La ex estrella de cricket Imran Khan, del Movimiento por la Justicia (PTI), se proclamó primer ministro de Pakistán. Sin embargo, la Comisión Electoral aún no anunció los resultados oficiales debido a cuestiones técnicas. No obstante, dicha comisión negó las acusaciones de fraude lanzadas por el actual partido gobernante, la Liga Musulmana de Pakistán (PML-N), quien tiene preso por corrupción a su líder Shehbaz Sharif. De momento, el organismo otorgó 70 escaños al PTI, de los 272 en juego para la Asamblea Nacional; seguido por la Liga Musulmana de Pakistán, saliente del Gobierno, con 32, y el Partido Popular de Pakistán (PPP), con 14.

“Alá me dio la oportunidad de poder convertir mi sueño en realidad: servir a la nación”, dijo el autoproclamado premier en un discurso televisado desde su residencia. Khan ingresó a la política en 1996 y durante mucho tiempo su influencia fue limitada, hasta 2013 cuando el PTI logró finalmente reunir siete millones de votos, más que cualquier otro partido de oposición. 

“Convertiremos el país en un Estado de bienestar”, afirmó el candidato, quien describió las elecciones como “históricas”. Rodeado por una bandera paquistaní y otra de su partido, Khan pronunció el discurso anticorrupción que llevaba proclamando desde que fundó el PTI, y que ha repetido a lo largo de esta campaña. “Nuestras instituciones serán más fuertes y todo el mundo rendirá cuentas. Yo primero y después mis ministros”, dijo Khan, de 65 años. El representante del PTI, quien fue campeón del mundo de cricket en 1992, exclamó su deseo de combatir el gran número de niños no escolarizados y la alta mortalidad de mujeres embarazadas.

“En la actualidad nuestro país es un caos, pero todas nuestras políticas buscarán ayudar a que los menos afortunados prosperen”, remarcó. 

Correspondiendo a ese principio, Khan indicó que no se mudará a la residencia del primer ministro porque se sentiría avergonzado, y agregó que convertirá ese y otros edificios gubernamentales, en espacios públicos. 

Respecto a su política internacional,lanzó un mensaje conciliador hacia varios países, al asegurar que desea “buenas relaciones con todos”, empezando por Estados Unidos,con el que dijo que quiere establecer una relación beneficiosa para ambos tras las tensiones del último año por el supuesto apoyo paquistaní a grupos terroristas.

Respecto de Afganistán,su país vecino, expresó su deseo de establecer fronteras abiertas al igual que Unión Europea. A India, histórico rival de Pakistán, ofreció una rama de olivo, símbolo mundial de paz, a pesar de las quejas que habría pronunciado días atrás contra los medios de dicho país por haberlo mostrado como un “villano”. “Si la India da un paso adelante, nosotros daremos dos hacia ellos”, aseguró.

Pakistán ha llegado a las elecciones tras una tensa campaña electoral plagada de denuncias de fraude esgrimidas principalmente por la formación saliente del gobierno, la Liga Musulmana de Pakistán (PML-N), pero a las que también se han sumado otros partidos opositores, como el PPP. Las denuncias enfatizan que los observadores electorales de sus candidatos fueron desplazados de los locales electorales y no recibieron resultados oficiales. Por ello los partidos opositores anunciaron que no reconocerán los resultados de las elecciones. 

Khan informó en su discurso que aceptaría investigar el supuesto fraude denunciado por sus adversarios. Por su parte el jefe de la comisión electoral paquistaní negó la posibilidad de amaños electorales. “Estas elecciones fueron 100 % justas y transparentes”, afirmó Sardar Raza. 

Las últimas encuestas antes de las elecciones vaticinaban una carrera muy ajustada entre Shahbaz Sharif, hermano de Sharif, acusado de corrupción, y khan. Al proclamado vencedor, sus críticos le atribuyen la victoria a un supuesto acuerdo que Khan habría realizado con la poderosa agencia de espionaje de Pakistán, la ISI y los militares. Sin embargo, tanto el líder del PTI como los mismos milicianos lo han negado. 

Durante la agitada contienda electoral, varios miembros importantes del PML-N fueron, aparte de Sharif, fueron excluidos de las elecciones o acusados de ilegalidades. El día de las elecciones, 370.000 soldados fueron desplegados para controlar, no solo en la entrada sino también en las urnas, el desarrollo de los comicios y el recuento de votos. 

Khan, quien se convertirá en primer ministro luego de dos extensas décadas de campaña, enorgulleció a su pueblo al ganar la copa mundial de cricket en 1992 y al enfrentar públicamente a los “groseros” jugadores ingleses que caracterizaban a Pakistán como lo peor del Tercer Mundo, asediado por problemas sociales.