Durante la semana pasada, diez trabajadores del Garrahan fueron cesanteados. Enfermeros, auxiliares de enfermería, técnicos y empleados de mantenimiento –pertenecientes a la planta permanente del hospital– quedaron desvinculados de la institución. Entre los afectados, hay una mujer embarazada de 2 meses y un hombre que también está por ser padre. “Nosotros consideramos que esto está enmarcado en un ajuste a la salud pública que viene llevando a cabo el Gobierno. Este es un hospital de excelencia, que atiende 600.000 consultas anuales, realiza 1000 cirugías por mes y 150 trasplantes por año. Estas cesantías van a generar un detrimento en la atención que brindamos”, explicó a PáginaI12 la doctora Liliana Ongaro, secretaria general de la Asociación de Profesionales y Técnicos. Los trabajadores del Garrahan se reunieron el martes en una asamblea para definir un plan de lucha. El próximo miércoles a las 13 realizarán un acto y una movilización para exigir que sus compañeros sean reincorporados.

“En enero desembarcó ‘modernización’ en el hospital, cambió el director administrativo y las gerencias de infraestructura, sistemas y RR.HH. con el desplazamiento de cargos intermedios y con el ingreso al hospital de asesores cuyas funciones, antecedentes y salarios se desconocen ya que no ingresaron por concurso alguno –informa la Asociación en un comunicado–. A partir de entonces, se corta la comunicación entre la Dirección Administrativa y la Dirección Médica, se suspenden las reuniones con las jefaturas y cortan el diálogo con los representantes de la Asociación  de Profesionales y nuestro Sindicato de Profesionales y Técnicos”. 

“Por un lado, cesantean a los compañeros y, por otro lado, han nombrado a 120 personas de ellos, con cargos de gerentes, cargos de jefaturas intermedias, todos designados sin concurso. Y ahora están llamando a concurso un abogado con funciones en recursos humanos para realizar cesantías y modificar el reglamento del personal. El jurado que elegirá a ese abogado está conformado por gente elegida a dedo”, dijo Ongaro a este diario.

Consultada sobre el número de cesanteados, la gremialista sostuvo que por ahora son 10 los trabajadores que fueron notificados, pero “lamentablemente se comenta que la lista es mucho más importante, que podría llegar a 60”. “Somos conscientes de que hay un intento del gobierno de aplicar la Cobertura Universal de Salud (CUS) que no es más que determinar un paquete de prestaciones básicas, en lugar de la salud gratuita, integral y de calidad que ofrece el sistema público”, expresó a este diario Norma Inés Lezana, presidenta de la Asociación de Profesionales. Ongaro y Lezana coincidieron en que las cesantías en el Garrahan son parte del plan de ajuste en salud que viene llevando a cabo el Gobierno, y relacionaron su situación con los despidos en el hospital Posadas y con el proyecto para mudar en el Muñiz a otros cuatro hospitales (ver nota principal).

Sergio Herrera, uno de los despedidos, pasó más de la mitad de su vida trabajando en el Garrahan. Herrera, quien trabaja de enfermero hace 28 años en el hospital, fue notificado el pasado 15 de mayo sobre su cesantía. “Me dijeron que pasara por personal. Pensé que era para decirme algo sobre el paro de ATE del 14 de abril, al que fui a pedir por la reincorporación de los despedidos de Río Turbio. Pero no, era para notificarme una cesantía, notificación que prácticamente me dieron bajo amenaza”, explicó el enfermero. 

En el 2011, Herrera se aplastó la mano al correr una cama del hospital, lo que le provocó un 32.8 por ciento de discapacidad en su muñeca. Luego de dos cirugías, logró reducir a 3.6 ese porcentaje. “Hoy, con 50 años, ¿cómo consigo trabajo con una discapacidad declarada?”, expresó el enfermero.