En su gran inmensidad, en la Feria del Libro parece haber lugar para todos y todas, y también, cada vez más, para toditos y toditas. A tono con un mercado que, dentro de una marcada caída general de la producción y de las ventas, continúa sosteniéndose, y además creciendo, el segmento de los libros hechos para el público infantil y juvenil “se luce” cada vez más en “la feria grande”, y no solo en la infantil, de vacaciones de invierno. Como si fuera una foto que muestra un estado de cosas, la oferta se multiplica, tanto por parte de las editoriales como desde la organización de la feria. La cada vez más masiva “Movida juvenil”, con su bullicioso Encuentro Internacional de Booktubers, una nutrida agenda de actividades, presentaciones y firmas, una nueva edición los Destacados Alija, que premian la mejor producción nacional, los talleres y espectáculos de la ya clásica “Zona Infantil”, y los homenajes que se multiplican a la figura de Liliana Bodoc, son parte de esa foto de situación.

Las últimas cifras que dio a conocer la Cámara del Libro mostraron un panorama muy malo para la producción local de libros: el año pasado se editaron en la Argentina 51 millones de ejemplares, mientras que en 2014 fueron 129 millones, con una caída sostenida desde entonces. La curva de importaciones, mientras tanto, creció a la inversa desde 2016, cuando se levantaron las trabas a la llegada de libros extranjeros con lo que el ministro de Cultura celebró como “libros libres”. En medio del triste panorama de este informe oficial, brilla una única “buena nueva”: la del segmento infantil y juvenil, que muestra que se mantiene y crece entre los tres temas de mayor edición el año pasado. También en la Feria, los libros para chicos y para jóvenes se hacen notar, de diversas maneras.  

“Siempre se habló de ‘literatura infantil y juvenil’, pero ya se hace necesario separar los segmentos: literatura para niños y literatura para jóvenes o adolescentes. Entre ambas hay muchas diferencias, pero algo tienen en común: son los dos segmentos que más han crecido, y siguen creciendo, en los últimos diez años”, advierte Oche Califa, director de la Fundación El Libro, organizadora de la feria. Califa “viene” del sector LIJ: es uno de los autores argentinos que han hecho esta literatura. Como tal, ha sabido introducir para la feria espacios como los de la Movida Juvenil, con el Encuentro Internacional de Booktubers, la Convención de Bloggers y el Encuentro Bookstagrammer. Una movida que ha sabido captar verdaderas avalanchas de público adolescente, que en ediciones anteriores coparon la sala José Hernández (la más grande de la Feria), hicieron largas filas y obligaron a instalar pantallas para seguir el evento también desde afuera de la sala. 

“En este segmento juvenil, viene creciendo en la Feria la presencia de autores internacionales, este año con unos diez invitados. Incluyendo a Elvira Sastre, que es casi un fenómeno aparte, porque es una poeta. Pero, además, están creciendo mucho los autores argentinos”, observa el director de la feria. Casi todos estos escritores del segmento joven son, en sí mismos, jóvenes, y de un tiempo a esta parte tienen una característica particular: surgen en el mundo virtual, para pasar a ser editados luego en el papel. Es el caso de la mexicana Janeth G. S., que publicó primero en la red social Wattpad. Tras obtener 37 millones de lecturas en esta plataforma, pasó a ser editada en papel. Los españoles Chris Pueyo y Javier Ruescas (super best seller), el estadounidense Dan Wells (ídem), el terrorífico británico Chris Priestley, o en otro orden de masividad, las ilustradoras chilenas Dannae Alvarez y Francisca Cárcamo, son algunos de los invitados internacionales ubicados en el “segmento LIJ” de esta edición.

En una recorrida por la feria, sobresale la muestra que montó la editorial Kapelusz, de características inusuales para un stand comercial. La última novela que publicó la escritora fallecida en febrero pasado fue Elisa, la rosa inesperada. A partir de los diarios y audios que Bodoc fue haciendo durante el viaje por el norte argentino que dio origen a esa novela, se monta un recorrido que abre profundas reflexiones sobre la escritura, una “cocina de obra” en la que, además, es posible recuperar la voz de Bodoc, con esa urgencia dulce con la que sonaba. La “maratón de lectura” que se prepara para el 1º de mayo, será una continuación de ese homenaje, multiplicado en una cantidad de recuerdos, casi tantos como sus lectores. “Hoy estamos comprobando qué grande fue el amor que sembró; el legado que dejó tiene que ver con una mirada del mundo que incluía una posición política muy definida. Por eso su obra va mucho más allá de la calidad literaria, aunque la tuvo: ella nos enamoró porque supo aprovechar cada libro que escribió y cada charla que dio para luchar por un mundo mejor”, la recuerda su hijo, Galo Bodoc.  

Elisa, la rosa inesperada fue reconocido con el Gran Premio Alija entre Los Destacados, que premian a la mejor producción argentina. La entrega de estos premios, el próximo 10 de mayo, será así la continuación del homenaje en la feria. Y también un momento de celebración y reconocimiento para todo lo que está pasando en la literatura infantil y juvenil argentina, en la que, así las cosas, hasta hay lugar para el surgimiento de nuevos sellos en pequeños lugares del interior. Algo que parece de cuento.