SOCIEDAD › EL OBISPO DE AÑATUYA RECIBIO APOYOS EN SANTIAGO

Defensa con rezos incluidos

Hemos quedado shockeados con el absurdo de todo esto y por la forma en que se ha manejado”, señaló a Página/12 el vicario general de Añatuya, Hernán González Cazón, respecto de la denuncia de presunto abuso sexual que derivó en la detención y posterior liberación del obispo de esa localidad, Adolfo Armando Uriona, acusado de manosear a una joven de 24 años en un ómnibus que iba de Mendoza a Córdoba. “Quienes lo conocen saben que es un obispo que ciertamente tiene un gran compromiso social con quienes reclaman sus derechos”, indicó.

“Estamos evaluando la posibilidad de elaborar un comunicado de apoyo al obispo, hemos quedado shockeados”, anunció Cazón. Para él “es rara la forma en que se ha manejado todo, primero por la presencia de los medios casi de entrada. Yo me enteré a través de un periodista de Córdoba”. En ese sentido recalcó que “se entiende que los obispos no son cualquier autoridad, pero es como si lo hubieran estado esperando. No hay una idea clara al respecto”.

Desde el mediodía de ayer, Uriona “se encuentra en Añatuya. El está bien, pero afectado”. Desde el principio “evidentemente se lo trató como un delincuente, deberían esperar a que se corrobore el hecho, más aún en una provincia que viene golpeada” después de lo ocurrido con el ex obispo de Santiago Juan Carlos Maccarone, a quien un joven filmó en una relación íntima.

Al referirse a la versión policial sobre la denuncia, González Cazón dijo que “fueron desafortunadas, al extremo de indicar que monseñor Uriona había admitido y que rezaba pidiendo perdón”.

Al respecto dijo que “monseñor Uriona comentó que en realidad lo que hizo fue rezar el rosario, estaba detenido y eso es comprensible en toda persona y por eso no descarto ni afirmo tampoco con pruebas que existan intereses de terceros”.

“Estamos convencidos de que esto se va a aclarar y esperemos que los medios brinden la misma atención en ese momento”, determinó.

Por otra parte, el eclesiástico señaló que Uriona “es un hombre importante para la diócesis de Añatuya. Viene de la congregación de Don Orione que es sacrificada y exige un servicio muy grande a los pobres y enfermos y espero que se aleje este exabrupto, porque estamos seguros de que él no tiene nada que ver”, añadió.

A poco de conocerse la noticia, los fieles se concentraron e iniciaron una cadena de rezo con muestras de solidaridad para el obispo.

“El acompañaba y defendía a la gente del Movimiento de Campesinos de Santiago del Estero (Mocase) cuando los atacaban para desalojarlos de sus tierras, en las detenciones, en los allanamientos a sus casas o cuando les iniciaban causas. Para defenderlos se entrevistó con el gobernador. El ha estado siempre a disposición de los campesinos”, subrayó la presidenta del Mocase, Nelly Veliz a Página/12. “En todo sentido es una persona comprometida con lo social”, destacó.

Por su parte, el chofer del ómnibus donde viajaba el obispo, Raúl Almacht, dijo que la joven que denunció al prelado estaba “en estado de shock” cuando le informó lo sucedido, pero que se enteró de la denuncia recién cuando vio el caso por televisión.

“Ella le reprochó en primer momento a él ahí, en el piso de abajo, entonces se despertaron otros pasajeros y ahí nos enteramos nosotros de lo que había pasado”, señaló.

El conductor indicó que la joven dijo que el sacerdote “la había tocado” y que estaba en un estado “de shock”, por lo que la llevó a la cabina.

“Ella dijo que le iba a hacer la denuncia y nada más”, agregó el chofer, que dijo que sentaron a la joven en la cabina “a la altura más o menos de (la localidad) de Gigena”.

El fiscal cordobés Alejandro Moyano, a cargo del caso, analizaba ayer la posibilidad de remitir la causa a la ciudad de Río Cuarto, donde se habrían producido los hechos denunciados.

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