La música infernal, al mango desde el momento en que terminó el partido y hasta una hora después.

Los gritos desaforados de la voz del estadio convocando a la gente a que grite y remarcando los nombres de los autores de los goles.

La ceremonia de entrega de premios prolija, colorida, circense, con lluvia de papelitos, papel picado y fuego artificiales.

Poco grito en las tribunas. Sólo un puñadito de franceses se quedaron festejando un rato. 

Todo muy FIFA, todo muy light.