SOCIEDAD

Ùn médico acusado de envenenar un paciente para no pagarle una deuda

Un médico psiquiatra de Río Ceballos, Córdoba, aplicó una dosis masiva de insulina a un ex empleado. Le debía 35 mil pesos de una indemnización. Lo acusan de homicidio agravado.

Por Camilo Ratti
Desde Córdoba

El médico psiquiatra Juan Carlos Luzzardi fue detenido por la policía provincial, ayer, en su casa de Unquillo, después de ser acusado de haber matado a su ex empleado rural Eduardo Peralta inyectándole una fuerte dosis de insulina cuando éste estaba alcoholizado. El hecho, que sucedió en mayo pasado en la localidad serrana de Río Ceballos, a treinta kilómetros de la capital provincial, culminó con la decisión del fiscal Maximiliano Hairabedian de ordenar la detención de Luzzardi, imputándolo por “homicidio agravado”. Según denunciaron los familiares de la víctima, el profesional había intentado asesinarlo anteriormente colocando veneno para ratas en el vino. “No quería pagarle una indemnización de 35 mil pesos a causa de un juicio laboral que Luzzardi perdió contra mi tío”, dijo a Página/12 María José Farías, sobrina de la víctima.
El conflicto entre Eduardo Peralta y su patrón, Juan Carlos Luzzardi, comenzó cuando el primero se cansó de promesas incumplidas y decidió cobrar los casi 15 años trabajados como peón rural en el campo que el médico de Unquillo tenía en Río Ceballos, ciudad ubicada a 30 kilómetros de la capital cordobesa. “Luzzardi no quería pagarle a mi cliente, y de hecho nunca le pagó –reveló a este diario Alberto Serra, abogado de Peralta–. Harto de esta situación, en 1998 le iniciamos juicio en reclamo de haberes impagos e indemnización. Después de casi cinco años, la Justicia nos dio la razón, aunque este médico nunca quiso reconocerlo y empezó una persecución sobre Peralta.”
El propio abogado y la sobrina de la víctima, María José Farías, dijeron a Página/12 que el sábado 8 de mayo de este año, Eduardo Peralta, quien según Serra era alcohólico, se encontraba bebiendo con un amigo en una calle de Río Ceballos cuando apareció Luzzardi en su auto. “El médico lo invitó a subir y se lo llevó a su campo –relató Serra–, donde después de una conversación con tragos de por medio, le aplicó una inyección con una alta dosis de insulina. Después de una hora, Luzzardi dejó a su ex empleado en el mismo lugar donde lo había levantado y le pagó unas botellas de vino.”
“Después, Peralta le comentó a su amigo: ‘Este viejo de mierda me pinchó la pierna’”, sostuvo Serra. Más tarde, la policía se lo llevó en muy mal estado a la comisaría con la intención de largarlo al otro día, cuando se le pasara la borrachera. Pero a las 14 del domingo, al ver que Peralta no reaccionaba, lo llevaron al hospital municipal, donde constataron que no era una borrachera lo que padecía y decidieron trasladarlo a Córdoba. “Ingresó el 11 de mayo al Hospital de Urgencias, con un cuadro de hipoglucemia severa, un diez por ciento de azúcar en la sangre, en estado de coma vegetativo e intoxicación de causa desconocida versus alcoholismo”, señaló a este diario Nicolás Sarquis, director del nosocomio. Diecisiete días más tarde, Eduardo Peralta fallecía. Tenía 45 años de edad.
Cuando los médicos del hospital preguntaron a la sobrina y la cuñada de la víctima si éste era diabético o insulinodependiente, ambas lo negaron y preguntaron sorprendidas por el motivo de la requisitoria médica. “Porque la única manera de que una persona tenga esa bajísima dosis de azúcar en la sangre es cuando le inyectan insulina”, replicaron los profesionales.
Esa información disparó la denuncia de los familiares a su abogado y la policía, que dos meses después, por orden del fiscal Maximiliano Hairabedian, detuvo a Luzzardi. Ahora, el psiquiatra se encuentra detenido en la Dirección de Inteligencia Criminal, acusado de “homicidio agravado”. Rafael Sosa, jefe de Homicidios de la policía provincial, señaló que “luego de haber tomado testimonio a familiares y vecinos de Peralta, y de averiguar algunos datos del caso, el fiscal entendió que había suficientes pruebas para detener a esta persona”. “Ahora, Hairabedian deberá continuar la investigación y decidir si la eleva a juicio –apuntó Serra–. De ser así, una Cámara del Crimen quedará a cargo del caso.”

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Los familiares de Peralta no entendían por qué los médicos preguntaron si era insulinodependiente.
 
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