ALCA. No estuvo Hugo Chávez, pero el ecuatoriano Rafael Correa se las ingenió para hacer su propio miniacto contra el ALCA. Fue cuando se asomó un rato a los balcones del Hotel Provincial, luego de la foto grupal con los presidentes que participaron de la Cumbre. Los fotógrafos y las cámaras lo siguieron, entonces Correa aprovechó para mostrar una camiseta que le habían regalado. Era roja y decía “No al ALCA”, igual que las que se repartían cinco años atrás en aquella ya histórica Cumbre de las Américas de la que George Bush salió mal parado.

Conferencia. Estaba previsto que la conferencia de prensa de cierre la ofrecerían la presidenta Cristina Kirchner –anfitriona y a cargo de la presidencia pro témpore– y el paraguayo Fernando Lugo –quien asumía el cargo—, como marca el protocolo de estos eventos. Sin embargo, la Presidenta cambió de parecer a último momento y prefirió irse sin hacer declaraciones, por lo que Lugo también desistió. Mientras la Presidenta se marchaba del Hotel Provincial junto al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el ministro de Economía, Amado Boudou, se subieron al estrado la canciller española Trinidad Jiménez, su par argentino Héctor Timerman y las autoridades de la Secretaría Iberoamericana Enrique Iglesias y Diego Tettamanti. Nada que ver con lo anunciado.

Militantes. A bordo de lo que llamaron “el tren de la alegría”, unos mil militantes de agrupaciones juveniles kirchneristas partieron desde Buenos Aires de madrugada y llegaron temprano a Mar del Plata. Se colocaron con sus banderas y bombos en las vallas que daban al boulevard Peralta Ramos, una de las salidas al perímetro de seguridad para la Cumbre. Luego de la foto de familia con los jefes de Estado visitantes, la presidenta Cristina Kirchner y sus ministros se subieron a una combi que los llevó hasta el vallado. Se bajaron y se dedicaron a saludar durante unos diez minutos a los militantes, recompensados después de haberse pasado unas cuantas horas de espera en una jornada calurosa.

Limites. Varios presidentes buscaron colar sus preocupaciones durante sus discursos. Fue el caso de la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, quien pidió “con respeto” pero también “con vehemencia” a Iberoamérica “no cerrar los ojos” ante el conflicto de límites que vive su país con Nicaragua. “La comunidad iberoamericana debe contribuir a restablecer la paz quebrantada y restablecer los principios de una convivencia civilizada”, afirmó Chinchilla en la sesión plenaria. El conflicto se originó semanas atrás cuando el dragado de un río iniciado por los nicaragüenses provocó las protestas de Costa Rica por los efectos medioambientales. Costa Rica envío un pelotón de policías a la zona, lo que fue replicado con Nicaragua con el envío de un contingente militar que, según los costarricenses, invadieron su territorio. En una reunión, los cancilleres iberoamericanos le ofrecieron a Costa Rica y Nicaragua armar un “club de amigos” para mediar en el conflicto. Quedaron en evaluarlo.

Molinos. Gracias a la Cumbre, Mar del Plata tiene una nueva postal. En la plazoleta del Paseo Dávila, en la zona de Punta Iglesias, el intendente Gustavo Pulti inauguró la obra Molinos de las Américas, que consiste en 21 molinillos de seis metros, cada uno con los colores de las banderas de los países iberoamericanos. “La idea es aprovechar el viento, que es omnipresente en Mar del Plata”, reconoció uno de los diseñadores a cargo del proyecto. La idea surgió a partir de que en ese lugar había unos banners de plástico que se rompían siempre por culpa del viento. No hay mal que por bien no venga.