Hacer un balance es una misión destinada al fracaso. En principio uno tiene que remitirse a los libros que leyó, una ínfima cantidad de los que se publicaron. Aunque me gustaría, no podría hablar, por ejemplo, de Black Out, de María Moreno, o El absoluto, de Daniel Guebel, porque todavía titilan en mi pila de libros pendientes. Mi lista de lecturas ejecutas estaría encabeza por dos libros inhóspitos, Océano de sonido de David Toop y Ritmo Etc. de John Cage. Ambos textos son tratados asistemáticos, testimonios de dos miradas que extienden conjeturas musicales al arte contemporáneo y la literatura y nos recuerdan momentos del siglo XX en los que el mundo podía reinventarse a través de la vanguardia. Durante el primer semestre, el libro de ensayos, Realismo capitalista, de Mark Fisher, funcionó como antídoto momentáneo a la tecnocracia bulímica y a la miseria ideológica del actual gobierno.

Melina Knoll, con su primera novela, Un perro solo, logró un texto inquietante que combina un elaborado sentido de la intriga y una atmósfera abigarrada. Camila Fabbri, con otro primer libro, ésta vez de cuentos, Los accidentes, exploró con desenfado un realismo sin gravedad, donde los fenómenos tienen un origen simple, como los pensamientos. Jorge Consiglio, igual que el año pasado con Hospital Posadas, volvió a asombrar con la alquimia perfecta, esta vez en Villa del Parque: un volumen de cuentos que despliega argumentos excepcionales y formas de precisión que vienen de la poesía. La cualidad para percibir y fijar los fenómenos más íntimos del hombre en el infierno cotidiano, se funde acá con una consumación estilística que Consiglio, como un clásico futuro, viene puliendo en cada uno de sus libros. Bob Chow, con Todos contra todos y cada uno contra sí mismo, ganadora del Premio la Bestia Equilátera, logró una novela fuera de serie, de involuntario pulso psicodélico, que no puede encasillarse en ningún género y resume, en una narración en apariencia lineal, los asuntos –o el ars poética– de todas sus novelas anteriores.

* Escritor.