El arribo de Nardini al teatro no obedece únicamente al deseo, también al propio sistema cinematográfico argentino. Las dificultades para filmar en el país y no morir en el intento empujaron al director a ganarse la vida en el mundo publicitario y a tener que forzadamente alejarse de la pantalla grande. Su dupla con Cristian Bernard, donde él se encargaba de la dirección actoral y su compañero de la puesta, está en un impasse profesional. “En el cine nos fue bien artísticamente pero productivamente muy mal: debemos ser los dos directores con más deuda en el Incaa”, reconoce, y bromea, Nardini. “Estamos pagando 400 mil pesos desde hace 4 años. Nos fue muy mal. Nos costó siempre filmar. En 19 años hicimos solo dos películas. 76 89 03 se hizo de culto y Regresados tuvo buenas críticas pero no la vio nadie, lo que siempre es muy ingrato. Aspirábamos a que la vieran 30 mil personas, una cifra con expectativas razonables, y la vieron 5027. Y tengo amigos que la fueron a ver dos veces”, subraya el director. “El cine lleva mucho tiempo. Regresados la escribimos en 2001, la filmamos en 2005, la estrenamos en 2008 y estamos en 2018 terminando de pagar la deuda. Amo al cine, pero me cuesta. No hemos sabido seducir ni a productores ni a grandes masas de público.”