Santiago Gazzo tiene 27 años y hasta el sábado pasado era cuidador de los animales del sector África. Fue testigo de la descompensación y la muerte de la hembra de los únicos dos rinocerontes que existían en la Argentina. Cree que una foto fue la razón de la rescisión del contrato que lo dejó afuera del Ecoparque y que lo convirtió en la excusa de las autoridades para enfrentar las críticas.

Gazzo, que pasó los últimos días de vida con Ruth, explicó que tanto ella como su compañero Gaspar, que estuvieron juntos por 20 años, sufrían desde hace un tiempo mucho estrés por las obras que se vienen realizando en el Ecoparque y atribuyó eso al ruido de las maquinarias con las que se trabaja sin parar para “apurar las cosas”. 

Debido al estrés que sufren los animales, Gazzo precisó que Gaspar venía desde hacía un tiempo lastimando mucho a Ruth, como una reacción frente a su malestar por las condiciones en las que viven desde que comenzaron las obras.

En cuanto a la muerte de la jirafa, Gazzo dijo haberse sorprendido porque la había visto en buenas condiciones de salud pero puso bajo sospecha el estado del alimento que recibía porque asegura que el pasto que se les estaba dando no estaba en buenas condiciones, de hecho el macho no lo comía hasta no estar “muerto de hambre” 

–¿Cómo fue su entrada al parque?

–Estaba cursando para recibirme de guardaparque en el Instituto Perito Moreno, siempre dediqué mi vida al estudio de la biología, le ecología y el medio ambiente, antes también estudiaba en otra universidad, en lo mismo pero después me cambié. En enero del año  pasado me llama Rosario Espina, directora de Bienestar Animal de Ecoparque, que estaba armando un equipo para entrar al parque con chicos que estuvieran estudiando cosas afines y quedé para trabajar como cuidador, desde enero del año pasado. Empecé a trabajar como cuidador en enero del 2017, primero estuve dentro del sector de aves, donde tenía un grupo de animales bastante variados, había aves, tapires, aves rapaces, felinos medianos, panteras. Cuatro meses después, me pasaron al sector de África, donde desde entonces me quedé cuidando todos los animales africanos. Eran los tres hipopótamos, dos machos y una hembra, la hipopótamo pigmea que estaba al lado, las tres jirafas, Buddy, Jackie y Ciro, las cinco avestruces, los rinocerontes Gaspar y Ruth, las ovejas de Somalía, los pandas rojos que son asiáticos, una corzuela parda que es de Argentina y varios antíes. Eso era más o menos lo que yo tenía al cuidado.

–¿Usted estaba al cuidado de Ruth, la rinoceronte que murió?

–Sí, exactamente. Estuvo acompañada durante 20 años por el macho, que se llama Gaspar.

–¿Y por qué lo despiden a usted?

–El sábado pasado, después de media jornada de trabajo, me llama el jefe de cuidadores, Martín Lebach, y un coordinador de cuidadores, porque hay dos personas ahí que están más o menos a la par, para decirme junto con otra persona de Recursos Humanos que el día anterior se había rescindido mi contrato. La verdad es que no me dieron ninguna explicación, yo no me puse a cuestionar demasiado porque con todo lo que ocurrió con Ruth y la polémica que se desató, asumí que necesitaban a alguien a quien echarle la culpa y como el contrato que tenía era efímero y volátil, no era nada con mucha base legal, mi contrato decía que no necesitaban ninguna justificación para echarme así que no me puse a discutir esa decisión. En su momento tuve que firmar eso para poder entrar ahí. El fin de semana anterior a que muriera la rinoceronte Ruth,  yo fui parte del equipo que estuvo cuando se empezó a descompensar, un jueves, dos semanas atrás. Quedó varada en un terreno pantanoso que tenía ahí en el recinto, que en verano lo usaba para refrescarse, y cayó ahí y no podía salir. Estuve toda la noche junto a un grupo de gente intentando sacarla y en un momento que me puse a descansar saqué una foto donde se veía el trabajo que estábamos haciendo, por nada en especial, para mandársela a mi  familia. Eso armó mucha polémica con los directivos, que me hicieron un escándalo porque no les gusta ser transparentes en cuanto a las cosas que pasan. Entonces asumí que  podría haber sido ese el motivo para echarme y que alguien tuviera para afuera la culpa de la muerte de la rinoceronte. Justamente yo era parte del equipo que la cuidaba, así que asumo que habrá sido por eso, porque otra cosa no se me ocurre. Nunca me negué a hacer mi trabajo. Si había cosas que hacían mis directivos y me parecían cuestionables, cosas que después de un año y pico de trabajar ahí como cuidador no entendía bien  por qué se tomaban ciertas decisiones, yo no las cuestionaba por un tema de jerarquía.

–¿Ellos qué dijeron sobre el motivo de la muerte de Ruth?

