El Teatro de la Ribera, en la Boca, es el lugar donde se desarrolla la audiencia pública convocada por el Ministerio de Transporte para ampliar la oferta aérea. La idea de la cartera que dirige Guillermo Dietrich es duplicar los vuelos de cabotaje en cuatro años a través del ingreso de empresas de bajo costo, las llamadas low cost.

Los sindicatos aeronáuticos se oponen, y lo dijeron en la audiencia, en medio de un amplio operativo de seguridad en la puerta del teatro.

Según contó a Página/12 Marcelo Uhrich, de la Unión del Personal Superior y Profesional de Aerolíneas Comerciales (UPSA), “no hay infraestructura en la Argentina para cumplir las metas que planteó Dietrich. Es imposible lograr eso, y encima al precio de estrangular al mercado local a manos de las low cost”.

Para Uhrich, “acá se están presentando empresas con 100 mil dólares de capital, es irrisorio. El low cost no genera beneficios, son firmas extranjeras, con personal extranjero, que no dejan ganancias en los países donde operan. Y ahogan a la competencia con tarifas muy bajas. Después las elevan y monopolizan el mercado”. Uhrich no duda en decir que “esto es una vuelta encubierta a la política de cielos abiertos”, la operatoria de empresas extranjeras en el mercado aéreo.

Justamente, al inicio de la audiencia, Dietrich aseguró que "el Gobierno no impulsa ni impulsará una política de cielos abiertos”, y que el mercado crecerá un 5 por ciento este año.

La Asociación Argentina de Aeronavegantes también se movilizó. Andrés Junor, el secretario gremial, también rechazó la política de cielos abiertos. “No sabemos en qué es low cost una empresa de este tipo. ¿En los costos, en los sueldos de los trabajadores? No vamos a permitir un modelo de precarización. Es una amenaza muy fuerte”, señaló a este diario, y dijo que no firmarán convenios de trabajo con esas empresas si se autoriza su desembarco en la Argentina.

Los gremialistas coincidieron en ponderar la gestión de Isela Costantini, la ex titular de Aerolíneas Argentinas que dejó su cargo la semana pasada. “Hubo una gestión prolija, con buen diálogo”, afirmó Junor. Para Uhrich “le ponemos un aprobado. Bajó el déficit a la mitad y tuvo buen trato con todos. Se fue porque no quiso o no supo afrontar lo que se viene: quita del 50 por ciento de los subsidios y ajuste de la empresa, una manera de financiar a las compañías  privadas. Creo que vamos a tener un año muy duro”.