La fiesta electrónica de Año Nuevo, en el complejo Punta Stage de Arroyo Seco, también conmocionó a la localidad bonaerense de San Nicolás. Lucas Liveratore, de 34 años, fue encontrado sin vida en su casa, horas después de volver del boliche. El fiscal de esa ciudad, Patricio Múgica Díaz, confirmó que el muchacho consumió éxtasis. De todos modos, espera los resultados de estudios toxicológicos para determinar con seguridad si el consumo fue causante de la muerte. Liveratore falleció por una "falla en la bomba cardíaca que provocó un paro cardiorrespiratorio". También tenía signos de deshidratación. En tanto, la inspección de la Policía de Investigaciones en el local dio con dos pastillas color celeste en una bolsita; y una de color rosado, con forma de osito, cerca de la zona de los baños. La causa continúa sin detenidos ni imputados, a cargo del fiscal de Homicidios Culposos, Walter Jurado. En tanto, el fiscal federal Mario Gambacorta puso a disposición de su par provincial a la Policía Federal, ya que en las próximas horas la causa pasaría al fuero Federal, ante la suma de elementos relacionados con estupefacientes. Siguen conociéndose testimonios que hablan de la "mala organización" del festejo.

Tras conocerse la muerte de Giuliana Maldovan, la rosarina de 20 años que salió de la fiesta con una excitación psicomotriz y falleció horas después en el Hospital Provincial de Rosario; ayer se conoció el caso de Lucas, de San Nicolás. Según relató ayer el fiscal nicoleño, el hombre asistió a la fiesta con amigos. En las últimas horas, Múgica Díaz tomó declaraciones y realizó medidas que le permitieron confirmar que el muchacho consumió éxtasis, aunque prefirió no detallar cómo se llegó al dato. Ahora, espera los resultados de laboratorio para poder afirmar si el consumo le causó la muerte al joven, "dos o tres horas" después de llegar a su casa, alrededor de las 8 de la mañana del 1º de enero.

La investigación le permitió al fiscal corroborar que "la fiesta fue verdaderamente caótica". Incluso, refirió sospechas sobre la capacidad del local e indicó que "deberá comprobarlo la Justicia de Santa Fe", al igual que las responsabilidades del caso. "Al llover a la madrugada, los concurrentes se hacinaron en lugares protegidos, pero el calor era sofocante, dicho por personas que estuvieron en el lugar esa noche", indicó. También se refirió a la escasez de agua para los asistentes. Con esa introducción de contexto, agregó: "Efectivamente, (Lucas) consumió éxtasis dentro de la fiesta". En tanto, este diario pudo saber que no era la primera vez que lo hacía. De todos modos, no estaba claro si compró las píldoras dentro del local. “Cabe la posibilidad de que haya tenido, previamente, y también haya comprado en el lugar. Los testimonios son fehacientes y lo vieron consumiendo”, destacó el fiscal. En la investigación no se descarta que las pastillas hayan estado adulteradas o que haya habido un exceso en la ingesta.

Tras salir de la fiesta, Lucas regresó a San Nicolás y media hora después sus amigos lo dejaron en su casa, donde tomaron agua porque todos tenían mucha sed. "Por un lado nos dicen que no se sentía bien, que tomó agua y se sintió mejor y por eso las personas que lo acompañaban lo dejaron en su casa. Cuando se fueron, cerró con llave y se fue a la habitación. Es una vivienda muy pequeña. Por la noche (del 1º de enero) se lo encontró sin vida, se ordenó la autopsia y entendemos que el deceso se produjo entre dos y tres horas después de que llegó a su casa. Se determinó que la muerte fue por una falla cardíaca que derivó en paro cardiorrespiratorio y edema cerebral. Ahora esperamos que estén los resultados toxicológicos. También tenía signos de deshidratación. La causal de muerte la podremos confirmar con las pericias faltantes. Prima facie digo que fue a la fiesta, se acreditó consumo de drogas sintéticas, que fue hallado muerto sin ningún tipo de lesión y con el cuadro preliminar hay una alta probabilidad, dejo un margen de error, de que el consumo de éxtasis haya sido el causal del deceso", resumió.

Según la información que el propio Lucas volcó en las redes sociales, era un joven de clase media, fanático de las series, el cine, el animé y le gustaba andar en bicicleta. El fiscal nicoleño indicó que "no tiene papá", y que aún no había podido hablar con su madre; aunque sí tuvo contacto con un tío del muchacho. Sus amigos, en tanto, lo despidieron por Facebook, con mensajes de afecto, sorpresa y dolor.

Al mismo tiempo, la investigación por la muerte de Giuliana no arrojó mayores novedades, ya que el fiscal Jurado prefiere esperar la pericia toxicológica para dar declaraciones. De todos modos, se confirmó que se hallaron tres pastillas en el local, durante la inspección que ayer realizó la PDI. Las píldoras serán enviadas a laboratorio para su análisis. En tanto, por la tarde prestó declaración una amiga de la jovencita, que estuvo con ella en la fiesta. Según trascendió, hay indicios y dichos que apuntan al consumo de estupefacientes por parte de la víctima fatal. 

Al mismo tiempo, ayer se presentaron en Fiscalía de manera informal abogados, en representación de los dueños del local y de la productora LiveArt, que estuvo a cargo de la fiesta. Además, se espera el informe de habilitación del local, que debe enviar la Municipalidad de Arroyo Seco.

La Fiscalía aclaró que todos los elementos que surjan, en relación a drogas serán enviados a la Justicia Federal. Si el análisis toxicológico de Giuliana da cuenta del consumo de drogas sintéticas, toda la causa irá a ese fuero.

Más testimonios. Uno de los jóvenes que participó de la fiesta electrónica en Punta Stage aseguró que “fue un desastre lo que pasó”. El chico relató en LT8 que “pudo haber pasado algo muchísimo peor. Tienen suerte de que haya solamente dos fallecidos”. En su relato, reveló que hubo 4 mil personas, cuando anteayer una fuente cercana al local dijo que hay capacidad para unas 3.500. Las entradas, como mencionó ayer este diario, eran de 500 pesos. Las VIP estaban a 2.000. “Las botellas de agua costaban unos 80 pesos, pero la gente se quejaba de que en realidad era agua de la canilla. No había oxígeno y vi gente descompuesta. Había tres ventiladores que estaban prendidos diez minutos, la gente se ponía contenta y después los apagaban para que fueran a comprar agua, pero la espera era de una hora. Además, la lluvia caía encima de los aparatos del iluminador que estaba al lado del DJ. Fue un desastre. Uno de los techos cedió y había cables en el piso”.