SOCIEDAD › UN PASAJERO MATó A UN REMISERO, LO ENTERRó EN SU CASA Y LOS VECINOS LO DESCUBRIERON

Los investigadores por mano propia

Un pasajero sospechado de entregar autos robados mató a un remisero al que había contratado y lo enterró en el fondo de su casa. Luego se fugó. La Bonaerense no intervino. Los vecinos entraron por la fuerza en la casa y encontraron el cadáver del remisero.

 Por Carlos Rodríguez

Un remisero de 60 años fue asesinado a golpes y de un puntazo en el pecho. El hecho ocurrió en el barrio Pompeya, partido de Merlo, y por el crimen es buscado un vecino que fue el último pasajero que subió al remise de la víctima. El caso tiene una serie de aristas truculentas: el cuerpo del remisero, Juan Roberto Cambel Ortiz, fue enterrado en los fondos de una vivienda, en el 450 de la calle Gorriti. Gabriel, dueño de la remisería, contó a la prensa que él, junto con otros choferes, fueron los que rodearon la casa del presunto asesino. Ante lo que calificaron de “inacción policial”, ellos fueron los que entraron “por la fuerza” en la vivienda, hasta encontrar el cadáver de su compañero, dado que “la policía decía que no podía actuar porque se trataba de un caso de desaparición de persona y había que esperar 48 horas para hacer cualquier procedimiento”. El mismo Daniel aseguró que, junto con sus compañeros, llegaron a correr y a golpear al presunto asesino, quien finalmente pudo escapar. El cuadro lo cerró la mujer que convive con el vecino prófugo, quien se presentó ante la policía porque su pareja le envió un mensaje de texto para decirle que tuviera “cuidado” porque tenía un cadáver en el patio de la casa.

De acuerdo con la información policial, el cuerpo de Cambel Ortiz estaba enterrado debajo de una capa de cal, tierra y piedras. La policía confirmó que es buscado el hombre que vivía en la casa de la calle Gorriti. Respecto del posible móvil del crimen, hay dudas de si se trató de un robo o de una venganza. Los compañeros del remisero aseguraron que el hombre buscado se dedica “al robo de automotores”, pero la denuncia se basa únicamente en dichos de algunos vecinos del barrio.

La trágica historia comenzó el sábado por la tarde, cuando un hombre llegó a la remisería y partió junto con Cambel Ortiz en el Renault 9 color bordó de la víctima. El destino final del viaje, tal como quedó asentado en la remisería, era la casa de Gorriti 450. El viaje era corto, porque el domicilio queda a sólo diez cuadras del lugar de partida. Como el remisero no regresaba, sus compañeros salieron a buscarlo y encontraron abandonado el Renault 9. Los remiseros, a partir de los dichos de varios vecinos, determinaron que ambos, remisero y cliente, habían entrado a la casa.

El dueño de la remisería, que dijo llamarse Gabriel, explicó que cuando llegaron a la dirección que había dado el pasajero, unos vecinos les aseguraron que el dueño de casa era un hombre que hacía “entregaderas de autos”. Según Gabriel, esa modalidad lleva a los autores a “tomar un remise, robar al chofer, atarlo o retenerlo y llevarse el auto”. En este caso, el Renault 9 fue hallado a cuatro cuadras de la casa.

Según Gabriel, cuando estaban hablando con uno de los vecinos, apareció en escena el sospechoso, quien se escapó al ver a los remiseros. “Lo corrimos con el auto, lo interceptamos en una esquina, yo lo golpeo, se me escapa, se mete en una quinta lindera y lo perdemos de vista”, relató Gabriel. El dueño de la remisería hizo responsable a la policía por la huida del presunto asesino.

“El accionar de la policía fue pésimo. No nos hizo caso, no vino a apoyarnos”, sostuvo Gabriel. Las críticas fueron porque no entró a la casa en cuestión y porque tampoco colaboró en la detención del sospechoso. La hija de Cambel Ortiz hizo la denuncia por averiguación de paradero de su padre el domingo a la mañana en el Destacamento Policial de Pompeya.

Casi al mismo tiempo se presentó, en otra comisaría, la concubina del dueño de la casa de la calle Gorriti y aseguró que estaba “muy asustada”. Al explicar los motivos, dijo que había recibido un mensaje de texto de su pareja, quien le decía que “no fuera al patio trasero de la vivienda porque había enterrado un cuerpo”.

Recién entonces la policía concurrió al lugar, que ya había sido abierto por la fuerza por los amigos y compañeros del remisero. El cuerpo de Cambel Ortiz estaba tapado con cal, cemento, piedras y tierra, y presentaba cuatro golpes fuertes en la nuca provocados por un caño o un palo y un puntazo debajo de una tetilla.

La policía halló rastros de sangre en la pantalla de un televisor en el living y en un mantel, por lo que sospechan que el remisero fue asesinado allí y luego enterrado en el fondo. La Justicia ordenó la detención de la mujer del dueño de casa, aunque el hombre no fue hallado y ahora es buscado. Esta detención obedece a que “hubo contradicciones entre lo que ella dijo y lo que afirman los vecinos”. Mientras la mujer afirma que no estuvo el sábado en la casa, los vecinos sostienen que los vieron juntos, a ella y a su pareja, cerca de las 18 del sábado.

El domingo por la noche, vecinos y familiares de la víctima provocaron incidentes en la puerta de la casa de Gorriti 450, donde prendieron fuego a un Fiat Duna cuyo propietario sería el prófugo. También rompieron el portón de ingreso a la vivienda. Aunque no se descarta la posibilidad de que haya sido un robo, los investigadores creen que se trataría de una venganza por motivos personales.

Gabriel también cargó contra la policía por su supuesta ineficacia cuando trató de detener al sospechoso: “Nosotros fuimos a buscarlos (a los policías) y el sospechoso se le escapó al patrullero”. En ese momento, el supuesto asesino entró en su casa saltando una tapia y la policía no entró a detenerlo porque no tenía la orden de allanamiento.

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El Duna quemado por la furia de los manopropistas.
Imagen: Télam
 
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