Desde Moscú

Los invasores 

A los 7 minutos del segundo tiempo de la final cuatro mujeres y un hombre, todos vestidos con pantalones azules, camisa blanca y corbata a la usanza de los antiguos oficiales de policía rusos se metieron inesperadamente en la cancha cortando un ataque de Croacia. Las cámaras el primer momento de la invasión, pero inmediatamente pasaron a tomar planos de los espectadores en las tribunas, siguiendo el protocolo de la FIFA que no quiere darle prensa a este tipo de hechos. Una de las mujeres llegó a cruzarse con el francés Mbappé y lo saludó afectuosamente golpeando las palmas de las manos, un segundo antes de que dos miembros de la seguridad se le tiraran encima y se la llevaran luego a la rastra. Lo mismo ocurrió con los otros intrusos. En menos de un minuto el orden se había restablecido y pudo continuar el partido. Poco después se supo, redes sociales mediante, que los invasores eran miembros del grupo de rock “Pussy Rost” que protestan contra la persecución política que, según dicen, ejerce Putin sobre los opositores. En un primer momento se creyó que se trataba de personas que reclamaban contra la discriminación sexual y eso motivó el fastidio de Federico Addiechi, un marplatense que trabaja en el departamento de  derechos humanos de la FIFA y que en los últimos días había atendido reclamos referidos a este tema de la diversidad y les había prometido interceder en este tema. Addiechi, que es algo así como la cara buena de la entidad que rige los destinos del fútbol, tiene 25 mil personas a su cargo que monitorean casos de diversidad y violación de los derechos humanos.  

León agazapado

El segundo gol de Francia fue consecuencia de una mano sin intención a la salida de un cormer. Pero lo que pasó inadvertido es que ese corner lo provocó Mbappé con su velocidad yendo a buscar una pelota a la que seguramente no llegaba. Pero ocurre que en su corrida motivó el susto de Vida quien cabeceó el balón al corner. Es un detalle menor, pero muestra el potencial de los franceses en general y de Mbappé en especial. Asustan con su presencia. Parece que están dormidos, que no se preocupan y si los dominan de pronto meten un zarpazo letal. La jugada del tercer gol de Francia merece guardarse en un cuadrito para siempre. Pelotazo de treinta metros de Pogba, corrida de Mbappé, centro atrás, control con chiche incluido de Griezmann y pase atrás para que Pogba vuelva a aparecer en escena (había que verlo en la cancha saliendo disparado para buscar ubicación después del primer pase) y le pegue primero de derecha y después de zurda. Las reiteraciones no suelen mostrar la jugada completa que se había iniciado tres o cuatro toques antes.

Festejo amateur

Los futbolistas franceses ganan millones de euros, son superprofesionales, pero conservan la frescura de la juventud y el espíritu amateur. En la conferencia de prensa del DT Didier Deschamps aparecieron imprevistamente, saltando, bailando y cantando “Di-Dier Deschamps, Di-Dier Deschamps”, con la música de “allez les blues, allez les blues” que se había escuchado durante gran parte del partido. Al técnico lo bañaron con agua mineral, lo despeinaron e hicieron que sonriera una y otra vez con un gesto muy tierno. Lo que más se vio por la tele fue el festejo protocolar, que emocionó menos que este.

Los croatas

No quedaron franceses en Moscú. Se fueron todos ayer a la mañana y si no se fueron no salieron a caminar por las calles del centro y si salieron no lo hicieron con las camisetas azules. Los croatas, que en la cancha habían sido mayoría, sí. Se paseaban orgullosos con su camiseta a cuadros rojos y blancos, como diciendo “aquí estamos, somos los dignos subcampeones del mundo”. Lo que si mostró la tele fue el festejo de más de 100 mil personas en Zagreb saludando a sus jugadores. No siempre es verdad eso de que “del segundo nadie se acuerda”.