El desafío no parece sencillo: abordar la realidad con profundidad pero sin caer en la solemnidad, salir de lo políticamente correcto para amplificar una mirada tangencial que permita correrle el velo al pensamiento único, cada vez con más devotos dentro del sistema mediático argentino. Esa es la idea que se propone plasmar Detrás de lo que vemos, el programa de humor periodístico que hoy, a las 22, se estrena por la pantalla del renovado Crónica HD. Conducido por Claudio Villarruel y Bernarda Llorente, el ciclo intentará sacudir a la adormecida pantalla chica dominguera desde el humor y la ironía, intentando hacer que la víspera de la semana laboral sea más placentera. “Volver a la tele es volver a un lugar que nos resulta muy familiar, muy propio, en el que nos sentimos muy cómodos”, se sincera Villarruel, en la entrevista con PáginaI12. “Al mismo tiempo –agrega Llorente–, es una especie de juego. No volvemos solo a hacer lo que siempre hicimos, y probablemente sea una de nuestras principales identidades, sino que además construimos el desafío de hacer algo distinto, de siempre dar una vuelta de tuerca”.

El estreno de Detrás de lo que vemos es, en realidad, el desprendimiento televisivo del programa radiofónico homónimo que la dupla de productores y conductores conducen en la AM 750, de lunes a viernes de 12 a 14, que ya va por su séptima temporada. De hecho, Llorente y Villarruel estarán acompañados por buena parte del equipo de radio: los humoristas Sebastián Fernández y Agustín López Nuñez llevarán a la pantalla chica su vasta galería de personajes, parodiando una realidad que a veces se caricaturiza a sí misma. “El espíritu del programa será el mismo que el de la radio, solo que adaptado a los tiempos y al formato televisivo. Creemos que lo que la gente mas valora del programa de radio, y apostamos que ocurra los mismo en la tele, es tocar la realidad de manera descontracturada, sin por ello resignar un pensamiento crítico ni determinados contenidos”, detalla Llorente. “Al mismo tiempo, queremos apostar a un tipo de humor que aparece poco en la tele actual. La realidad puede aliviarse un poco si podemos divertirnos y reírnos, primero de nosotros mismos, y también de un momento social y económico muy complicado para la mayoría de los argentinos”, reconoce Villarruel. El programa contará, además, con entrevistas que mostrarán el lado menos glamoroso de los artistas, a cargo de Emanuel Respighi.

–Detrás de lo que vemos tiene un título pretencioso, ¿adquiere un sentido aún más profundo en un momento en el que el sistema de medios es cada vez más concentrado y homogéneo en su discurso?

Bernarda Llorente: –En tiempos en los que la apariencia opaca la realidad, y en el que los hechos aparecen de manera deshilachada o casual, hacemos el esfuerzo de intentar presentar otras miradas. A veces lo logramos, en otras somos arrastrados por una agenda casi única que intenta imponerse con forceps. Nos sentimos muy felices de contar con un espacio que nos permite total libertad creativa, artística y de pensamiento. 

Claudio Villarruel: –En el contexto de una realidad mediática muy cerrada, no es sencillo encontrar un lugar de independencia. Hoy, encontrar en los medios espacios de libertad se transformó en un privilegio.

–Durante una década fueron directores artísticos de Telefe, en una época de mucha producción audiovisual, ¿cómo analizan a la TV argentina actual? 

C. V.: –La televisión argentina no pareciera estar dando las respuestas adecuadas ante un modelo audiovisual en crisis. Está demasiada cerrada en una lógica que la conduce a una reducción en la producción de contenidos y en la audacia de sus apuestas. Es una pena. La TV argentina tenía un reconocimiento y un lugar privilegiado en el mundo en cuanto a su creatividad. En relación a la audiencia, también es un medio que parece haber perdido expectativas y sorpresas. 

B. L.: –No deja de provocarnos tristeza cuando se habla de Netflix o de la última serie extranjera en vez de contenidos nacionales, que construían empatía y en los cuales los argentinos nos veíamos reflejados. Ojalá sea una crisis pasajera y que la industria audiovisual se recupere, como lo ha hecho muchas veces, y volvamos a gozar de los contenidos a los que los argentinos nos acostumbramos y merecemos.