Estado laico

En relación con la carta firmada por Gustavo Gamboa (publicada en la edición de ayer de Rosario/12) me detengo en el tema del Estado laico. Quiere el secretario general del partido SI y queremos en nuestra condición de ciudadana saber qué se opina al respecto. Es decir, a quienes les es indiferente, a quienes le sigue pareciendo bien que todos sustentemos su preferencia religiosa como lo establece el art.3º de la Constitución Provincial, o quienes consideramos que su mantenimiento implica violentar nuestra identidad, en el sentido jurídico establecido por las normas del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Según ese art.3º: "La religión de la Provincia es la Católica, Apostólica, Romana a quien le prestará su protección más decidida sin perjuicio de la libertad que gozan sus habitantes". Acotamos que su tono resulta fundamentalista comparado con el del  art.2º de la Constitución Nacional según el cual "el gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano". Pero no tenemos ánimo de crítica al legislador de antaño, porque debemos ubicarnos en el contexto histórico.

¿Cómo nos sentimos quienes debemos aportar a un relato que no compartimos, ya que la religión es en definitiva un relato? Pues en franca desigualdad, ya que estamos obligados con nuestros tributos a mantener templos, sacerdotes, y cuanto más se juzgue necesario para mantener el relato en pie. Peor aún, sostenemos una institución respecto de la cual no podemos ejercer ningún derecho, ni siquiera los elementales derechos humanos políticos como elegir y ser elegidos.

No estamos proponiendo nada exótico al sistema jurídico nacional ya que algunos de los Estados Provinciales ya lo contemplan. Véanse los textos constitucionales de Río Negro, Santa Cruz, Neuquén, Tierra del Fuego.

Ana María de Benito