ESPECTáCULOS

El futbol también puede pensarse

Víctor Hugo Morales, Cherquis Bialo, Roberto Fontanarrosa, Juan Villoro y Jorge Valdano participan esta noche de “Un mundo alucinante”.

 Por Emanuel Respighi

El escritor Jorge Luis Borges dijo en plena fiebre argentina por el Mundial ‘78 que el fútbol le parecía “una tontería”. Propuso –medio en broma, como sonaba cuando le pedían explicaciones– que los 22 jugadores dejasen de pelearse por una pelota y que se inventara una regla para que cada uno dispusiera de una. En los antípodas, el argelino Albert Camus afirmó que fue jugando al fútbol, como arquero del Deportivo Montpensier, que entendió cómo funcionan las relaciones humanas. “Lo que más sé, a la larga, acerca de la moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol”, afirmó el autor de El extranjero. En términos similares, a veces citándolo, se expresaba sobre el más popular de los deportes su colega argentino Osvaldo Soriano, que hizo de la pasión por la pelota casi un tópico literario.
A esta altura, y luego de un Mundial como Japón 2002, está claro que el fútbol no le resulta indiferente a casi nadie. Indagando en varios de los temas que rodean al fútbol, Canal (á) estrena hoy a las 22 un programa en el que varios escritores y periodistas hispanoamericanos analizan la actualidad de un deporte en el que cada vez más el juego pierde fuerza con relación al negocio. En el marco del ciclo “Un mundo alucinante”, que conduce el escritor chileno Antonio Skármeta, desfilan las ideas de Ernesto Cherquis Bialo, Víctor Hugo Morales, Alejandro Apo, Roberto Fontanarrosa, Juan Villoro y Jorge Valdano.
La charla entre Skármeta y Cherquis Bialo comienza examinando la parte más leal del fútbol: los hinchas. Cherquis Bialo explica por qué cree que hacerse hincha de un equipo no es una decisión personal sino una imposición familiar del “padre, el abuelo o de un tío muy querido”. Aun así, ese amor tiene condición de eterno. “Un católico puede llegar a ser protestante, un comunista puede ser neoliberal, un negro puede ser blanco como Michael Jackson, las mujeres quieren ser rubias siendo morochas... Se cambia de todo. Lo que no se cambia es la pasión por ser hincha de un equipo de fútbol”, apunta. En el mismo sentido, Fontanarrosa señala que “el hincha es el símbolo de la pasión, del interés y del cariño legítimo. Tiene muy poca hipocresía. El tipo que va a la cancha sufre realmente por su equipo. Por eso, para entender al hincha hay que comprender primero que el fútbol es una pasión. De otra manera sería imposible comprender que un tipo como yo, que no soy demasiado exaltado o demostrativo, de repente salte de mi asiento y me abrace con un desconocido a la hora de gritar un gol”.
Pese a que la pasión que despierta el fútbol está cargada de un sentimiento universal, no es menos cierto que la forma de jugarlo difiere según las culturas. Si alguna vez el cineasta y escrito Pier Paolo Pasolini categorizó al juego de la selección italiana como “fútbol de prosa” y al de la brasileña como “fútbol de poesía”, el escritor mexicano Juan Villoro entiende el fútbol al modo de un lenguaje. “Cada país maneja un lenguaje futbolístico distinto. Un ejemplo es Holanda, que tiene un juego vistoso y una gran dinámica, pero que no gana cosas importantes, ya que los holandeses no tienen la dimensión de tragedia en el fútbol. Tal vez porque no necesitan la compensación del triunfo en el fútbol, ya que tienen una vida más grata fuera del deporte”, subraya.
El ex futbolista Jorge Valdano, actual gerente del Real Madrid, explica que encontró en el trabajo literario en torno al fútbol y en la dirección técnica una posibilidad de seguir ligado a su vocación, luego del retiro. Sin embargo, esas actividades no son más que un método consciente para no hacer tan brusco el desarraigo. “No hay nada que supere la pasión por jugar al fútbol”, afirma el ex campeón del mundo de selecciones. “Todo lo demás pretende ser una manera de compensar la nostalgia de no poder seguir jugando. Yo soy un hombre que envidio mucho a los músicos, a los poetas y a los actores, que hacen de su pasión una razón para vivir durante toda su vida. El problema del futbolista es que esa pasión tiene fecha decaducidad. Y luego uno debe rebuscárselas para estar cerca del campo. Pero no es lo mismo. De ninguna manera.”

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