EL PAíS

La mirada sobre la oposición

Por S. M.
@Kirchner se siente cómodo con la oposición que cinceló el resultado del domingo. Ve a Binner, por el centroizquierda, como un potencial aliado, con quien se puede conversar y coincidir en la construcción de un modelo de país. Entiende que su presencia en el Parlamento le dará mayor sensatez a la oposición de los socialistas y, si bien habrá varios asuntos en los que votará en disidencia, también los habrá en sentido contrario. Respecto de Mauricio Macri, el hombre de negocios es un mullido punching-ball sobre el cual el Presidente ya se ha ejercitado. Macri le ofrece una oposición de centroderecha que está lejos de convertirse en alternativa de poder. Tiene, referido a ello, un largo camino por recorrer.
El ahora emergente jefe de la derecha argentina hizo una performance similar a la de sus referentes de antaño: sacó una cantidad de votos similar a la que obtuvieran Francisco Manrique en 1973, Alvaro Alsogaray en 1989, Domingo Cavallo en 2000 y cuatro puntos menos que los que consiguió él mismo en la primera vuelta contra Aníbal Ibarra, en 2003.
Concentrando los votos porteños simpáticos a la derecha, al presidente de Boca le alcanzó para batir a los campeones del Presidente. Kirchner, que a pesar de sus esfuerzos finales no consiguió imponer su popularidad en la voluntad del sufragio de los porteños –acaso por no conocer lo suficiente las conductas del distrito, donde no siempre votar por un candidato que no es el oficial significa un voto en contra del Presidente–, deberá buscar y/o construir un retador que pelee por su divisa en las elecciones para jefe de Gobierno del distrito en 2007. ¿Podría ser ese hombre Roberto Lavagna?
Fuese quien fuese, deberá aprender de algunos errores cometidos en esta campaña. Muchas de las críticas vertidas a la misma provienen de funcionarios del gobierno nacional. Así, el ministro de Defensa y senador electo por la provincia de Buenos Aires, José Pampuro, sostuvo que la campaña se “peronizó” demasiado en el distrito del país más refractario al peronismo. Un trabajo de la consultora Equis, que dirige el sociólogo Artemio López, muestra la distribución del voto a los tres principales candidatos la ciudad autónoma. Veamos:

Desarrollo espacial del voto porteño:
Candidatos Norte Centro Sur Total
Mauricio Macri 37 28,9 36,9 33,9
Elisa Carrió 24,1 22,8 17,1 21,9
Rafael Bielsa 14,9 20,7 25,3 20,3

Fuente: Equis con datos propios.

En la Casa Rosada coligen que si se hubiese volcado mayor esfuerzo en pelearle los votos a Carrió, por centroizquierda, en el centro de la ciudad, y los operadores del PJ hubiesen hecho lo propio en el sur, donde Macri obtuvo una ventaja de casi 12 puntos sobre Bielsa, el segundo puesto hubiera sido largamente alcanzado. “Perder en el norte con Macri es esperable, están los sectores de mejores recursos, pero en el sur, donde la mayoría de los habitantes se han beneficiado con el crecimiento de estos dos años, es un error nuestro”, dice un estratega pingüino a este diario.
También sostienen que el resultado hubiese sido mejor de haber abierto las listas a los socialistas de Norberto La Porta, y a algunos hombres cercanos a Aníbal Ibarra, como Jorge Giorno o Abel Fatala, por nombrar a algunos.
Leyendo el gráfico anterior, se observa a las claras las semejanzas del voto de Macri con el que obtenía –en otras épocas– Carlos Menem. “Lo votaron los más ricos y los más pobres”, dicen analizando el trabajo en la Casa Rosada. Ese, y su popularidad fronteras afuera de la Capital, es uno de los motivos por los que en Balcarce 50 ven que el empresario podrá concentrar a una franja del peronismo que no pueda –o no quiera– cruzar el Jordán hacia la ribera del patagónico. “Macri va a juntar el núcleo duro que no aceptemos de este lado, al duhaldismo residual, y los Cristian Ritondo a nivel nacional”, dice un operador del Presidente, parangonando al tipo de dirigente que se irá tras Macri con el diputado peronista porteño que trabajó con él en las últimas campañas electorales. El funcionario abunda con nombres: “(Juan Carlos) Romero (gobernador de Salta), por ejemplo, que no puede disimular su disgusto y el poco afecto, por llamarlo de alguna manera, que siente por Kirchner. Hay otros gobernadores que si pueden disimularlo, lo disimulan y hasta proponen la reelección de Kirchner. Romero no puede y va a terminar yéndose con Macri”.
El hombre finaliza armando un cuadro de situación: “Si Macri junta a (Jorge) Sobisch, a Romero, a los duhaldistas, a los provinciales de derecha, aun así no le alcanza para enfrentar a Kirchner o a quien él disponga en 2007. Macri lo sabe, por eso va a competir por la ciudad, donde deberá trabajar mucho para ver cómo hace para no perder en el ballottage”.

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