Rodrigo Moreno se graduó en la Universidad del Cine y dirigió, en 2002, el film El Descanso, junto a Ulises Rosell y Andrés Tambornino, que ganó el premio a la Mejor Película en el Festival du Monde de Quebec en 2003. Antes había dirigido y guionado el cortometraje Dónde y cómo Oliveira perdió a Achala y el corto Nosotros, con el que ganó el premio Carabela de Plata en el Festival de Bilbao (1993). El custodio, su ópera prima como director solista, cuenta la historia de Rubén, de rasgos duros y actitud recia, que se desempeña como custodio del ministro de Planificación. Tiene que seguir al ministro adonde vaya, a dos pasos de distancia, o a seis metros cuando se traslada en coche. Es obsesivo con su trabajo: no bebe, no escucha la radio, está permanentemente alerta, “como un águila”, por lo que pueda ocurrir. También debe lidiar con la hija del ministro, una adolescente prepotente con la que tiene alguna discusión. Durante los momentos de espera, que ocupan la mayor parte de su tiempo, Rubén observa a la gente como si fuera un espía, provisto de un telescopio portátil. Una aparente calma parece estar anunciando una inminente explosión de violencia.

Un día el ministro le pide un trabajo extra. Con su familia irán a una casa de fin de semana, y su mujer estará más segura si llevan custodia. Rubén accede, orgulloso por lo que considera un reconocimiento a su tarea. Pero algo empieza a salir mal. El domingo es su cumpleaños y debe marcharse; la mujer del ministro se muestra falsamente comprensiva, pero luego increpa a su marido, mientras Rubén escucha sin ser visto. Al día siguiente, la celebración de su cumpleaños es un fracaso. Rubén pierde la compostura habitual. “El relato –escribió Moreno– se construye a partir de un punto de vista inamovible y riguroso, que es el del propio custodio. Un lugar desde donde se observa el desarrollo de una intensa vida cotidiana y laboral, la del ministro y su familia, que el custodio presencia desde los márgenes, como si la vida pasara a unos metros de donde está él”.