ESPECTáCULOS

Cuando el documental sirve para generar conciencia

Daniele Lacourse integra el jurado del VI Festival DerHumALC, que viene presentando en Santiago del Estero una multitud de miradas y temas. En la siesta de la provincia intervenida, más de cien películas le dan cuerpo a una muestra apasionante.

 Por Mariano Blejman

Mientras el calor elimina cualquier posibilidad de levantar cabeza, la catarata de 100 películas seleccionadas por el VI Festival Internacional de Cine y Video de Derechos Humanos ofrece una frescura visual necesaria para atravesar la siesta en que la provincia parece sumida. Durante el fin de semana, el VI DerHumALC (Derechos Humanos de América Latina y el Caribe) alcanzó su clímax de público, realizadores e impacto con films como Checkpoint, S-21 The Kmer Red Killing Machine, The Weather Underground y Grissinópoli, entre otros. Desde el 25 de agosto y hasta el 1º de septiembre, cerca de 150 invitados, entre extranjeros y del interior del país, parecen una ráfaga visual por la provincia que se encuentra intervenida, debido a la falta de garantías del gobierno de los Juárez en materia de derechos humanos, políticos y sociales. Sin duda, la dupla de Nina y Carlos Juárez podría ser una historia de película. Quienes pudieron retratarla en el resto del mundo, entre los que se arrimaron a Santiago, están la canadiense Daniele Lacourse, de la Fundación Alter Cine –en carácter de jurado–, y Joao Baptista de Andrade, de Brasil, que cerró el encuentro paralelo de documentalistas con una clase magistral con su film Caso norte, estrenado en 1977. El cierre fue presenciado por documentalistas argentinos de todo el país. Página/12 conversó con Lacourse y De Andrade, ambos de larguísima trayectoria en el mundo del documental y los derechos humanos.
Además de haber recorrido el mundo, Lacourse se hizo conocida en la Argentina cuando dio una beca para los realizadores de Raymundo, sobre la historia de Raymundo Gleyzer. “Este año recibí 138 proyectos”, cuenta la directora. Desde los ’80 estuvo en El Salvador, Nicaragua, Guatemala, en los ’90 estuvo en Eritrea, que luchaba por su liberación de Etiopía, y también estuvo en Ruanda. “Filmamos documentales para contestarle a la televisión. Cuando llegamos a Ruanda todavía no se usaba la palabra ‘genocidio’, sino ‘conflictos étnicos’ entre las tribus hutus y tutsis. Para la televisión, la gente que atraviesa conflictos nunca son sujetos”, cuenta Lacourse. Por eso el primer lugar donde emitía sus películas era en los lugares donde filmaba. “Después íbamos a Canadá, Europa o Japón.”
De todos los países, en Ruanda sintió tocar fondo: “Fue la locura humana. No se puede atravesar eso sin que las imágenes te queden en la cabeza”. Lacourse tiene en su retina una iglesia llena de cadáveres. “Fuimos con una militante de derechos humanos que había nacido en ese lugar. Ella buscaba a sus padres. Pero también reconocía a sus vecinos por la ropa. Su casa estaba destruida. Después encontró el lugar donde habían muerto sus padres, y en el momento en que empezó a orar se levantó un viento tremendo”, recuerda. Desde que su compañero Ivan Patry falleció hace cuatro años, tiene una empresa de distribución. “Espero sensibilizar al público”, cuenta Lacourse. “En el ’90, después de lo que hicimos en Eritrea se detuvieron los bombardeos por 6 meses. Supimos por un periodista que fue cuando se vieron esas imágenes.”
La presentación de Checkpoint, del israelí Yoav Shamir, es una verdadera novedad en el DerHumALC (a diferencia de buena parte de los otros films que se han visto en diversos festivales en la Argentina). Está filmado en cada uno de los puntos de control de la Franja de Gaza entre Palestina e Israel. Shamir filmó esos “puntos de control” desde 2001 hasta 2003 y tiene una mirada escalofriante sobre el impacto de la ocupación. Shamir no llegó a Santiago del Estero, aunque hay algunas similitudes geográficas y etnográficas de esta provincia con Palestina. Cuando se emitió Checkpoint en la televisión israelí, los funcionarios de ese país declararon que se revisaría el método de control de las fronteras. Las imágenes muestran escenas de degradación para los palestinos que intentan pasar por la frontera de Gaza.
En cambio, en The Weather Underground, de Sam Green, un grupo de activistas radicales, conformado en su mayoría por estudiantes, declama rabiosamente contra la guerra de Vietnam y otras intervenciones del gobierno estadounidense. Pero la declamación se convirtió en una guerra interna en Estados Unidos: con múltiples recursos narrativos y vasto archivo, el film cuenta la historia del grupo y cómo escapa del FBI. Green estuvo en Buenos Aires para el Bafici, en abril, cuando conversó con Página/12 sobre la implicancia política de recordar que en Estados Unidos existió algo así como una guerrilla. “Hoy nadie recuerda que hubo gente que tomó las armas dentro de Estados Unidos para luchar contra el imperialismo. Por eso son pocos los que hoy se animan a dar la cara”, contó Green.
El brasileño Joao Baptista de Andrade cerró el lunes el encuentro de documentalistas –llegaron de Neuquén, Misiones y Buenos Aires– con una clase magistral acompañada de la proyección de Caso Norte, estrenado en televisión en el ’77. El film tuvo en su momento gran impacto social, cuando el país estaba bajo dictadura. De Andrade conoció en 1965 a Fernando Birri, por quien –dice– se sintió influido. “La discusión sobre la ética y la estética es una mala discusión”, cuenta De Andrade. “Yo fui militante de izquierda, pero no hice films para transmitir mis ideas políticas. El documentalista debe contestar las visiones tradicionales. Siempre fui muy crítico, aun sobre los movimientos sociales.” En 1979 hizo un documental llamado Greve, sobre la huelga encabezada por Lula, donde fue arrestado. “Los obreros estaban entusiasmados, pero no había liderazgo ni conducción política. Cuando filmé la asamblea, los obreros percibieron que filmaba la discusión y decidieron mostrarse unidos.”
Para el brasileño la cámara es un elemento de revelación. Aunque admite que Brasil es un país demasiado complejo, por primera vez tiene dudas del impacto de emitir una crítica: “Hay que tener cuidado de no hacer juicios precipitados. En este momento tenemos muchas preguntas. Bajo la dictadura había que revelar los conflictos, ahora no tengo necesidad de contestar pero me siento tentado de seguir registrando”. Es curioso que tampoco el gran realizador de documentales Eduardo Coutinho ni Joao Moreira Salles hayan dado a luz sus trabajos sobre Lula. El ex sindicalista en el poder los tiene un poco desconcertados: “Cuando ganó Lula salí a preguntarle a la gente qué iba a cambiar: nadie sabía, pero todos festejaban. Pero en este momento ser crítico al gobierno no ayudaría”, opina De Andrade. Los tiempos cambian.

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“Yo espero sensibilizar al público”, cuenta la documentalista canadiense.
 
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