Cinco días después de que la tarifa del subte aumentara 66 por ciento y pasara de 7,50 a 12,50 pesos, los usuarios de la línea B sufrieron durante toda la jornada una experiencia muy particular en la estación Uruguay. Allí, pese a que en la superficie no llovía, los pasajeros debieron esquivar la lluvia de agua que caía desde los artefactos de luz, con el riesgo de electrocución que ello conlleva. 

Se trata de un incidente más en una línea que acumula denuncias acerca de los vagones con asbesto comprados al metro de Madrid. En todas las líneas los usuarios conviven con tenes abarrotadas en horas pico y con una frecuencia irregular, pero en la B, a los problemas generales del servicio, deben agregar el riesgo de caídas en un andén anegado.