DISCOS › ADELANTO EXCLUSIVO DE “MEDULLA”, LO NUEVO DE BJöRK

Toda la belleza del riesgo

La cantante islandesa grabó el disco sólo con su voz y la de algunos invitados. El desafío derivó en un delicado viaje a sus raíces.

 Por Roque Casciero

Björk es excéntrica: vaya novedad. La última curva en la sinuosa carrera de la cantante islandesa es que grabó la gran mayoría de su nuevo álbum, Medulla (que se editará en la Argentina el 9 de septiembre), sólo con su voz y la de algunos invitados, que van desde “la caja de ritmos humana” Rahzel (miembro de The Roots) hasta coros varios, con Mike Pa-tton (ex Faith No More) y al gran Robert Wyatt en medio. Lo que sí puede calificarse de novedoso es que sea de fácil acceso un disco con tan particular método para los arreglos. Por lo pronto, Medulla es más sencillo de digerir que Vespertine, el álbum anterior de Björk. Y más sabroso, además: entre los beats hechos con la voz, las melodías operísticas y los sonidos guturales propuestos por Patton, Björk ha logrado, una vez más, que su trabajo sea arriesgado y a la vez bello. “Intenté llegar a algo bastante desnudo”, explicó ella, mezcla de diva y gnomo. “Quería sorprenderme a mí misma sin tanto tecno. Y, por primera vez, volver al pasado, retroceder hacia algo antiguo, ancestral, a las raíces. Jugué con lo gótico, con lo medieval. Volví atrás para encontrar ese fondo suave, esa base.”
El álbum abre con los jadeos orgásmicos de la cantante en una canción que celebra la generosidad y la solidaridad llamada The pleasure is all mine. “Cuando dudes, da”, insiste Björk sobre los beats de la garganta de Rahzel y los bajos de la de Patton. ¿Por qué decidió Björk que “los instrumentos están pasados de moda”, como declaró a fines del año pasado? Respuesta: “En Vespertine trabajé siguiendo unas reglas que yo misma me había impuesto cuando comencé. Esta vez quería que fuera distinto, algo más visceral, quería cantar lo que tuviera ganas sin pensar en el esquema general. Siempre que uno se guía por la intuición deja de regirse a sí mismo, la naturaleza es la que manda. Empecé el disco pensando en sonidos e instrumentos, incluso tocando yo misma la batería embarazada de ocho meses (tuvo una niña). Con los coros grabados, me senté en el estudio y algo no funcionaba. Silencié los instrumentos y entonces las canciones comenzaron a salir”.
La segunda canción, Show me forgiveness, es la más desnuda de todas: sólo está la voz de la islandesa, sin ningún agregado ni artificio. Pero el impacto mayor lo tiene Submarine, porque es como si Björk se retirara del primer plano sonoro mientras escucha cantar a Wyatt, un icono del rock progresivo que fue baterista de Soft Machine y que se moviliza en silla de ruedas desde que cayó de un primer piso en 1973. “El vive en Louth y tiene equipos en su habitación con los que graba sus discos”, explica la cantante. “Nosotros llevamos un protools y grabamos en una tarde. Robert es un cantante extraordinario. Antes de irse, insistió en darnos una escala de su voz, en la que canta todos los tonos, y tiene el más increíble rango, como de cinco o seis octavas. Lo que es realmente interesante de su rango es que cada octava es un personaje totalmente diferente. Finalmente terminamos usando eso más tarde para Oceania, usamos lo que llamamos Wyattron.” Oceania, vale aclararlo, es el tema de difusión del disco, uno de los pocos que cuenta con buena dosis de programaciones, y el que Björk cantó durante la inauguración de los Juegos Olímpicos.
Hay una frase de Mouth’s Craddle que sorprende en la boca de la islandesa: “Necesito un refugio para construir un altar/ lejos de todos los Osamas y los Bushes”. El motivo es que por primera vez Björk tuvo una reacción frente a la política: “Quise ofrecer una alternativa. Podemos silenciar el ruido de afuera y encerrarnos en nuestra cueva con nuestra música, que hemos construido nosotros mismos”. Medulla también supone un regreso, porque Björk vuelve a su lengua natal en Vokuri. Pero no hay que confundirse con Oll birtan; por más que al oído extranjero suene a islandés, en realidad se trata de un idioma inventado por la minúscula dama de la voz aguda.
Björk es una artista acostumbrada a plantearse desafíos y, aunque no todo le salga bien, a elegir sus pasos de un modo personal y único. Medulla es, en cierta forma, también un desafío para sus seguidores, porque esta vez la cantante se plantó definitivamente fuera del pop. Pero el experimento de Björk no sólo es interesante en términos de descubrimiento. También es un modo atractivo de construir y ornamentar buenas canciones.

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En Medulla, Björk se plantó definitivamente fuera del pop.
 
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