La escena parece inspirada en La clase obrera va al paraíso, la película estrenada en 1971 con Gian María Volonté como protagonista. La decisión de la USB (Unión Sindical de Base) de hacerle una huelga a la Fiat porque Juventus contrató a Cristiano Ronaldo es digna de un guión cinematográfico. Parte de una premisa válida. La automotriz y el club más campeón del Calcio se resumen en un apellido: Agnelli. La familia ha sido siempre un poder paralelo en Italia. Su influencia es tanta como sus escándalos. Para la Vecchia Signora, como se conoce al equipo, la contratación del portugués en 350 millones de euros (con impuestos incluidos) es un vuelto o una inversión fácil de recuperar. 

La operación por la que CR7 cobrará 32 millones al año fue tomada como una provocación por el sindicato clasista. “Una patada en las bolas”, rezaban las pancartas con que protestaron los operarios de las plantas de Melfi y Pomigliano d’Arco, que iniciarán hoy el paro hasta pasado mañana. El grupo Exor que contiene a la institución de Turín está valuado en 18.300 millones de euros. La Fiat Chrysler, Alpitour –el principal operador turístico italiano– y hasta participaciones en medios como La Stampa y The Economist integran su diversificada cartera de inversiones.

La USB está afiliada a la Federación Sindical Mundial fundada en 1945. No tiene el peso político de las grandes centrales gremiales italianas, pero con la huelga por el pase de Cristiano Ronaldo dio un golpe de efecto. En un comunicado explicó por qué paraba: “Es inaceptable que los trabajadores de Fiat hagan enormes sacrificios económicos, mientras la empresa gasta millones de euros en un jugador de fútbol. Le dicen a las familias que se aprieten el cinturón porque la situación no es buena y luego invierten un dineral en un futbolista”. 

La medida se cumplirá en Melfi, provincia de Potenza, al sur del país y Pomigliano d’Arco, un municipio de Nápoles. En la primera se levanta una de las principales fábricas de Fiat. Su producción es de 450 mil autos por año. Los dirigentes de la USB se preguntaron: “¿Es normal que una sola persona gane millones y miles de familias no lleguen a la mitad del mes?”.

Andrea Agnelli es el presidente del club que le llevó el contrato al portugués a Grecia. Quería que lo firmara durante sus vacaciones después del Mundial. Además de conducir a la Juve, integra el directorio de Exor y la Fiat. En septiembre de 2017 fue multado en 23 mil dólares y suspendido en su cargo por la Federación Italiana de Fútbol. Lo acusaron de venderle entradas a integrantes de la N’Dragheta, la mafia calabresa. Pero le levantaron las sanciones en diciembre pasado después de que apeló.

No es la primera vez que el campeón italiano queda involucrado en manejos turbios o hechos de corrupción. Luciano Moggi, el ex director general de Juventus, sobornó árbitros y arregló partidos. La Comisión Disciplinaria de la Federación Italiana lo sancionó con la exclusión de por vida de cualquier cargo en el fútbol por el caso del llamado Calciopoli. El escándalo terminó con el club descendido a la Serie B, dos títulos de Liga que le fueron retirados (los de 2005 y 2006) y 30 puntos menos.

El hombre que trabajó entre 1994 y 2006 para la Juventus publicó un libro que se llama Un calcio al cuore (Una patada al corazón). Ahí escribió que el fútbol italiano “es un prostíbulo sin vírgenes”. En esa Liga jugará Cristiano, quien muy virgen en materia tributaria no parece ser. El jugador más caro en la historia de Italia abandonó el Real Madrid. En España la Justicia todavía le reclama una presunta evasión de 14.768.897 millones de euros entre 2011 y 2014.  

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