Pareciera que la historia de Canela Grandi -arquitecta y docente transexual‑ excediera la propuesta fílmica de Cecilia del Valle. Como si el personaje pretendiera irse del encuadre mientras la directora procura situarla en tiempo, espacio y matices. El trabajo resultante es cautivante, con Canela situada como personaje y título del unitario televisivo -premio Espacio Santafesino‑ que se proyectará hoy, a las 20, en el Gran Salón de Plataforma Lavardén (Mendoza 1085) en la propuesta "Mujeres diversas. El arte transforma".

Canela, el proyecto -que se estrena junto a la ficción Ella, de los realizadores Virginia Ibañez, Pablo Romero, Eugenia Perez Campos, Luciano Mannocchi, Miler Blasco y Julieta Celsi‑ puede considerarse parte de un díptico que Cecilia del Valle habrá de completar con el estreno del largometraje Canela, sólo se vive dos veces, documental ganador del subsidio quinta vía del Incaa.

El unitario que podrá verse hoy se inscribe en una fecha de importancia, porque adhiere a la conmemoración del Día de la Promoción de los Derechos de las Personas Trans, a partir de ser decretado el 18 de este mes Día provincial de los Derechos de las Personas Trans. Trabajos como el de Del Valle ofician de cara a estas conquistas sociales, y esto es algo que hay que tener presente. "Si bien cada vez hay más, no somos tantas las realizadoras audiovisuales en Rosario. La verdad es que somos una minoría. Hay otros roles femeninos tradicionales, como el de productora o asistente de arte. Así que eso también me parece interesante, porque además del día puntual, que es muy oportuno, el unitario se estrena en el marco de todos los movimientos de mujeres que hubo, y es interesante recalcarlo, porque las realizadoras no tenemos tanta visibilidad", le dice Cecilia del Valle a Rosario/12.

-‑ ¿Cómo nace tu interés por Canela Grandi?

-‑ En principio, mi interés vino por la arquitectura, es una gran pasión que tengo, y por cierta posición que tiene Candela sobre el urbanismo y la arquitectura en Rosario. Hacía siete años que había vuelto a la ciudad, y notaba algunas cuestiones. Cuando la conocí, me sentí muy afín a cierta forma de ver la ciudad. Eso fue lo primero que me atrajo. Obviamente, también por ser Canela una transexual muy consciente del crédito vital, puesto que decidió cambiar a los 48 años. En un principio, junto a Romina Tamburello empezamos a escribir una ficción, pero ella resultó ser muy fascinante. Yo iba a la Siberia, y ella llegaba con su Rastrojero Apache naranja, con sus tacos, y desplegaba todos sus conocimientos sobre arquitectura orgánica; por otra parte, ése es también un tipo de arquitectura que solamente hacen las minorías.

El documental terminó por ganar la pulseada a la ficción. Algo más de seis años en compañía de Canela Grandi, han adquirido la forma primera de un unitario televisivo y la decisión de proseguir con un largometraje. "El unitario es un formato muy reducido y es televisión, por ende es ágil y tiene determinada estructura que permite que yo cuente mucho en poco tiempo. Pero con los tiempos que permite el cine, el largometraje me ha permitido un montón de otras cosas, que tienen que ver ya con un periplo que empieza ella, de búsqueda, de si se quiere hacer la vaginoplastia o no".

Del largometraje existe un tráiler que adelanta diálogos médicos, personales y afectivos. En los dos casos, Del Valle ha buscado una estructura formal que relacione guión y arquitectura. De este modo, "yo cuento su historia a través de las cinco instancias de una obra en construcción, que van de la proyección a las terminaciones. Es eso lo que también arroja otras preguntas: ¿cuándo uno está terminado?, ¿cuándo uno es mujer?, ¿la transexualidad es un lugar de tránsito o un lugar para quedarse? Ahí empiezan a aparecer un montón de cuestiones que tienen que ver con dudas de ella, genuinas".

 

Del Valle subraya que "si bien cada vez somos más, no hay muchas realizadoras audiovisuales en Rosario".

 

De este modo, el visionado de Canela, el proyecto arroja tantos aspectos como puede, merced a una vivencia íntima y de mucho tiempo. "La impronta del tiempo fue dejando otra historia, que yo registro en casi seis años y medio. En ese período ella es abuela, se muere su madre, una de sus hijas se va a vivir al extranjero, se jubila, saca el DNI. Hay también vicisitudes que son propias del cine independiente: que te destraben las cuotas, cambio de gobierno en el medio, Canela que decía que solamente podía rodar una vez por semana, el equipo de rodaje tuvo tres directores de fotografía, tres asistentes de direcciones, productoras y montajistas, algo sumamente entendible. Todo se estiraba. Pero aprendés a ser paciente, y a dejar que sea el tiempo quien segregue su historia. Fue así que me presenté al Incaa y ganamos".

Dos trabajos, al fin y al cabo, que son incentivados por dos premios. El unitario televisivo surge gracias al subsidio otorgado por Espacio Santafesino, y lo cierto es que "puesta a la tarea, hacerlo fue tremendo, tuve que ganar oficio televisivo y ejercitarme en algo que no era lo mío. Me costó muchísimo, es difícil condensar toda la información. Fue casi un desafío para mi persona, contar en 28 minutos esta historia. Pero también es para mí una especie de invitación para la gente que lo venga a ver, para que se quede con ganas de más, como unas vísperas de cara a la película".