El dólar cerró ayer a 25,11 pesos, con un aumento del 0,8 por ciento en el día y una suba de 5,5 por ciento desde el viernes pasado. El mayorista subió 11 centavos y cerró a 24,43 pesos. Desde el Central no vendieron reservas pero los bancos públicos como el Nación comenzaron a sacrificar divisas para contener las presiones. El clima financiero internacional, con la devaluación más acelerada de las monedas de países emergentes como Brasil, suma un nuevo foco de tensiones para los próximos días. 

El lunes el gobierno devaluó al ponerle un techo al tipo de cambio mayorista con una oferta de venta de 5000 millones de dólares a 25 pesos, cuando el viernes había cerrado a 23,79 pesos. El martes se licitaron más de 600 mil millones de pesos en Lebac, consiguiendo un 100 por ciento de renovación, y se emitieron bonos Bote a tasa fija, los cuales fueron comprados por grandes fondos del extranjero en una negociación con el equipo económico. El miércoles se vivió un día de relativa tranquilidad cambiaria tras semanas de fuerte incertidumbre en la city. El jueves y ayer volvieron las tensiones con nuevas subas del dólar minorista y mayorista. 

La escalada del dólar generó desconcierto en el equipo económico. El presidente del Central, Federico Sturzenegger, dijo en marzo que 62 mil millones de dólares de reservas internacionales eran suficientes para sostener la divisa en 20,55 pesos. Dos meses después fue necesario subir la tasa de interés de las Lebac del 27 al 40 por ciento, vender unos 9 mil millones de dólares de las reservas, colocar a disposición de grandes inversores otros 5 mil millones a un precio fijo de 25 pesos, anunciar un préstamo de rescate con el FMI, reducirle los encajes a los bancos, negociar con el fondo de inversión BlackRock la compra de los bonos y anunciar medidas de ajuste para intentar frenar las presiones. Esta batería de medidas, si bien permitió a partir del martes frenar las subas record del dólar, generó una situación de equilibrio inestable. 

Existen elementos del mercado interno y otros del mercado externo que podrían volver a despertar a las fieras de la city. En el plano local la licitación de Lebac el 19 de junio es uno de los principales desafíos que tendrá el equipo económico. Deberá renovar 626 mil millones de pesos a tasas del 40 por ciento, intentando convencer al mercado que estas letras no son impagables en el mediano plazo. El stock actual de estas Lebac supera el billón de pesos, lo que implica que a esta tasa de interés y este tipo de cambio, la autoridad monetaria deberá pagar vencimientos de intereses por una cifra equivalente a los 18 mil millones de dólares en los próximos 12 meses. El monto luce muy elevado para un país que salió a pedirle de urgencia 30 mil millones de dólares al FMI para intentar cubrir los desequilibrios externos y cumplir con los pagos de deuda del Tesoro, los cuales suman más de 15 mil millones de dólares netos al año.  

La situación internacional en los últimos días empezó a amplificar las presiones. Esta semana la tasa de interés de Estados Unidos superó el 3,1 por ciento y provocó la fuerte volatilidad de las monedas de los países emergentes. Uno de los países más afectados fue Brasil. La moneda brasileña llegó ayer a cotizar a 3,74 reales contra el dólar. La divisa estadounidense anotó allí una suba de 13 por ciento desde que comenzó el año y ubica al real en su valor más depreciado de los últimos dos años. Brasil es el principal socio de la Argentina en términos comerciales y en la medida que devalúa su moneda recorta la competitividad cambiaria del peso. Los efectos de devaluar en una economía como la de Brasil, con una inflación del 2 por ciento, y la de Argentina, con una del 25 por ciento interanual, no son los mismos y podrían forzar a nuevas rondas de depreciación del peso para recuperar la paridad real contra el mercado brasileño. Entre otros países emergentes con devaluación se destaca la lira turca, cuya moneda perdió en torno de 10 por ciento contra el dólar este año.