SOCIEDAD

Las latitas que lograron abrir una polémica muy estimulante

Funcionarios de Atención a las Adicciones advirtieron sobre los riesgos de las llamadas bebidas energizantes, sobre todo al ser combinadas con las alcohólicas. El debate llegó al Congreso, donde se analiza qué hacer ante el creciente consumo en los adolescentes.

El subsecretario de Atención de las Adicciones de la provincia de Buenos Aires, Claudio Mate, advirtió ayer sobre el consumo de bebidas energizantes: “Aumentan el riesgo de infarto, de trastornos cardiológicos”, alertó. Su par a nivel nacional, Camilo Verruno, agregó: “Pueden causar hipertensión y provocar muerte súbita”. La preocupación ya llegó al Congreso. Aunque todavía no hay acuerdo, en la Cámara de Diputados se discute la redacción de un proyecto de ley que prohíba la venta a menores de 18 años y en los lugares de esparcimiento, como discotecas, y donde se expendan bebidas alcohólicas. Más que por su contenido –casi 90 miligramos de cafeína por envase, equivalente a una taza grande de café fuerte–, la luz roja se prendió por el consumo extendido de estas bebidas mezcladas con alcohol, que se puso de moda en el país. Además, como están clasificadas por la Anmat como suplemento dietario, no les caben las mismas restricciones para los menores que a las bebidas alcohólicas.
La primera bebida energizante llegó al país en 1999, y a lo largo de la última década se sumaron al mercado alrededor de una decena de marcas distintas con similares características: todas exaltan la energía, el vigor y la fuerza. “Pero en lugar de consumirse para actividades deportivas, los chicos las consumen mezcladas con alcohol en las discos para prolongar la nocturnidad”, señaló Verruno, profesor adjunto de Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UBA, subsecretario de la Secretaría de Prevención y Lucha contra la Drogadicción (Sedronar). “No es una bebida gaseosa, como se está instalando. Más que un suplemento dietario es un suplemento de alcohol. Se la utiliza como saborizante de bebidas destiladas como vodka y ginebra”, apuntó Mate. Y agregó: “Las bebidas energizantes anulan las señales de alarma que da el cuerpo con relación al cansancio, al sueño, que son sensaciones naturales que necesitamos para saber cuándo hay que parar y buscar el descanso. Por eso aumenta el riesgo de infarto, de trastornos cardiológicos. El corazón no da más, pero las señales que nos da (el cuerpo) no las aceptamos porque estamos bajo la influencia de estas bebidas”, detalló.
La discusión en Diputados comenzó un par de meses atrás, pero todavía no se llegó a un acuerdo. El debate se está dando entre varias comisiones. “No hay una posición final”, aclaró ayer el diputado Aldo Neri, integrante de la de Salud, quien es partidario de la reclasificación de este producto como bebida estimulante, en lugar de suplemento dietario, pero no propicia restricciones a su venta. En cambio, las titulares de las comisiones de Familia, Defensa del Consumidor y Prevención de Adicción, Silvia Martínez, Stella Maris Córdoba y Teresa Ferrín, tienen un planteo más terminante y han consensuado cuatro puntos: prohibir la venta a menores de 18 años, en lugares de recreación y diversión y en aquellos en que se expenda alcohol; también establecer limitaciones a su publicidad, como incluir una leyenda que diga “no mezclar con bebidas alcohólicas”. Pero ni los integrantes de las comisiones de Comercio ni los de Salud comparten estas restricciones. “No hay que caer en actitudes extremas”, sostuvo el diputado Oscar González, presidente de la comisión de Salud. Para Ferrín, no hay que discutir si la bebida es buena o no, sino que “hay que imponerle limitaciones porque es mal utilizada al mezclarse con alcohol”.
De acuerdo con las imposiciones de la Anmat, pueden tener un contenido máximo de cafeína de 87,5 miligramos por lata de 250 mililitros, el equivalente a tomar una taza grande de café fuerte. Además de este componente, suelen tener otras sustancias como hidratos de carbono. Al ser clasificado como suplemento dietario deben incluir advertencias de carácter obligatorio como “consulte a su médico”, “mantener alejado del alcance de los niños” y “no consumir en caso de embarazo, lactancia ni en niños”. Se trata de un producto que en muchos países es considerado bebida; en Austria y Nueva Zelanda es refresco cafeinado; para la Unión Europea es un alimento con cafeína y debe rotularse con la leyenda “Alto contenido de cafeína”; la agencia de control de medicamentos de EstadosUnidos (FDA) las considera suplementos dietarios. El debate no es exclusivo de la Argentina. Actualmente se está discutiendo cómo catalogarlas en las organizaciones de Naciones Unidas para la Alimentación y la Salud (FAO y OMS).

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El consumo extendido de estas bebidas mezcladas con alcohol se puso de moda entre los jóvenes.
“En lugar de consumirse para hacer deportes, los chicos las toman para prolongar la nocturnidad.”
 
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