EL PAíS

Pattinadas

 Por Horacio Verbitsky

El gobierno de la provincia de Buenos Aires mantiene dentro de la estructura de su policía al abogado Eduardo Ocáriz, quien defendió en 1983 al comisario Patti en la causa por el asesinato de Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi. Antes había sido el sumariante de causas por la ley de seguridad nacional del Juzgado Federal de San Nicolás, a cargo del Suboficial Mayor (RE) Luis H. Milessi. La dictadura dijo que Cambiasso y Pereyra Rossi habían caído en un enfrentamiento pero el peritaje de los tejidos estableció que antes de la muerte habían sido golpeados, torturados con picana eléctrica y atados con cuerdas y que los disparos mortales fueron efectuados a quemarropa. Sin embargo fue sobreseído porque no se consideró probada la relación entre el secuestro y la muerte. Veinticuatro años y cinco presidentes electos después, Ocáriz sigue como Asesor Jurídico de la policía, ahora con grado de comisario. Todo imputado por violaciones a los derechos humanos sabe que puede recurrir a él como defensor (entre otros, Brindo y Gómez por tortura seguida de muerte en 1993; la mayoría de los imputados en la Masacre de Villa Ramallo en 1999; el Comisario Mayor José Aurelio Ferrari en 2002 por apremios ilegales). Esos antecedentes son conocidos por la Secretaría de Derechos Humanos, cuyo titular Eddy Binstock participó en los actos en reclamo por la desaparición de Luis Gerez, pero nada ha podido hacer frente a la protección a Ocáriz del ministro de Justicia, Eduardo Di Rocco.

Lo mismo ocurre con uno de los Camaristas Penales que firmaron el sobreseimiento de Patti en aquella causa, Héctor Arámburu. Como Juez Penal en 1976 sobreseía por “inexistencia de delito” causas en las que habían aparecido en el río Paraná cadáveres desnudos, encapuchados y atados de pies y manos con alambre, con sus testículos seccionados, lesiones en el ano, muertos por sofocación y no por asfixia por inmersión. Al concluir la dictadura no se le renovó el acuerdo para que continuara como juez. Pero el actual asesor de Di Rocco Carlos Garavaglia consiguió que fuera designado interventor de la Brigada y hoy DDI de Investigaciones III. Luego de este blanqueo reingresó a la Justicia como Secretario de la Defensoría General de San Nicolás, lo que motivó una presentación de HIJOS, que no fue atendida por la Procuración General de la provincia.

Si la justicia española accede al pedido de extradición formulado por la argentina, el fundador de la Triple A, Rodolfo Eduardo Almirón, podría reencontrarse en alguna celda bonaerense con su viejo camarada Jorge Chiche Muñóz, asistente durante quince años del comisario Alberto Villar, cuya biografía escribió, con el título de relamido menemismo ¡Seguidme! Según el testimonio del oficial Rodolfo Peregrino Fernández ante la Comisión Argentina de Derechos Humanos, que integraba el actual secretario del rubro en el gobierno nacional, Eduardo Luis Duhalde, Muñóz también formaba parte de la Triple A. Represor del viborazo cordobés en 1972; instructor en técnicas de insurgencia y contrainsurgencia del Ejército de Bolivia y en golpes de mano, golpes tácticos y sabotajes en unidades del Ejército argentino; integrante de la expedición de Aníbal Gordon a Villa Constitución en enero de 1975, a partir del golpe de 1976 fue jefe de la Delegación San Nicolás de Policía Federal. En septiembre de 2003, el primer ministro de Justicia del actual gobierno, Gustavo Beliz, y su Secretario de Seguridad Norberto Quantin, lo nombraron “Instructor Emérito” del Grupo Especial de Operaciones Federales de la Policía Federal, el GEOF. Este año el juez federal Carlos Villafuerte Ruzo lo procesó por su participación en el quíntuple homicidio calificado en un enfrentamiento simulado de Ana María Granada,Omar Darío Amestoy, su esposa María del Carmen Fettolini y los hijitos de ambos de cuatro y dos años. El único sobreviviente fue el bebé de Granada, Manuel Goncalves. Otro de los jueces que sobreseyeron a Patti por el homicidio de Pereyra Rossi y Cambiasso, Juan Carlos Marchetti, lo entregó a un amigo que lo anotó con su apellido. Durante un cuarto de siglo, el chico ignoró que era hijo de Gastón Roberto José Goncalves, un compañero de militancia de Gerez, secuestrado y deshecho en la mesa de tortura de la Comisaría de Escobar, donde Patti era el Jefe de la patota. Todos los testigos de esa causa han sido amenazados. El Instructor Emérito Muñóz ofreció como testigo de su defensa al actual Jefe del Grupo GEOF, para que declarara sobre su experiencia con agresivos químicos lacrimógenos como los utilizados en la matanza que cobró la vida de los hermanitos Amestoy. Cortar todos los nexos de las fuerzas de seguridad con aquel pasado monstruoso requiere una atención constante a cada rebrote.

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