Una muestra plástica habla de música. ¿Cómo es eso? A través de las portadas de sus discos, ilustraciones interiores y bocetos, aparece la obra del músico y compositor Sebastián Monk, en el trabajo que sostuvo durante años con el artista plástico Carlos O’Connor. Y además se exhibirá por primera vez la tira cómica inédita O’Connor y Monk, que ambos artistas realizaron en base a las conversaciones que compartían como amigos “en la vida real”. Jugando con los nombres de esos discos, la muestra se llama O’Connor y Monk: Cómplices de un Tinte local, y ya se puede visitar en el Centro Cultural Borges (Viamonte esquina San Martín), desde hoy y hasta el 29 de julio próximo, de lunes a sábados de 10 a 21 y los domingos de 12 a 21, con entrada gratuita. Los fines de semana la música tendrá un lugar específico, como tal: habrá talleres para chicos y para docentes y músicos, a partir de la obra de Monk. 

Monk falleció en 2011 cuando era muy joven, pero sin embargo tenía ya una prolífica obra bien delineada y con un carácter muy particular, que hoy, así evaluada al ser reunida en una muestra como esta, puede ser bien dimensionada. Las suyas son canciones verdaderamente sin edades, porque podían dirigirse a un público infantil, y ser igualmente disfrutadas por los adultos. Aun en su poética, de gran profundidad. En lo musical, abrevan en los géneros folklóricos pero no dejan de expandirse hacia otros territorios. Un capítulo aparte fue el trabajo que Monk hizo con las canciones para los actos de escuelas y jardines, junto a su madre Zulema Noli, una gran pedagoga musical, con varios libros y cds a partir de los cuales el momento musical de las fechas patrias pasó a ser mucho más disfrutable en las escuelas de todo el país. 

Augusto Monk, hermano del homenajeado y también destacado músico y compositor, es el curador de la muestra, que este viernes a las 18 tendrá un momento de inauguración “oficial”, abierto a todo público. “Creo que el de O’Connor y Monk es un universo, porque aunque las tapas de los discos se fueron haciendo de a una, rápidamente esa dupla entendió que se trataba de una comunión muy fuerte, y así los discos terminaron siendo una serie, más que trabajos individuales. Ese universo tiene una estética particular, que alcanza el punto máximo con la presentación de la tira cómica que nunca se publicó”, observa Monk. Los episodios de esa tira transcurren en paisajes urbanos del sur del gran Buenos Aires (“patria” de ambos autores); con un enfoque humorístico y un tanto filosófico, tratan los temas que importan: el amor, el fútbol, la ciudad. 

Este sábado y domingo a las 16 y 18 habrá talleres dictados por Macarena Gómez Delgado, quien fue alumna de Sebastián Monk y de Zulema Noli, y actualmente es una reconocida pedagoga que vive en Entre Ríos. En estos espacios se invita a compartir la música de Monk con instrumentos de percusión, telas y otros elementos para jugar con la música. “La idea es que también participen los padres, ya que también a ellos va dirigida esta música”, aclaran los organizadores. Así sonarán (y jugarán con) temas como “El niño”, “Huella a la luna”, “Una de las Tres Marías”, o “Tiempo”, originalmente grabada con Miguel  Cantilo en voz. El próximo fin de semana (21 y 22 de julio), a las 16 y a las 17, será Augusto Monk el que dicte los talleres, esta vez pensados para docentes y profesores de música, haciendo hincapié en la obra dedicada a las fechas patrias: “Mayo en Buenos Aires”, “Mi Merceditas”, “Sobre el Riìo Paranaì”, “San Martiìn en casa”, “Chacarera de Malvinas”, entre tantas. 

“Me emociona hacer algo nuevo con el repertorio de Sebastián. Cuando estás ahí y ves los veintiseis cuados, y pensás que cada uno representa discos de diez o doce canciones, entre los que editó en vida y los que se hicieron luego de su muerte, como las obras corales, vas haciendo un recorrido y decís: ¡cuánto laburo, y cuánto laburo bueno! Ese nivel de producción siempre me sorprendió en mi hermano”, observa Monk. “La muestra de por sí es un hecho emocionante, pero además, aunque suene cursi, de lo que estamos hablando es de los resultados de una amistad. Una amistad un tanto singular, porque en este caso está involucrado lo artístico”, agrega O’Connor. “Es muy lindo ver que se promueva una obra tan singular y valiosa. El era un artista muy prolífico y le gustaba trabajar conmigo, lo cual me llevó a hacer muchas cosas dentro de la ilustración. Siempre intenté hacer una versión visual de lo que Sebastián estaba contando, porque él era un gran contador de historias, y utilizaba la música como medio para contar. Así surgió una amistad. Y es un lindo homenaje”, concluye el ilustrador.