SOCIEDAD › BOOM DE ENSEÑANZA DE LENGUAS EXTRANJERAS POR LA OLA DE EMIGRANTES

Un futuro en otro idioma

Pese a la recesión, hay una actividad que crece: las clases de idiomas extranjeros. En particular, los cursos intensivos destinados a los que se van. Italiano, francés, inglés y alemán son considerados un pasaporte al futuro.

 Por Mariana Carbajal

Ianina Di Baggio tiene 23 años y está a punto de hacer las valijas. Pero esta vez no será para irse de vacaciones. El último día hábil de junio, ella y una compañera de trabajo, de 27 años, tienen pensado renunciar a sus puestos en el Call Center del Banco Francés y sacar un pasaje con destino final en Barcelona, donde probarán suerte. “¿Para qué nos vamos a quedar acá si no tenemos ninguna perspectiva? Por lo menos allá, te rompés el lomo por un año o dos y podés llegar a tener algo. Tengo varios amigos que se han ido y les está yendo muy bien”, dice, esperanzada. Pero Ianina no quiere irse sin algunas armas lingüísticas. Tiene una base de inglés y en marzo se inscribió en un curso para aprender otra lengua, una decisión compartida por miles de jóvenes que están planeando su futuro en el exterior. El hecho es evidente: a pesar de la caída de los salarios y el achique de los presupuestos familiares, se multiplicó la inscripción en cursos intensivos y acelerados en los centros de enseñanza de lenguas extranjeras. El italiano, el francés, el hebreo, el alemán, e incluso, el catalán encabezan las preferencias.
En varios institutos se dio el mismo fenómeno: bajó levemente o se mantuvo el total de alumnos en relación con el año pasado, pero creció estrepitosamente el número de interesados en cursos intensivísimos para principiantes. Como en la Alianza Francesa, donde uno de sus cursos, el “1, 2, 3, partez” (traducido al español, 1, 2, 3, vayan), fue adaptado especialmente a la nueva demanda y tuvo una inscripción de 750 estudiantes, un 50 por ciento más que en 2001. “Son alumnos con una motivación muy fuerte, muy exigentes y muy buenos. Piden horarios muy extraños, a la noche muy tarde en la semana o los sábados por la mañana y la tarde. Tienen entre 25 y 35 años y la mayoría no tiene un proyecto concreto, pero piensan el idioma como una ventaja laboral ante la posibilidad de conseguir algún trabajo en el exterior. Francia no es el único destino posible para ellos. Algunos piensan en otros lugares donde se habla el francés como Suiza, Bélgica y Quebec, en Canadá”, contó a Página/12 Françoise Cochaud, directora de la Alianza Francesa.
En Icana (Instituto de Cultura Argentino Norteamericano) se registró una tendencia similar. La matrícula disminuyó un 10 por ciento, pero se observó una preferencia por cursos rápidos para aprender nociones básicas de inglés. Este segmento creció también aquí un 50 por ciento. Incluso, para responder a la demanda, Icana está ofreciendo cursos con mayor carga horaria que el año pasado: de 12 horas mensuales pasaron a 20, a razón de 2 horas y media por clase. “Estos cursos han pegado un repunte fenomenal. Todos tienen el mismo interés: aprender rápido. De las entrevistas de admisión surge que algunos alumnos tienen trabajo, pero quieren irse al exterior y otros quieren aprender ante la eventualidad de tener una entrevista de trabajo o la posibilidad de un viaje”, precisó el contador Carlos Pérez Bridú, a cargo del área administrativa de Icana.
“Aunque sea quieren tener un pequeño acercamiento a la lengua antes de irse”, comentó Alicia Leczycki, coordinadora del Area de Capacitación para Emigrantes del Centro Comunitario Tzavta, de Almagro, uno de los lugares de la ciudad de Buenos Aires donde se ofrecen cursos de hebreo para argentinos que están por radicarse en Israel. La cantidad de gente en las clases y su alta rotación dan muestra de la magnitud de la corriente migratoria hacia ese país. Leczycki estimó que la demanda se cuadruplicó o quintuplicó en comparación con el año pasado. “Vienen adolescentes y gente muy mayor. Muchos aprenden dos o tres meses y ya se van del país. Por lo menos se preparan un poquito y después siguen estudiando allá”, agregó.
La avalancha de consultas por clases de catalán sorprendió a los directivos del Casal de Catalunya, el centro cultural de la colectividad catalana en el país, donde el número de alumnos viene aumentando gradualmente desde hace varios años, pero últimamente también pegó un salto. La Asociación Dante Alighieri fue uno de los pocos centros tradicionales de enseñanza de idioma extranjero de Buenos Aires que experimentó, además, un incremento general de alumnos, que coincide con la gran cantidad de argentinos que están apelando a sus antepasados italianos para tramitar la doble ciudadanía y conseguir así el ingreso al Viejo Continente. Este año tuvieron un 15 por ciento más de inscriptos que en 2001. También en sus clases se verifica la inclinación por los cursos acelerados para principiantes. “Hay una movida generalizada de personas que han terminado sus estudios universitarios y quieren irse del país, pero también hay gente que estudia por placer, porque tiene familiares italianos, y porque el idioma le sirve por cuestiones relacionadas al ámbito de estudio (turismo, diplomacia, gastronomía, hotelería) o al trabajo, en los casos en que se desempeñan en la rama del comercio o la industria con vinculaciones con Italia”, explicó la gerente, María Rodríguez. También fue muy notorio el aumento de alumnos de italiano en el Laboratorio de Idiomas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, donde los interesados por la lengua del Dante aumentaron un 30 por ciento. No fue la única sorpresa. Mientras las inscripción general disminuyó levemente este año (de 2700 bajó a 2500), en los cursos de francés, hubo un 14 por ciento más de inscriptos y en los de alemán, la matrícula trepó un 7 por ciento.
Un mayor interés por la lengua germánica quedó en evidencia en el Instituto Goethe, donde tuvieron que abrir dos cursos “compactos” de nivel inicial, cuando habitualmente tienen uno solo. Es de cinco semanas y comenzó el 3 de junio. “Como este año pasamos los 12 alumnos y llegamos a 20, tuvimos que crear otro grupo”, precisó Regina Hernández, secretaria de la institución. En relación con el año 2001, la cantidad de estudiantes se mantuvo, pero también recibieron más interesados por aprender las nociones básicas del alemán. Entre sus dos sedes, la del microcentro y la del barrio de Belgrano, armaron 16 cursos de principiantes de alrededor de 18 alumnos cada uno, contra 13 grupos del año pasado de un promedio de 14.
Sin dudas, la gramática y la fonética varían según se trate de italiano, francés, alemán, catalán, hebreo o inglés. Lo que no varía es que para todos el mañana es en otra idioma.

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