La utilización de la capacidad instalada de la industria se ubicó en febrero en 64,4 por ciento, lo que representó una mejora de 2,8 puntos porcentuales contra enero previo y de 4,4 puntos porcentuales con respecto de igual mes del año pasado, informó ayer el Indec. Sin embargo, la mejora no fue pareja y muchas ramas de actividad sufrieron un empeoramiento de las condiciones respecto de doce meses atrás. Si se compara con 2015, la media del nivel general se encuentra por debajo en 4,4 puntos (68,8 por ciento) y recién llega a casi empardar la cifra de 2016 (64,2). Las actividades que presentaron las principales mejoras están vinculadas con la construcción, como las industrias metálicas básicas; con la producción automotriz y con la refinación de petróleo.

El deterioro de la actividad fabril se inició en 2016 y se extendió hasta tocar un piso en la primera parte del año. Ese mínimo en que operó la industria amplía cualquier mejora que pueda registrarse porque hay una baja base comparativa. De hecho, el avance en la capacidad utilizada recién logra acercarse a las cifras que dieron cuenta ya en los primeros meses de 2016 del fuerte desplome en la industria. Incluso, del universo revelado por el ente oficial, hay cinco actividades que se encuentran peor respecto de igual mes del año pasado. Una de ellas es la producción de alimentos, cuya utilización de la capacidad instalada es de 61,4 por ciento, un punto por debajo de febrero de 2017 (62,4). Le sigue la industria tabacalera, con 71,5 por ciento (78,3 antes); producción textil, con 48,3 por ciento (53,9); papel, 77,2 (85,0) y caucho y plástico, 53,3 (54,1).

Entre los que lograron una recuperación contra el año pasado se destacan edición e impresión, con 51,2 por ciento de utilización de la capacidad instalada contra 47,6 de hace un año; refinación de petróleo 82,8 por ciento (81,6 hace un año); química, 73,0 (68,8); minerales no metálicos, 74,2 (68,7); metálica básica, 86,2 (65,7); automotriz, 50,4 (31,5), y metalmecánica sin automotriz 46,2 (42,1).

En el caso de las industrias metálicas básicas, la mejora es “consecuencia principalmente del incremento de la producción de acero”. “El crecimiento sostenido de la demanda de productos de acero para la construcción -estimulada tanto por la obra pública como privada- y de la demanda de tubos y productos siderúrgicos para áreas petroleras impulsaron el mayor uso de las plantas productoras”, agrega el informe del Indec. Esa dinámica también impulsó la actividad del bloque de productos minerales no metálicos (vinculados a construcción). En el caso de la industria automotriz, el informe reconoce que se debe a una base de comparación baja respecto de un año atrás, que “se vincula con paradas técnicas de planta en algunas terminales automotrices efectuadas en febrero de 2017”.

La mejora en la industria metalmecánica que exceptúa la producción automotriz “está vinculada con la mayor demanda de la construcción, las actividades agropecuarias y del segmento energético”. La fabricación de tractores, en tanto, impulsó el nivel de utilización del segmento de maquinaria agropecuaria.