesos que ya le habían otorgado. Es decir, el Estado se comprometió a darles dólares a los bancos para que éstos, a su vez, hagan frente a sus deudas. Algunos ya lo están aprovechando: el Banco Río acaba de lanzar un canje para rescatar deuda propia en divisas y extender los plazos. Una parte de la operación se realizará con los flamantes títulos públicos dolarizados.
Hasta ahora, las entidades financieras suscribieron Boden 2012 por un total de 7323 millones de dólares. Otros 1500 millones se añadirán no bien se terminen de contabilizar los pasivos pesificados de las subsidiarias y compañías asociadas de los bancos que también están endeudadas en el exterior. Mientras que otros 3084 millones de pesos quedaron en los Boden 2007. En total suman casi 10.000 millones de dólares que se añaden a la ya abultada deuda pública. De esto, 5345 millones se explican por el seguro de cambio mientras que el resto se desprende de la compensación por la pesificación asimétrica.
Si bien llama la atención que el Estado se haga cargo de los pasivos de los bancos, mucho más lo es que haga lo mismo con la deuda de las empresas vinculadas a las entidades financieras. El único requisito es que esas compañías acrediten títulos públicos que fueron pesificados.

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