Ingeborg Kraus es una psicoterapeuta especialista en trauma alemana. Trabajó entre 1995 y 1999 con víctimas de violación como arma de guerra de Bosnia. Desde hace unos años trabaja en su país como psicoterapeuta con víctimas de trata y prostitución. Con la experiencia ha llegado a la conclusión de que no hay diferencias entre la trata de mujeres y la prostitución. “La prostitución por elección es peor que la trata, porque en estos casos las envía la familia o necesitan hacerlo porque son pobres. Es peor que la trata  porque si viene un policía o alguien a tratar de ayudarles les genera conflictos internos porque las mandó su familia, o alguien que ama, o es su trabajo: necesitan hacerlo para sobrevivir. Esto se llama vínculo traumático con sus abusadores”, dice en diálogo con PáginaI12, durante el “I Congreso Abolicionista Internacional. Hacia un abolicionismo real” que se llevó a cabo en el Centro Cultural San Martín.

–Usted trabajó con víctimas de trata y explotación sexual.

–No hago diferencia entre trata y explotación porque la prostitución es un problema igual de grave que la trata. Desde que se implementó la ley (que regula la prostitución en Alemania) en 2002 nada cambió. La situación es distinta porque antes el 80 por ciento de las mujeres eran de Alemania, pero hoy son de otros países. En Alemania esto se llama prostitución libre, yo lo llamo trata.

–¿En Alemania está regulada la prostitución?

–Sí. Creo que la prostitución por elección es peor que la trata porque en estos casos las envía la familia o necesitan hacerlo porque son pobres. Es peor que la trata  porque si viene un policía o alguien a tratar de ayudarles les genera conflictos internos porque las mandó su familia, o alguien que ama, o es su trabajo. Necesitan hacerlo para sobrevivir. Esto se llama vínculo traumático con sus abusadores.

–¿Cuáles son las consecuencias para la salud y la vida de esas chicas y mujeres?

–No te puedes imaginar… Estas mujeres están destruidas, no hay otra palabra. Destruidas en su condición de salud, mental y física. No hay forma de definirlo. Tienen que atender entre 30 y 40 varones sin protección y la única forma de hacerlo es en un estado de disociación, esto genera estrés y un trauma severo. Solo lo pueden soportar con drogas y alcohol. Solo así pueden lidiar con esta situación.

–¿El Estado está tomando nota de esto, hay intento de cambio de esta regulación?

–Sí, están tomando medidas. Pero les tomó tiempo darse cuenta que fue un error grave. Cambiaron reglamentaciones pero no resuelven el problema, todavía no hay una solución. Decirle a los puteros que se pongan un preservativo no resuelve el problema. A las mujeres se las trata como un pedazo de carne. Cambiar tres o cuatro reglamentaciones no es una solución, mucho menos bajo las condiciones del capitalismo más crueles. Las mujeres son maltratadas, mal-usadas. La única solución es detener el pago por sexo. Hay que castigar a los puteros. La zona roja es un ambiente muy criminalizado. El crimen organizado está en contra del control de la zona roja, y la controla; entonces el Estado alemán se convierte en proxeneta. Escucho que acá (en Argentina) se está hablando de crear leyes, no cometan el mismo error que en Alemania, ya sabemos cómo funciona. Necesitamos el modelo nórdico en todo el mundo.