En un acto por el Día del Ejército, el presidente Mauricio Macri confirmó que su Gobierno buscará volver a introducir a las Fuerzas Armadas en seguridad interior, para tareas de custodia de recursos estratégicos. En su discurso, el mandatario indicó que es necesario que los militares “apoyo logístico a las fuerzas de seguridad para cuidar a los argentinos frente a las amenazas y desafíos actuales”. “Necesitamos Fuerzas Armadas que se adapten a las amenazas del siglo XXI y que estén preparadas para enfrentar los problemas que hoy nos preocupan”, indicó el presidente, en línea con el discurso de Estados Unidos de las “nuevas amenazas”. En el Gobierno, plantean que el rol que se le dará a los militares será el de custodiar centrales nucleares o yacimientos petrolíferos. Evalúan derogar un decreto de Néstor Kirchner que limitaba su participación en cuestiones internas.  La idea fue rechazada desde la oposición y los organismos de derechos humanos. La titular de Abuelas, Estela Carlotto, consideró que el Gobierno busca volver a instalar el medio en la sociedad.

En el Gobierno evalúan sumar recursos de las Fuerzas Armadas a la custodia de “recursos naturales y estratégicos”. Esto fue conversado en la mesa de seguridad del Gobierno, que integran la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el ministro de Defensa, Oscar Aguad, coordinados por el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo. Según confirmó uno de los participantes a este diario, allí se evaluó derogar el decreto 727 de Kirchner, que establece que las Fuerzas Armadas solo pueden actuar “agresiones de origen externo perpetradas por fuerzas armadas pertenecientes a otros Estados”. En el Gobierno, lo ven como un “decreto ideológico”, que tendería a ser eliminado. Siguiendo la doctrina de las “amenazas asimétricas” de Estados Unidos, consideran que deben poder actuar ante otro tipo de amenazas, que no necesariamente provienen de un Estado. 

En la práctica, los ejemplos que vienen dando en el oficialismo son los de custodiar Vaca Muerta o las centrales nucleares de Atucha. “Ponemos 200 soldados voluntarios allí, donde nunca va a pasar nada. Y sacamos a los 200 gendarmes que pueden servir para otras tareas”, ejemplifican. Para estas tareas, interpretan en el Gobierno, no hay que hacer ninguna modificación de la legislación vigente: interpretan que la Ley de Seguridad Interior se los permite. La consecuencia directa de esa decisión es que habrá más gendarmes y prefectos disponibles para todo servicio. 

La segunda consecuencia es que se utilizarán más de los (pocos) recursos tecnológicos de las Fuerzas Armadas, como los radares. En el oficialismo, juran que no le darán a los militares otras tareas. “No van a hacer inteligencia interior, ni patrullaje en calle. Eso solo sería posible decretando el Estado de Sitio”, afirman.

Con la venia de Macri

El presidente ratificó este plan con su discurso en el Día del Ejército. “Necesitamos Fuerzas Armadas que dediquen mayores esfuerzos en colaboración con otras áreas del Estado”, insistió el mandatario en su discurso en el Colegio Militar de la Nación. “Sabemos que todo eso debe hacerse sin descuidar su objetivo principal e irrenunciable de proteger la soberanía y la integridad territorial de nuestro país”, afirmó. “Queremos un Ejército con innovación, tanto en materia de capacidades como de organización”, remarcó. Lo escuchaban Aguad, Bullrich, el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis y el jefe del Estado Mayor del Ejército,  Claudio Pasqualini. También estaba un hombre clave en la estrategia macrista de darle otro rol a las Fuerzas Armadas, el jefe del Estado Mayor Conjunto, Bari del Valle Sosa. Los cambios en las cúpulas que hizo desde su llegada Aguad –y con la crisis del submarino en el medio– tendieron a eliminar cualquier resistencia a ese plan. 

El general Pasqualini, de hecho, se mostró de acuerdo con las nuevas tareas. Dijo que “están listos para cumplir las misiones que los nuevos tiempos imponen” (ver recuadro). 

Críticas

La iniciativa del Gobierno, que hasta ahora no tuvo más que una serie de charlas y borradores, puso en alerta a los organismos de derechos humanos y a sectores de la oposición que advierten sobre la posibilidad de una escalada represiva de la mano de la intensificación de las políticas de ajuste que se pacten con el FMI.

“Desde que está Patricia Bullrich, que parece estar más uniformada que quienes eligieron esa carrera, se está torciendo el accionar de las Fuerzas Armadas para el enemigo externo, están volviendo al tema del enemigo interno”, advirtió la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. “Lo estamos viendo ahora mismo, cuando se reprimen las manifestaciones, la brutalidad que se desencadena”, indicó. Carlotto abogó por que se mantengan separados los roles de los militares y los policías. “El miedo paraliza, entonces quieren un país sometido al miedo, al no hacer, al aguantar lo que venga, a cocinar de nuevo con carbón y leña y a sufrir por el frío”, remarcó.