El día después de Boca tras la derrota en la final por la Supercopa fue tan duro como lo aceptaron Guillermo Barros Schelotto, su técnico, y Carlos Tevez, un símbolo xeneize. Ese clima de frustración reinó ayer en el predio de Casa Amarilla, donde al mediodía el plantel retomó los entrenamientos con la mira puesta en el partido del domingo ante Atlético Tucumán, por la vigésima fecha de la Superliga, donde manda con una ventaja de ocho puntos sobre el escolta Talleres. Para ese duelo el técnico no podrá contar con los colombianos Frank Fabra y Edwin Cardona, quienes deben cumplir una fecha de suspensión por acumular cinco amarillas.

“Cueste o no cueste digerir la derrota, mañana (por hoy) tenemos que entrenar para preparar el partido en Tucumán, ganar y seguir manteniendo la distancia”, fueron las palabras finales del Mellizo en la madrugada del jueves, llevando a los jugadores el mensaje de la necesidad de levantarse, dejando atrás cuanto antes el mal paso dado en Mendoza, donde el equipo volvió a mostrar que no encuentra lugar para Tevez en su esquema de juego, además de extrañar cada vez más a Gago y Benedetto. 

Entre los jugadores de Boca, el que llevó la voz cantante fue Carlos Tevez, quien está en duda para viajar y jugar en Tucumán. “Perder este partido nos da mucha bronca a todos”, expresó el jugador con las manos en la cintura, y agregó: “Es un golpe duro. No hay excusas, ganaron y son campeones, pero quizá lo que más duele es que perdimos por dos errores nuestros. Pensando a futuro, no nos puede volver a pasar”, afirmó Tevez, intentando atemperar el dolor pensando en los compromisos que se le vienen a Boca: defender la punta en el torneo local y clasificar a los octavos de final de la Copa Libertadores, el gran objetivo del Xeneize para este año y el que seguramente pondrá en juego la continuidad del entrenador en el banco, que empezó a recibir cuestionamientos de los hinchas y en la interna del club.