En nuestro sistema educativo el acceso al conocimiento se da por prácticas de lectura y escritura. Los estudiantes leen textos y luego, para dar cuenta de lo que aprendieron, los reformulan en distintos tipos de escritos como evaluaciones y respuestas a cuestionarios. Un equipo del Instituto de Investigaciones de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario estudia el acceso a nuevos discursos disciplinares por parte de alumnos de escuelas medias y de ingresantes a la Universidad.

La investigación se inscribe en el ámbito de la psicolingüística y asume la perspectiva del interaccionismo brasileño y sus desarrollos posteriores en Argentina. Según esta teoría, la adquisición de la lengua es entendida como un proceso de subjetivización que tiene lugar a partir de la relación entre el sujeto, la lengua y los enunciados de los otros hablantes, en continua tensión.

“Los sujetos aprendemos nuestra lengua en interacción con otros pero también con la lengua misma”, afirma la directora del proyecto, Marcia Arbusti y agrega: “Esto da la posibilidad de pensar que cuando se accede a un discurso nuevo, la vivencia se asemeja a la experimentada en el aprendizaje de la lengua materna.”

Para ejemplificar, explica que un niño primero copia lo que dice la mamá, después puede utilizar ese enunciado en otra situación, se equivoca  y el adulto de su entorno lo corrige pero el niño sigue incurriendo en la falla porque no logra percibir que está incumpliendo con las reglas del sistema. Por último, ya inmerso en su cultura, logra darse cuenta del error y autocorregirse.

Con el estudiante universitario pasa algo similar, según afirma la profesora de Letras, ya no en interacción con la lengua materna, sino con un discurso nuevo. Primero actúa copiando y pegando y ahí resultan escritos sumamente fragmentarios, sin cadenas anafóricas que lo conviertan en un texto global. Después, intenta hablar por sí, es decir integrar todas las voces en un texto propio pero comete errores, no los puede asimilar y tampoco corregirlos. Finalmente, genera su escrito y si incurre en alguna falla, puede solucionarla. “En ese punto es cuando el sujeto adquirió las competencias para apropiarse del nuevo discurso”, aclara Arbusti.

Se trata de un proceso recursivo, siempre dinámico, que hace que el sujeto copie, se equivoque y por último, logre corregirse. La noción de sujeto utilizada en esta investigación está más ligada al psicoanálisis, es la de alguien atravesado por múltiples variables,  que no domina todo el tiempo la lengua de forma estratégica, es decir que puede fallar aún en su lengua materna. En este sentido, los errores que pudiera cometer quedan más expuestos cuando se trata de un discurso nuevo.

 

De lo conocido a lo nuevo

El desarrollo de este trabajo se centró en el análisis de numerosos textos escritos por alumnos de cuarto y quinto año de escuelas medias oficiales de la Provincia de Santa Fe y de primer año de la carrera de Letras de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR.

En una primera instancia se seleccionaron un conjunto de temas que se desarrollan en el espacio curricular de Lengua y Literatura en la escuela secundaria y, a partir de ellos, una serie de textos disciplinares. De igual manera se procedió con los alumnos ingresantes a la Universidad. En este caso, se eligieron temas correspondientes a las asignaturas del primer año específicas de la carrera de Letras, como Lingüística, Sociolingüística,  Gramática Española y  Teoría Literaria. Cabe destacar que todos los textos seleccionados para esta investigación fueron  escritos por especialistas de la disciplina de referencia.

Con ese material, las docentes realizaron un trabajo de campo durante la clase. En primer lugar,  presentaron el texto a los alumnos y propusieron una lectura individual. Luego, realizaron un comentario oral sobre el análisis del mismo, sugirieron una nueva lectura individual y después aclararon las dudas de los estudiantes. Finalmente, solicitaron la escritura de un texto propio que  desarrolle los conceptos más significativos, a partir de consignas específicas.

Del análisis de esas producciones surgió que, si bien los alumnos acceden a una gran cantidad de material explicativo y argumentativo a lo largo de su escolaridad, en principio no logran identificar esas tramas y  en el proceso de reformulación, generan textos narrativos.

Entre las principales características de esos escritos, Arbusti destaca la temporalidad como eje estructurante de la textualización, la incorporación de anécdotas y las personalizaciones. Esos rasgos son parte de los conocimientos que poseen los alumnos, conforman sus repertorios discursivos y les sirven de herramientas para generar nuevos textos. “El discurso narrativo, con el que en general los jóvenes están muy familiarizados, se constituye de este modo en una forma de acercamiento al discurso disciplinar, que, por el contrario, les resulta ajeno”, afirma.

La hipótesis es que ante lo desconocido, el sujeto se sigue moviendo con la herramienta que tiene a mano que es el discurso narrativo que lo marcó culturalmente.

 

Manuales escolares

Otro eje del trabajo se basa en los libros empleados en la secundaria que constituyen adaptaciones de textos científicos. Entre las características  de los manuales escolares está la simplificación, lo que permite identificar una ruptura en el devenir textual.

De acuerdo al trabajo de investigación, la inclusión de elementos icónicos, la proliferación de términos en negritas y la introducción recurrente de subtítulos produce saltos e interrupciones en la lectura. Asimismo, existe una dependencia extrema del texto fuente que se manifiesta en la incompletud sintáctica y la aparición de incongruencias y contradicciones. También se observa una falta de explicitación de relaciones significativas por la ausencia de conectores textuales así como también la presencia de ejemplos sin desarrollo teórico.

“Los procedimientos de simplificación producen un quiebre respecto del discurso de referencia ya que lo distorsiona y a su vez borra los  argumentos”, afirma la docente. Esto fue observado en tres rasgos: el ocultamiento de la polémica, la uniformización de las categorías que dan cuenta de los objetos de conocimiento y la imprecisión léxica. Este análisis permitió visualizar un fenómeno general de homogeneización, lo que resulta en textos poco adecuados para las instancias de aprendizaje de los saberes disciplinares.

Por un afán de reducción debido a cuestiones de espacio y lógicas de mercado, se borran los nexos y quedan textos fragmentarios en los que es el lector el que debe reponer las relaciones que se dan. “Nuestra conclusión es que hay más pérdidas que ganancias porque hay cuestiones que se dan por sobreentendidas y el alumno debe presuponer”, sostiene Arbusti y agrega: “Si se pretende dar a conocer algo nuevo hay que facilitar las herramientas para anclarse y así poder establecer una relación entre lo que ya se sabe y lo que no.”

La investigación tiene un carácter cualitativo y pretende constituir un aporte respecto de la explicación del funcionamiento del sujeto en el lenguaje, en particular, en la modalidad escrita y en relación con discursos disciplinares. El proyecto, denominado “Las marcas de subjetivización en la escritura de textos científicos escolares”, estuvo dirigido por Norma Desinano y a partir de este año por Marcia Arbusti. Forman parte del equipo la Profesoras María Cecilia Milan, Ana Laura Prado y Lucía Romanini.