El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió ayer que los misiles llegarán a Siria en respuesta a presuntos ataques químicos y pese al riesgo de un choque frontal con Moscú, aliada de Damasco. “Rusia promete derribar todos los misiles que se disparen contra Siria. ¡Preparate, Rusia, porque llegarán, lindos, nuevos e ‘inteligentes’! ¡No deberían ser socios de un animal que asesina con gas, que mata a su pueblo y lo disfruta!”, tuiteó el magnate ayer a primera hora. Las declaraciones del mandatario republicano tuvieron lugar luego de que el embajador ruso en el Líbano dijera el martes que, en caso de un ataque por parte de Estados Unidos, se derribarían los misiles lanzados.

Moscú insinuó luego, a través de la cuenta de Facebook de Maria Zajarova, la portavoz de su diplomacia, que Washington buscaría borrar (con los misiles) lo que llamó las huellas de las provocaciones occidentales en Siria. “Así, los inspectores no tendrán ya nada que hallar como pruebas”, dijo Zajarova. La portavoz opinó, además, que los misiles inteligentes (de Estados Unidos) deberían volar en dirección a los terroristas y no en dirección al gobierno sirio, que, según dijo, lucha desde hace varios años contra el terrorismo internacional en su territorio.

Trump –que canceló una visita a Latinoamérica el fin de semana para supervisar la respuesta estadounidense a Siria– ha dejado claro que pretende que el régimen de Bashar al Assad, y posiblemente sus aliados Moscú y Teherán, paguen un alto costo por el último supuesto ataque con gases tóxicos. Estados Unidos, Reino Unido y Francia han afirmado que el ataque químico tiene todas las señas de haber sido ordenado por el gobierno de Damasco, que ha sido previamente acusado de otros ataques con gases tóxicos por la Organización para la Prohibición de Armas Químicas.

El destructor lanzamisiles estadounidense, USS Donald Cook, partió el lunes del puerto Lanarca, Chipre, donde hacía una escala, y se encuentra en una zona donde fácilmente podría atacar Siria. Mientras, la Agencia Europea de Seguridad Aérea emitió el martes por la tarde un mensaje advirtiendo posibles ataques aéreos en Siria dentro de las próximas 72 horas.

En consecuencia, el gobierno de Al Assad comenzó a preparar su defensa. Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), el ejército sirio puso a sus fuerzas en estado de alerta por los próximos tres días en los aeropuertos y bases militares de este país arrasado por la guerra desde 2011. Las tropas se preparan con un despliegue rápido, especialmente en Damasco, pero también la provincia de Homs (centro) y en Deir Ezzor (este), según el director de esta organización, Rami Abdel Rahman. Esta medida se adopta generalmente en reacción a las amenazas exteriores, precisó.

Trump ya bombardeó en abril de 2017 una base militar siria en respuesta a un ataque con gas sarín en Jan Sheijun, del que acusaron al régimen sirio y  que dejó 80 civiles muertos.

No obstante, esta vez sólo la Sociedad Médica Siria Estadounidense y la Defensa Civil Siria (Cascos Blancos), ambas organizaciones apoyadas por EE.UU., fueron las que denunciaron que al menos 42 personas fallecieron con síntomas de haber sufrido un ataque con sustancias tóxicas en esa urbe. Ninguna otra fuente ha confirmado que se tratara de un bombardeo con armamento químico y tanto Damasco como Moscú han negado el empleo de esa clase de armas en Duma, donde iniciaron una ofensiva el viernes que fue suspendida dos días después tras un acuerdo con el Ejército del Islam, la facción que domina esta población. Al respecto, Günter Meyer, experto en Medio Oriente de la Universidad de Maguncia, en el oeste de Alemania, dudó ayer de que el presidente sirio pudiese estar detrás del presunto ataque. Los datos para llegar a tal conclusión no son suficientes, señaló el director del Centro para la Investigación del Mundo Árabe de Maguncia. “Y tampoco tiene absolutamente ningún sentido un ataque de este tipo desde el punto de vista del gobierno sirio”, añadió. Meyer recordó que en el momento en cuestión en el que se produjo el ataque, los últimos insurgentes islamistas se estaban retirando de su antiguo bastión de Guta Oriental.

Ante la posibilidad del eminente ataque por parte del gobierno de Trump,las fuerzas gubernamentales sirias comenzaron a vaciar los aeropuertos castrenses y sus bases más importantes, mientras continúan en estado de alerta, en cumplimiento a las órdenes de su comandancia, informó ayer el OSDH. Según la organización, desde el martes por la noche, las fuerzas del gobierno evacuaron aeropuertos militares como T-4, en la provincia central de Homs, Dumeir y Al Sin, cerca de Damasco, así como bases de las unidades de elite de la Guardia Republicana y de la 4ª División, en los alrededores de la capital siria.

“El pretexto químico es endeble y no se basa en pruebas”, afirmó una fuente del Ministerio sirio de Exteriores a la agencia de noticias oficial SANA y aseguró que la actuación de Estados Unidos muestra una falta de principios, valores, sabiduría y racionalidad. “No nos extrañamos de la escalada temeraria de un régimen como el estadounidense que patrocina y sigue patrocinando el terrorismo en Siria”, destacó. La fuente reiteró, además, que su Ejecutivo da la bienvenida a cualquier comisión que fuese justa, imparcial y no politizada, para que lleve a cabo una investigación que, según dijo, absuelva al Estado sirio de cualquier implicación en el uso de armas químicas.

En otra arista del conflicto, el presidente ruso y aliado de Bashar al Asad, Vladimir Putin, llamó ayer al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a abstenerse de cualquier acción que pueda desestabilizar aún más la situación en el país, que representaría una amenaza para su seguridad, indicó el Kremlin en un comunicado, dos días después de que las fuerzas israelíes bombardearan una base del ejército sirio. El mandatario ruso insistió en la importancia del respeto de la soberanía de Siria, añadió el comunicado de, que precisó que ambos jefes de Estado hablaron por teléfono de los recientes ataques de la aviación israelí contra la base aérea T-4.