El fiscal ante la Corte Suprema Víctor Abramovich dictaminó en contra de una demanda interpuesta por Cecilia Pando, defensora de represores y genocidas, contra la revista Barcelona. Abramovich consideró que la publicación efectuada por dicho medio se encuentra “amparada por el derecho a la libertad de expresión” y que “no excede el alcance de una opinión sobre un asunto de interés público”. 

El caso comenzó en 2010 por un fotomontaje publicado en la contratapa de la revista, en el que se veía un cuerpo atado con sogas con el rostro de Pando, en alusión a una protesta de familiares de detenidos por crímenes de lesa humanidad, realizada ese año en el Edificio Libertador, sede del Estado Mayor del Ejército y del Ministerio de Defensa. A raíz de esa publicación, la titular de la llamada Asociación de Familiares y Amigos de Presos Políticos inició acciones legales por calumnias e injurias en contra de la empresa Gente Grossa SRL, que edita la revista Barcelona. En marzo del año pasado, la Sala D de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil ratificó la sentencia de primera instancia y dispuso que la revista satírica pague 70 mil pesos a Pando en concepto de indemnización por daños y perjuicios provocados por la difusión del fotomontaje en cuestión. En ese marco, el procurador fiscal analizó la publicación cuestionada y entendió que la misma “se encuentra amparada por el derecho a la libertad de expresión en materia de opiniones”. 

El representante del Ministerio Público Fiscal entendió que debe partirse del “carácter satírico e inverosímil” que caracteriza a la revista Barcelona, “para entender el significado de la publicación y ponderar la entidad del agravio”. Asimismo, el fiscal señaló que el hecho que originó la publicación fue un “asunto de interés público” y consideró que la misma aludió a una protesta llevada a cabo en el espacio público, que expresa el cuestionamiento por parte de un grupo de personas a los procesos penales por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar. En consecuencia, Abramovich entendió que, aunque las críticas satíricas expuestas por la revista sean susceptibles de herir los sentimientos de la actora, ello no justifica una condena indemnizatoria.