Patricia Bullrich volvió a cuestionar el principal acuerdo suprapartidario respetado por todos los gobiernos desde el retorno de la democracia al sugerir la posibilidad de destinar a las fuerzas armadas a custodiar las fronteras o actuar ante hipótesis “mucho más interesantes” que prefirió no hacer públicas. Seis días después de que el presidente Mauricio Macri insinuara la idea de usar a los militares como “apoyo logístico a las fuerzas de seguridad”, y horas después de que organismos de derechos humanos, organizaciones sociales y legisladores alertaran en el Congreso sobre los riesgos de inmiscuirlos en seguridad interior, la ministra de Seguridad abordó el tema como un problema de mano de obra desocupada al afirmar que “hace treinta años que nuestro ejército está paralizado” –no se entendió la referencia a no ser que estuviera hablando los levantamientos carapintadas de 1988– y propuso “darles la oportunidad a los militares para que se inserten en la democracia con una tarea que les dé la sociedad, que para eso todos los argentinos los sostenemos”.

“No se está pensando en el ejército mezclado con fuerzas federales. Se está pensando en que el ejército o las fuerzas armadas argentinas tienen que proyectar cuáles son las fuerzas armadas del siglo XXI”, dijo Bullrich en un programa de TV, antes de cuestionar el decreto 727/06 del presidente Néstor Kirchner. “El decreto que dejó la (ex ministra de Defensa, Nilda) Garré es un decreto que viola la ley –dijo sobre la norma que reglamenta la Ley de Defensa– y, segundo, genera un ejército que tiene una sola hipótesis: actuar frente la agresión de un estado extranjero y de una fuerza armada extranjera”, agregó sin reparar en los escenarios que prevén “el empleo del instrumento militar” previstos en la ley de Seguridad Interior.

El razonamiento siguió con hipótesis de conflicto que el Estado argentino no tiene. “¿ISIS es un estado extranjero o fuerza armada extranjero? ¿Hezbollah es un estado extranjero? ¿El ejército americano (sic) no podía actuar el 11S porque no era un ejército el que atacaba?”, preguntó. “Hoy que Francia sufre el terrorismo, en París hay miembros del ejército en estaciones de trenes, lugares estratégicos. La Argentina no está en esa situación”, refutó su propio argumento, y sin pausa cambió de tema: “Lo que tenemos que hacer como gobierno es no pensar el futuro con el espejo retrovisor del pasado y quedarnos ahí, decir ‘si estas fuerzas armadas participaron de una dictadura no pueden hacer nunca más nada en la vida’. Para eso no tengamos fuerzas armadas”, planteó. “Tenemos que mirar con ojos del presente, pensar que estas fuerzas armadas, que además son hombres y mujeres nacidos en democracia, les tenemos que poder tener confianza en que trabajen con aquellas hipótesis que pueden ser peligrosas para la sociedad”, dijo sin esbozarlas, aunque aseguró no creer “que eso sea la seguridad interna ni ir atrás del motochorro” porque “para eso están más preparadas las fuerzas policiales”.

–¿Pero qué sería por ejemplo? ¿Ayudar en las fronteras con el narcotráfico? –le preguntó Alejandro Fantino.

–Por ejemplo, estar mucho más presentes en la frontera, tener un despliegue como tiene Brasil.

–Si tenés un cuartel del ejército, pasa un avión narco o un camión narco, ¿no pueden hacer nada? –la ayudaron.

–Si pasa un avión narco sí porque el espacio aéreo lo cuida la fuerza aérea. Si pasa un camión no, es un poquito contradictorio. Si pasa un camión al lado de un grupo de ejército que patrulla fronteras no lo puede tocar. Si pasa un avión, entonces un avión (de la fuerza aérea) lo persigue y le da la orden, no de derribarlo porque sería un extremo total, pero sí de hacerlo bajar y que aterrice, y ahí va la Gendarmería.

–¿Lo que planteás es tratar de discutir si se le puede dar un nuevo reordenamiento a la función del Ejército argentino?

–En primer lugar una ocupación territorial que tenga una mirada distinta. La frontera es un lugar caliente, no en una hipótesis de guerra pero sí en otras hipótesis. Esto además ya lo hizo Cristina Fernández de Kirchner, los primeros que llevaron el Ejército a la frontera fueron el gobierno anterior. Esto es una primera hipótesis pero hay otras mucho más interesantes. Lo que tenemos que hacer es poder abrir las hipótesis. Las amenazas que puede tener la Argentina no pueden estar clausuradas a la idea de que es un Estado invasor y un ejército invasor, eso es impedir que las fuerzas armadas puedan pensar en ciberdefensa, cuidar a la gente ante amenazas de terrorismo…

–Te esclerotiza –sugirió el animador.

–Te esclerotiza –aprobó la ministra, y volvió al razonamiento que la obsesiona–. Es como si Alemania dijera “como en un momento fueron nazis, nunca más podemos tener ni un policía ni un hombre o una mujer del ejército porque en algún momento fueron nazis”.

–¿Pero quién piensa eso en Argentina? –puso en duda Fantino.

–Bueno, si hace treinta años que nuestro ejército está paralizado. Y hace 35, 36 años que terminó la dictadura. Estamos en condiciones de poder darles la oportunidad a los militares argentinos para que se inserten en la democracia con una tarea que les dé la sociedad, que para eso todos los argentinos los sostenemos, porque si no es como tener algo… –dejó la oración inconclusa.