La posibilidad de disfrutar de los talentos musicales que contiene la grilla diaria ‑desde hoy hasta el domingo‑, impone al Fontanarrosa Jazz Festival como una agenda irresistible. La programación suma nombres de relieve, como los que esta nota incluye: Mariano Ruggieri, Pipi Piazzolla y Horacio Fumero. El domingo, en tanto, será ocasión de recibir a Adrián Iaies y Mariano Loiácono en Museo Castagnino (ver recuadro).

Pipi Piazzolla tocará mañana en formato de trío.

La necesidad de un festival de jazz es indudable, hay mucho movimiento y el escenario visibiliza porque reúne. Como refiere Mariano Ruggieri, "pienso que Rosario tiene apertura de jazz así como un público conformado por un montón de chicos que se interesan. Me parece que el contexto del jazz es el del lenguaje urbano. Nace como un lenguaje tribal, de comunicación, y en los diferentes lugares donde se toca, eso se impregna y sale expresado en las composiciones, en las improvisaciones. En Rosario tenemos nuestra identidad, somos litoraleños, tenemos el río, tenemos un montón de componentes que permiten un jazz con su propia expresión". Encargado de cerrar la noche de hoy ‑que iniciará a las 20‑, Mariano Ruggieri Grupo reúne al pianista junto a Julio Kobryn (saxo), Jorge Palena (contrabajo) y Sebastián Mamet (batería).

Por su parte, la noche de mañana ‑también a partir de las 20‑ tendrá corolario con Pipi Piazzolla Trío: "El trío es bastante especial porque es guitarra, saxo y batería, no hay bajo, no hay piano, y ya la sonoridad es diferente. Esta elección de instrumentos y músicos fue porque quería tocar en un grupo donde no hubiera anclas ni de dónde agarrarse, donde toda la responsabilidad fuese nuestra, sea al mantener la forma de un tema o de lo que sea, a nivel compositivo o experimental. En el trío voy experimentando un montón de cosas a nivel melódico, rítmico y poli‑rítmico; la verdad es que me parece muy entretenido, de una sonoridad original, y en el 90 por ciento de los casos la música que hacemos es propia", cuenta a este diario el baterista, quien completa la formación junto a Lucio Balduini (guitarra eléctrica) y Damián Fogiel (saxos tenor y soprano).

El sábado ‑a partir de las 19‑, el Festival recibirá la visita del contrabajista santafesino Horacio Fumero, radicado en Barcelona desde hace años, quien se presentará por primera vez en la ciudad junto a su hija, la pianista Lucía Fumero. ¿Qué le sucede musicalmente, parentalmente, cuando su hija lo acompaña?, pregunta Rosario/12. "Tal vez yo sea quien la acompaña a ella (risas). Fundamentalmente, es lo mismo que me pasa con cualquier músico con el que toco y me entiendo. No influye mucho el tema de ser familia, ¡aunque por supuesto que se me cae la baba cuando lo pienso! Cuando estoy tocando, lo hago con un músico que en mi opinión toca bien, con el que me entiendo, porque entiendo lo que va haciendo y le voy adivinando lo que hace. Como pasa siempre que tocás con alguien con quien la cosa funciona".

Mariano Ruggieri Grupo, uno de los créditos locales.

Oriundo de Cañada Rosquín, para Fumero compartir el escenario de este festival "tiene algo muy particular, porque el hecho de tocar en Rosario es como una vuelta a casa. Tocar en lugares cercanos al lugar donde nací tiene algo muy especial para mí, y en este caso sé que para mi hija también. Hemos estados unos días en el pueblo y le he mostrado cosas; en fin, para mí es muy especial. Te voy a decir una cosa, es una frase hecha pero la vivo realmente: yo lo respiro. Cuando me acerco a la zona de Rosario, de Cañada, de Santa Fe, en el aire está la cosa, y no en otro lugar. Soy muy consciente de esto".

Por consideraciones como la de Fumero es que el festival, al decir de Ruggieri, "es una celebración, porque permite celebrar una tradición. El jazz fue también la libertad de la improvisación, y es eso lo que hace que uno esté conectado al lenguaje desde diferentes partes del mundo, hablándolo, tocándolo, compartiéndolo. Todos en un mismo camino. La improvisación da libertad, que este lenguaje transforma y devuelve en forma de jazz. Es lo que nos une y abre puertas".

"Es curioso y lindo, el jazz siempre fue una música universal", comenta Piazzolla. "Estar en contra de esto sería faltarle el respeto y no reconocer la raíz del estilo, que nació con los esclavos, quienes tal vez venían de diferentes lugares, empezaron a expresarse, y la música era el único lugar donde sentían que estaban en libertad. El jazz es la libertad. Cada lugar tiene su jazz distintivo, lo que pasa es que el jazz es eso: gente que quiere tocar mejor y ama la música. Quizás en otros estilos no te dejan mostrar tu composición o te dicen que el tema tiene que durar dos minutos o que la guitarra tiene que sonar de tal manera; en el jazz eso no sucede, por eso hay que dejarlo que siga evolucionando y que siga abriendo las puertas a los creadores".

Fumero coincide en "la universalidad de esta música, que cada uno puede hablar con su acento. Es como un idioma; es decir, cuando vos leés a García Márquez, leés en castellano pero no en 'español', aunque sea el mismo idioma. Hay expresiones, formas de ser distintivas. En este sentido, el jazz es solamente el medio para expresarse, pero cuando uno lo hace expresa sus cosas, de donde uno es, la manera por donde uno llegó al mundo. Su característica fundamental es que ya nace de una mezcla de músicas, y eso ha hecho que pueda incorporar cualquier tipo de localismos, de acentos. Por ejemplo, cuando trabajo con Chano Domínguez hay un componente flamenco que sale por todos lados. El jazz es una música que acepta el localismo y creo que eso es lo que la hace universal".

"Hay que compartir esta celebración, vivirla desde la piel y celebrar que cada uno viene con su bagaje de experiencias, y eso es algo que está volcado en la música. Primero somos personas, después músicos, ahí volcamos todo lo que traemos", agrega Ruggieri.

"El jazz fundamentalmente es compartir, entre los músicos y con el público; creo que se tiene que establecer una conexión con la gente, y en este caso la responsabilidad se la pongo siempre al músico", dice Fumero. "El público del jazz está abierto, sabe que siempre se va a encontrar con algo nuevo. Cuando vas a tocar jazz no te preguntan qué repertorio vas a hacer, simplemente te dejan hacer lo que vos quieras", concluye Piazzolla.