El auge de las redes sociales pareciera ser un arma poderosa ¿Poderosa para quién? Desde hace más de diez años que se han venido introduciendo en nuestras vidas, nos atraviesan y hasta son parte de nuestra forma de ver el mundo. Hoy todo lo pensamos en torno a la lupa de nuestras redes: ¿qué subimos? ¿qué no subimos? ¿horarios en qué subimos? Pero nada de esos contenidos se escapan de la mirada de los otros en el ámbito digital, todo lo que se comparte, se hace esperando un feedback a cambio… mejor dicho, un “like”.

Las redes nos permiten compartir en tiempo real los momentos de disfrute, aquello que queremos que nuestros seguidores vean. En fin, recortes de la realidad sesgados bajo la mirada de los otros con quienes compartimos la esfera digital. La vía perfecta para dar cuenta de lo que hacen los medios a gran escala, es decir, el recorte de la realidad que nos atraviesa por una realidad que deciden instaurar.

Esos recortes, para nada azarosos, permiten a los medios visibilizar aquello que quieren: hablar de los temas que ellos consideran como relevantes. Pero cuando estas dos arenas, la digital y la de los medios tradicionales, se entrecruzan, quién le marca la agenda a quién.

Por un lado podemos dar cuenta de que los usos hegemónicos de los medios se reproducen en los contenidos que manejan los usuarios particulares. ¿Por qué? Porque al hacer los recortes, los mismos llevan inmersos valores, parámetros y estereotipos hegemónicos. Y quién no se rija bajo esta “ley” (escabullida en el clima de opinión) se verá cuestionada o cuestionado. ¿Por quiénes? Por los mismos seguidores. “Cómo pudo subir esa foto en bikini”. “Cualquiera que se saque foto en el baño...” etc. etc.

Pero ¿no son acaso los valores impuestos por algo más grande que controla la agenda? Sí. Ahora bien, ¿qué sucede en el caso contrario? Y aquí viene lo interesante. ¿Qué pasa cuando los medios tradicionales no mencionan o no dan la importancia a ciertos temas que la sociedad civil si cree relevantes? Es ahí donde las redes sociales toman su protagonismo y se vuelven el medio por excelencia de la sociedad civil para hacerse escuchar y visibilizar aquello que le es de mera importancia. Es la revolución de los hashtags. Cuando las redes sociales son usadas por sus usuarios y usuarias para hacerse sentir, alzar la voz y agitar el pañuelo verde. 

Muchos son los hechos que los medios hegemónicos eligieron callar hasta sentir la amenaza de los hashtags que vienen a imponerle a esta cúpula poderosa de qué tienen que hablar. Uno de los casos más cercanos, el de Santiago Maldonado que bajo la consigna “#DondeEstaSantiago” los usuarios y usuarias vieron la injusticia e instalaron en la agenda política y mediática un tema que los primeros días parecía ser una especie de tabú. Se manifestaron, se hicieron audibles en la arena digital para traspasar a la agenda tradicional y hegemónica. 

Y por estos días, las redes volvieron a imponerle en la agenda a los medios y políticas/os, bajo el #AbortoLegalYA, un tema que estaban tratando de obviar. Pero no fueron cualquiera de las redes, fueron las redes del movimiento de mujeres las que movilizaron y organizaron la onda vede hacia

la vía del Congreso. Lo mismo ocurrió con las primeras marchas de mujeres hasta que el #NiUnaMenos vino para quedarse.

Maravillosa esta ola verde que supo usar lo mejor de sus herramientas para empoderar una causa que se venía intentando debatir hace muchísimo tiempo, donde se usaron las redes sociales como arena para dar visibilidad y mostrar las marchas de mujeres, las manifestaciones, la garra y los ovarios. Un pedido justo, una búsqueda de ampliación de derechos para que la decisión sobre el cuerpo de las mujeres quede en ellas mismas y no a merced de otro u otra que por detentar el poder, que dada la paradoja, se hace llamar el de la justicia y quede a la deriva la potestad de decidir sobre su propio cuerpo, sobre su futuro. Claro, en el mejor de los casos las ricas pueden abortar en buenas condiciones, ¿qué pasa con las chicas pobres?

¿Legal o clandestino? Ahí está el debate que ese movimiento instauró. ¿Qué dicen los medios ahora? “Despenalización”. Pero no, es “legalización”. Ahora, se preguntaron ¿dónde fue que leyeron que salió la media sanción primero? Fue en Twitter, Facebook, Instagram? ¿O lo vieron en la tele? Si no estuvimos viendo el fenómeno de las redes sociales es porque no quisimos. Hoy es un arma poderosa, porque tiene visibilidad, viralización, influencers y lo mejor (o peor) de todo es que nos tiene atados de pies y manos. Saben ser nuestra primer fuente de consulta al despertar, abriendo el celular para ver si tenemos notificaciones, las usamos para ver las últimas novedades, y por sobre todo, para manifestar nuestros estados de ánimo. Poder de movilizar, de organizar y de instaurar.

Nicole Moscovich; Politóloga UBA, licenciada en Publicidad UCES. @nickymos