“Sepan que esta casa es de ustedes. Para venir después o antes de la Plaza, para que vengan con su gente a tomar mate, a hacer cursos”, aseguró la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini a quienes asistieron al almuerzo que prepararon las Madres para celebrar sus 41 años de lucha. Los cerca de 300 comensales oyeron a Bonafini recordar a sus hijos –“somos hijas de nuestros hijos, aprendimos de su lucha”– y recorrieron la Casa de las Madres, cuyas paredes llevan la memoria viva del camino recorrido. 

En la sobremesa multitudinaria de las lentejas con chocolate que ofrecieron las madres en la sede de la Asociación, Bonafini definió el almuerzo como “un festejo”. “Para las Madres es un festejo porque desde que salimos a la calle nos dijeron que así no era. La plaza no, están locas, las van a matar. Nos cagaron a palos y seguimos en la plaza. ¿Un periódico? Se los van a sacar. ¿Una universidad? No van a poder. ¿Insultar al presidente (Mauricio) Macri? Hay que darle tiempo. No tienen paciencia. Bueno, las madres no tenemos paciencia y nos dimos cuenta de que este era un hijo de remilputa el primer día. Con él no vamos a negociar”, se despachó. 

Cuarenta kilos de lentejas con chocolate compartieron con 300 personas las Madres de la Asociación para celebrar su 41 aniversario. El llamativo menú –completado con un vaso de gaseosa o vino y un pancito– sirvió para generar recursos, pero también “para que sepan que esta casa es de ustedes”, insistió la presidenta de la asociación. Luego, los comensales pudieron recorrer la Asociación, cuyas paredes funcionan como una especie de cofre de los tesoros. “Acá van a encontrar pedacitos de toda nuestra historia”, detalló Bonafini. Mañana realizarán la muestra del Archivo de las Madres en Plaza de Mayo, que iban a instalar el domingo pero la lluvia no lo permitió. 

De la cocción del plato del día estuvo al frente ella misma. Más tarde agradeció cada uno de los aportes que hicieron posible la actividad. “Es una alegría haber podido hacer este encuentro que nos costó tanto armar, es una emoción porque se hizo con mucho trabajo y esfuerzo”, insistió.  

Protegida por un delantal y sin el pañuelo blanco que le cubre siempre la cabeza, revolvió las dos ollas populares con la preparación y sirvió más de 100 platos. “El amor es un condimento que no figura en las recetas de cocina y que es necesario. La vida nos da golpes y alegrías, pero siempre hay que hacer las cosas con amor”, apuntó. 

Por último Bonafini recordó a los desaparecidos durante la última dictadura cívico militar. “Nuestros hijos no están muertos porque nadie nos dijo qué pasó. Por eso fuimos a una plaza a encontrarnos con ellos y no a un cementerio. Una plaza es un lugar que tiene vida. La Plaza de Mayo es la plaza de la libertad”, sostuvo y remarcó: “Somos hijas de nuestros hijos. Aprendimos de su lucha”.