SOCIEDAD › NOTABLE DESCUBRIMIENTO EN EL INSTITUTO LELOIR

Es posible aprender de las moscas

 Por Pedro Lipcovich

Para prevenir el infarto y combatir el cáncer, hay que aprender de las moscas. Por lo menos para un equipo de investigadores del Instituto Leloir, esta fórmula dio resultado: su descubrimiento acerca del sistema respiratorio de esos insectos podría aplicarse al sistema circulatorio humano. Así, permitiría, para evitar el infarto, hacer proliferar vasos sanguíneos en el corazón; y para atacar los tumores, impedir que éstos generen los vasos sanguíneos que necesitan para desarrollarse. El hallazgo es nota de tapa, hoy, en la prestigiosa revista Developmental Cell.

Los insectos “no tienen pulmones ni sistema circulatorio que intercambie gases, sino que el aire llega directamente a sus células mediante un sistema de túbulos ramificados que se llaman tráqueas –empezó por explicar Pablo Wappner, investigador del Conicet y jefe del Laboratorio de Genética y Fisiología Molecular del Instituto Leloir–: la fisiología de ese sistema es muy parecida a la del sistema circulatorio en los vertebrados”.

El organismo, de la mosca o del hombre, es capaz de registrar que no está llegando suficiente oxígeno a determinada región: en el humano, esto hace que tiendan a desarrollarse más vasos sanguíneos en la zona afectada; en la mosca, que las tráqueas se ramifiquen hacia la zona que necesita más aire. Pero, ¿cómo se entera el organismo, del hombre o de la mosca, que tiene que generar más vasos o más tráqueas?

“Hasta ahora, se creía que el mismo tejido al que le faltara oxígeno emitía señales que iban a parar al sistema circulatorio o, tratándose de la mosca, a su sistema respiratorio –contó Wappner–. Nosotros descubrimos, para la mosca, que en el extremo de cada rama de las tráqueas hay una célula con un sensor ultradelicado, que responde a la presencia o ausencia de oxígeno. Es muy probable que este principio se aplique también a nuestros vasos sanguíneos.”

La comunicación de este descubrimiento del equipo argentino es la nota de tapa de la revista Developmental Cell. “En un futuro, puede contribuir a desarrollar tratamientos que ayuden a la creación de vasos sanguíneos, en el caso del infarto de miocardio o de la diabetes, o que la bloqueen, para el caso de los vasos que nutren a los tumores”, señaló Wappner.

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