SOCIEDAD › ENCUESTA DE UNICEF:
LO QUE LE PIDEN LOS CHICOS AL PROXIMO PRESIDENTE

Radiografía de los reclamos infantiles

Que no haya hambre. Ese es el pedido mayoritario de los chicos del país a la próxima gestión. En segundo lugar, aparece el reclamo de educación. La encuesta nacional encargada por Unicef es una muestra de cómo golpeó la crisis en los niños.

“Señor Presidente, queremos comer.” El pedido surgió en forma abrumadora de los chicos de entre 8 y 18 años. Casi el 50 por ciento dejó en claro, en una encuesta realizada por Unicef, que el hambre es lo que más golpea. El reclamo se agrava entre los menores de entre 8 y 12 años: el 53 por ciento pidió comida. La escuela ocupó el segundo lugar: la tercera parte necesita recibir educación. Indicadores de Unicef señalan que más del 70 por ciento de los chicos y adolescentes del país es pobre, y que casi el 50 se encuentra bajo la línea de indigencia. En las provincias del nordeste, los porcentajes se incrementan. Ante semejante cuadro, el sondeo más que sondeo es un reclamo infantil ante la crisis, donde los principios universales de los derechos del niño quedaron dramáticamente reducidos a llenar el estómago vacío. También quedó en evidencia que los docentes y, en segundo lugar los sacerdotes, son quienes mejor cumplen sus funciones y gozan del mayor crédito entre los encuestados. Lo curioso es que el pedido de comida y educación fue realizado a la figura que menos crédito tiene entre los chicos: sólo el 7 por ciento dijo que el Presidente cumple con sus funciones.
La encuesta fue encargada por Unicef Argentina a la consultora Catterberg y Asociados. Fue realizada entre el 12 de octubre y el 2 de noviembre pasados. La muestra es representativa de la realidad: fue realizada en forma personal y domiciliaria, sobre 1400 chicas y chicos de 8 a 18 años, en ciudades con más de 20 mil habitantes: Capital Federal, Gran Buenos Aires, Rosario, Mar del Plata, Gran Mendoza, Gran Tucumán, Corrientes, Paraná, San Juan, Santiago del Estero, Posadas, Comodoro Rivadavia, Río Tercero, Tunuyán, General Güemes, Presidente Sáenz Peña y Bariloche.
Las respuestas al eje central de la encuesta (“¿Qué le pedirías para los chicos?”) tuvieron una arrasadora mayoría: el 48 por ciento respondió “alimentación”, “comida” o “que no haya hambre”. El índice es más crítico para los chicos de 8 a 12: el 53 por ciento pidió comida, frente al 43 de los más grandes. Y si se toman en cuenta las regiones, el reclamo fue aún más grave: si la media nacional fue del 48 por ciento, en el nordeste pidió comida el 58 por ciento de los chicos, y mucho más, en el noroeste la cifra alcanzó al 62.
Según los indicadores de Unicef Argentina, en mayo de 2002, el 51,5 por ciento de los residentes urbanos vivía en condiciones de pobreza, y el 22 por ciento en la pura y real indigencia. Esas cifras indicaban un incremento del 33,4 y del 59 respecto al mismo mes del año anterior. Pero entre la niñez, los indicadores se agravan. En mayo de 2002, el 70,3 de los niños del país ya era pobre y el 37,6, indigente. En el nordeste, esas cifras superan el 80 y 40 por ciento respectivamente. El hambre tiene sus motivos: 6 de cada 10 hogares con niños y adolescentes no tienen ingresos suficientes para cubrir una canasta de alimentos. ¿Por qué?: entre 1992 y 2002, la tasa de desocupación se cuadruplicó y en mayo alcanzó el 21,5 por ciento. Como resultado de la profunda crisis económica, en el ‘97, 250 mil menores de 15 trabajaban. La cifra se elevó a un millón y medio durante el año pasado.
Dentro de la encuesta, el segundo nivel en los reclamos correspondió a la educación: el 29 por ciento exigió tener educación. Según Unicef, cada año, en cuatro provincias alrededor de mil alumnos abandonan la EGB sin haber completado la EGB2, unos 190 mil no completan la EGB3 y casi 200 mil que ingresan al Polimodal no lo completan. Las cifras coinciden con otra tendencia: el 58,2 por ciento de los adolescentes que trabaja no asiste a la escuela.
El tercer reclamo, realizado por el 21 por ciento, está dirigido a “tener un techo” o “un lugar donde vivir”. El 18 por ciento pidió que no haya chicos pobres, 14 por ciento pidió ropa, el 10 por ciento que el Presidente los cuide, y el 8 por ciento “que gobierne bien” o que “no sean corruptos”. En ese aspecto, los docentes se llevaron las palmas: el 79 por ciento afirmó que desempeñan “bien” sus tareas. El 64 benefició a lossacerdotes. Lejos, el 31 por ciento consideró que los jueces cumplían sus funciones, y el 45 sostuvo que la policía trabajaba “más o menos”. En cambio, para el 90 por ciento, el Presidente cumple “mal” o “más o menos” con sus responsabilidades. Entre ellas, obviamente, que los chicos no tengan hambre.
La encuesta demuestra, por un lado, la necesidad de los chicos planteada por ellos mismos en forma arrasadora. Y, por otro, que la Declaración Universal de los Derechos del Niño en Argentina no es más que una declaración. La realidad brutal la reduce a satisfacer el derecho a un plato de comida.

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Los indicadores de Unicef señalan que más del 70 por ciento de los chicos y adolescentes es pobre y casi el 50 es indigente.
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