El 46,3 por ciento de los brasileños dijo que aceptaría un golpe militar como forma de dar respuesta a la corrupción, según una encuesta del Instituto de la Democracia. En el mismo sondeo el 56 por ciento afirmó que la democracia es el régimen político de su “preferencia”. En 2010, el último año del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, el 77 por ciento  había expresado su “preferencia” por la democracia.

“Lo que hay es una desconfianza radical y absoluta en las instituciones” democráticas, señaló el politólogo Leonardo Avritzer, de la Universidad Federal de Minas Gerais y respondable de la encuesta.

En la consulta realizada a 2.500 personas de todo Brasil el 48 por ciento consideró que hubo un “golpe” contra Dilma Rousseff en mayo de 2016.

Mientras el prestigio del Parlamento y los partidos está por el suelo, se robusteció la imagen de los militares.

Las Fuerzas Armadas tienen el 61,1 por ciento de confianza, las iglesias el 63,8 por ciento y la policía federal (favorecida por el marketing de Lava Jato) cuenta el 63,1 por ciento.

El estudio de opinión pública fue publicado por el diario Valor Económico, en cuya contratapa apareció una larga entrevista al ministro de Defensa, general Joaquim Silva e Luna. Igual que lo han hecho otros militares, como el jefe del Ejército Eduardo Villas Boas, el responsable de la Defensa hizo declaraciones eminentemente políticas. Silva Lima lamentó lo que definió como una crisis de “valores” y destacó el “elevado índice de credibilidad de las Fuerzas Armadas”.