–En un principio dijeron que se había descompensado. Ruth venía ya hacía varias semanas con problemas, yo estuve todo el tiempo con ella durante el último período, junto a otros cuidadores del sector. Venía como hacía veinte días con una diarrea que nunca pudieron frenar a pesar de los medicamentos como carbono y otro astringentes. También se le había dado pasto más seco pero tampoco sirvió. Y también con las lastimaduras que le propinaba el macho, porque también estaba bastante estresado. En mi opinión, desde antes que empezara con la diarrea, ambos venían sufriendo el estrés por el tema de las construcciones que se estuvieron haciendo durante todo este tiempo con las maquinarias, la verdad es que yo estuve ahí y les afectaba bastante. Pero por un tema de presupuesto y de tiempo querían hacerlo todo bastante rápido.

–¿O sea que mientras se hacían las obras los animales estaban ahí?

–Estaban protegidos por las barandas, no tuvieron contacto directo con las maquinarias, pero no significa que estuvieran apartados del ruido y el movimiento de gente, porque para construir lo que construyeron tuvieron que romper con maquinarias, con palas mecánicas. Lo que más les afecta a los animales es el tema del ruido, son muy sensibles y a pesar de que no tienen ninguna visión, el ver un montón de gente moviéndose y maquinarias grandes que desconocen qué es, los estresa bastante. Esto la hembra Ruth lo manejaba bastante, dentro de todo, pero el macho no, siempre fue más asustadizo y con el estrés que fue acumulando eventualmente empezó a descargarlo también agrediéndola a la hembra. Entonces la diarrea empezó a avanzar, más las heridas que le propinaba el macho. Además, Ruth todos los inviernos padecía algún problema respiratorio, aunque generalmente no pasaba a mayores. Siempre lo tuvo, según me dijeron los otros cuidadores que tenían más años ahí. En general el efecto que le causaba era que se quedaba echada y no podía respirar bien pero se recomponía y seguía. Pero todo eso le hizo un combo tremendo que realmente también llegó a su descompensación, que se cayera dentro del lodazal y quedara muy débil, no podía levantarse. 

–¿Le sorprendió la muerte de la jirafa?

–La verdad que sí, porque el sábado pasado, cuando me dijeron que me rescindían el contrato estuve toda la mañana con las jirafas y los otros animales y los vi bien. Fuera del hecho que en este último tiempo empezó a hacer mucho más frío y el pasto de alimentación que le venía tendría que haber sido más verde. Le venía bastante seco, bastante amarillo y feo. Y encima que las jirafas con su forma de comer son bastante quisquillosas, no les agradaba para nada y me parece que no era bueno para ellas ese pasto. Pero a pesar de eso me sorprendió muchísimo la muerte de Jackie. 

–¿De dónde sale el pasto para alimentarla?

–Todo el fardo y el pasto que se les da de comer siempre es el pasto que se compra desde la parte de nutrición, los que se encargan de comprar la dieta de todos los animales. Solamente en el verano, cuando crecía un poquito de pasto verde natural del piso, algo podían llegar a comer, pero en invierno no crece nada en el recinto así que en invierno es el pasto que se le provee desde el departamento de nutrición.

–¿Ese pasto entonces podía no estar bueno y por eso no lo comían?

–La verdad que sí, los animales tienen sus gustos también. Los rinocerontes siempre prefirieron el pasto más seco y más amarillo. A veces venía pasto más verde, era seco también, como un fardo, pero era un fardo de mejor calidad, entonces ese generalmente intentaba dárselos a las jirafas, que eran las que más lo aprovechaban, a las que más les gustaba eso y a las que les hacía bien. Pero en el último tiempo venía un fardo bastante horrible, no sólo estaba seco sino que también estaba lleno de pajitas, de varillitas, no tenía casi hojas. Así que lo único raro que podía notar el sábado pasado cuando las vi era que de repente el macho se negaba a comer eso, no lo quería comer porque no le gustaba para nada. El macho de las jirafas es bastante quisquilloso y el pasto, que es muy feo directamente, hasta que no estuviera muerto de hambre no lo comía. Jackie era de comer más, era menos quisquillosa. Tal vez no le hizo asco a ese pasto feo que le venía y comió mucha cantidad y tal vez eso podría haber llegado a afectarle en la parte del estómago.

–¿Cree que los animales están en estado de abandono?

–Conozco mucho a los cuidadores que están ahí, sé que no los dejan estar, por más que haya cosas que faltan y por más que haya cosas que se tienen que mejorar, pero desde hace rato que tendrían que haber mejorado. Pasan un montón de cosas, desde la estructura que no está mantenida, desde los insumos o las herramientas que muchas veces faltan. Por parte de los cuidadores jamás se abandonó a los animales, pero por parte de los que dirigen el parque no toman en cuenta un montón de cosas para mejorar el bienestar animal, se hacen cosas que son lindas a la vista pero para adentro lo que podría mejorarse no se toma en cuenta porque simplemente no se ve.