SOCIEDAD › COMO ES LA INSTRUCCION DE LOS CHICOS POLICIAS

Con rigor, disciplina y órdenes

 Por Mariana Carbajal

Son cerca de las 10 de la mañana de un viernes y en la comisaría 4ª de Villa Mitre, uno de los barrios más antiguos de la ciudad de Salta, un grupo de unos diez nenes y nenas aprende el paso básico de las danzas folklóricas.

–Párense bien derechitos –les indica con voz de mando el profesor, un policía que les da la clase. Y les enseña a hacer un giro. Algunas de las chicas tienen el uniforme policial: “Les pedimos que lo trajeran porque sabíamos que venía usted”, aclara a la cronista el cabo Gerardo Albornoz, instructor del cuerpo infantil, el primero que se creó en la provincia. Es mixto. Van unos 66 varones y 45 chicas, de la zona, un barrio humilde, de casas a medio terminar, techos de chapas y pisos de tierra. Cada chico tiene un legajo, donde figura la solicitud de ingreso, en la que el papá del aspirante debe llenar –entre otra información personal– si su hijo está bautizado y si tomó la primera comunión; también se incluye un “acta de compromiso de convivencia”, en la que se dejan en claro las reglas, entre otras: “Queda terminantemente prohibido cualquier acto de indisciplina, tanto dentro como fuera del establecimiento”, como también, “falta de responsabilidad ante las tareas asignadas”, “falta de respeto a sus padres, superior o cualquier otra persona de esta institución”, “provocar y/o participar de peleas” y el “uso de vocabulario inadecuado”.

La comisaría funciona en una casona histórica que habitó el general Güemes. Desde su galería, algo venida abajo, se disfruta de la vista del cerro Nevado de Cachi, que hace honor a su nombre y amaneció con sus cumbres blancas.

Al día siguiente, se puede ver cómo en una plaza de la localidad turística de Cafayate practican el paso marcial un grupo de chicos y chicas del cuerpo de policía infantil de los Bomberos del lugar. El instructor, vestido de civil, les da órdenes en tono militar: “¡Mar-chen!”, vocifera. Y los nenes y nenas marchan. Después vendrá el: “¡Des-can-sen!”. Echa a un chiquito de unos siete años y el pequeño se va con un hermanito menor: la reprimenda viene porque el niño no supo decir qué había dicho el instructor cuando éste le preguntó: “¿Qué dije?”. A modo de advertencia, a los demás les dirá: “Eso pasa cuando no se presta atención”.

El domingo, tanto en la ciudad de Salta como en Cafayate los chicos serán invitados desde los cuerpos de policía infantil a ir a misa. “Los llevamos todos los domingos”, confirma el cabo Albornoz. En Salta, la enseñanza religiosa es obligatoria en las escuelas públicas: los chicos rezan al inicio y al finalizar las clases cada día.

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